A Dante Panzeri lo define una sola frase que le tributó al deporte: “Yo solo puedo darle protesta para defenderlo de quienes lo destruyen. Con lo que creo que construyo”. La escribió para el breve prólogo y fin de Burguesía y gangsterismo en el deporte, no su obra cumbre (es Fútbol, dinámica de lo impensado), pero sí la que más me formó.

Murió el 14 de abril de 1978 en vísperas del Mundial 78 que cuestionó con solitaria valentía. No lo conocí más que por sus textos, suficientes para dejar una huella indeleble en mi formación. Por eso me salió un “por ser guía sin saberlo” cuando le dediqué Fútbol limpio, negocios turbios, mi segundo libro, que mucho me estimuló a publicar con su agudeza crítica, rigor periodístico y sobre todo, coherencia.

Como si fuera poco, me enteré hace unos años de una carta que escribió en defensa de mi viejo – Bernardino, también periodista y relator de fútbol y boxeo– cuando el club Estudiantes de La Plata lo declaró persona no grata en los 70. La guardo como un tesoro entre todos esos tesoros que son sus artículos.