Domingo, 11 de noviembre de 2012 | Hoy
> UNA ENTREVISTA DEL CURADOR A LA ARTISTA
El título original de tu película Lo que se siente era Aborto: lo que se siente. Pero después eliminaste la palabra aborto. ¿Por qué?
–Porque Lo que se siente es más amplio: lo que se siente al ser una artista, lo que se siente al ser un fracaso, lo que se siente al mirarse a uno mismo en retrospectiva. La palabra aborto en el título habría hecho que la gente no viera la película.
¿Habría sonado demasiado ilustrativa, demasiado polémica?
–Sí. La hubiese transformado en una película sobre el aborto. Pero en definitiva mi película es sobre la creación artística.
Decís que después del aborto tuviste un suicidio emocional.
–Sí, me alejé por completo de todo el mundo.
Rompiste todas tus relaciones y te quedaste completamente sola por decisión propia. ¿Fue una forma de autocastigo por haber tenido un aborto?
–No. Creo que fue porque quería sentirme realmente conectada con algo que después perdí, y entonces ya nada más logró conmoverme o llegar a mí. Dejé de hacer arte por un par de años, destruí todas las obras. No los dibujos, pero sí todo lo demás. Y me sentía un fracaso tan grande, para la sociedad y para mí misma, que decidí que no era capaz de hacer arte, porque no creía en esa clase de arte.
Ese es uno de los momentos más contundentes del video: cuando decís que tomaste conciencia de que tu arte es diferente, que no podrías simplemente abrir un caballete y pintar una flor. Que tenía que ser algo que viniera de vos misma de forma muy directa.
–Sí. Tenía que entender la vida, y ver que una luz se aproximaba.
Puede ser que la experiencia del aborto haya tenido que ver con el fracaso, o al menos, que te haya hecho sentir fracasada como ser humano, pero ¿no te permitió transformarte en mejor artista?
–Sí, en una mucho mejor artista. Y en ese momento también hice un curso de filosofía que me ayudó mucho.
Me interesa lo que decís sobre el fracaso, porque todos los videos de la muestra tienen que ver con ese sentimiento. Es como si sentirte fracasada en la vida te permitiera seguir adelante y lograr más cosas.
–¿Decís como una experiencia catártica, o algo así?
Es casi como el movimiento de un sacacorchos, pero como si se hiciera más y más amplio.
–Bueno, desde el punto de vista astrológico, nací el 3 de julio de 1963, a las siete menos diez de la mañana. Tengo el sol en la casa doce, o algo así, y eso significa que cualquier cosa que haga en la vida, no importa cuán mala sea, siempre tiende a invertirse. Y que mientras más intensa sea la caída, más intenso será el ascenso.
Cada vez que sufrís un revés, volvés con más fuerzas, y de una forma mucho más grandiosa de lo que nadie hubiese imaginado.
–Totalmente.
Un aspecto de tu trabajo muy inspirador para mí es la conexión explícita entre sufrimiento y creatividad, algo que me parece fundamental en el arte. No digo que no haya alegría, felicidad u optimismo en tu obra, me refiero, más bien, a que el arte sólo puede surgir a través del sufrimiento. Un punto de vista trágico, el sentido trágico de la vida.
–Pero la vida es así, ¿no?
Fragmento de “Histoire de Tracey”, conversación entre Tracey Emin y Philip Larratt-Smith para el catálogo de la muestra Tracey Emin. How it Feels en el Malba.
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