Dom 28.04.2013
radar

La ciudad no tiene fin

› Por Diego Fischerman

Si ves que se escapa la vida de tus manos/ si estás arrepentido de haber jugado mal/ escribe algún poema, cántale a un amigo/ pídele a este mundo que deje de jurar./ .../ Alza la voz que te van a escuchar/ aunque no escuchen, álzala igual/ porque tú quieres vivir, porque no quieres morir..., cantaba Pajarito Zaguri, con esa clase de desesperación que trascendía los acotados límites de su voz, el precario brass a lo Eddie Pequenino que el sello discográfico había impuesto a la grabación y que competía con el iracundo solo de guitarra eléctrica de Nacho Smilari. Era 1969. El año de Woodstock. También, el año en que, aquí en Buenos Aires, el llamado beat empezó a ser otra cosa. Y Pajarito estaba allí.

Se llamaba Alberto Ramón García y compartía su nombre artístico con Pajarito Gómez, el ídolo pop de la película que Rodolfo Kuhn había estrenado en 1965, y el apellido falso con el de Bob Zaguri, un novio brasileño con el que Brigitte Bardot había andado por Buzios en 1964. Decía que el Zaguri se lo había puesto Kuhn y es posible que el Pajarito también. Rebelde me llama la gente,/ rebelde es mi corazón./ Soy libre y quieren hacerme/ esclavo de una tradición..., había cantado, con Los Beatniks, en 1966. El tema se llamaba, claro, “Rebelde” y en el otro lado del single estaba “No finjas más”. Pero hubo una tercera canción, que no llegó a publicarse por miedo a la censura: “Soldado”. Allí, la voz de Zaguri demandaba: Soldado, ya regresa, ven y no luches más. Vietnam quedaba lejos pero de las guerras más cercanas no se hablaba. Al fin y al cabo, el año anterior Sandro había incluido en su disco El sorprendente mundo de Sandro un tema cuya autoría compartía con Félix Villa (en realidad Félix Lipesker) y cuyo título era “Johnny”. La historia era la misma que la de la novela Johnny fue a la guerra, de Dalton Trumbo, que aquí tradujo Rodolfo Walsh y más adelante cantaría Metallica en “One”. Ese texto era de 1939 y, su personaje, una víctima de la Guerra del ’14. Pero cuando Sandro canta Johnny por la causa fue a luchar, por un falso ideal de libertad, dejando sus tierras y su hogar, fue con ansias locas de matar, (donde estará) derramando sangre fraternal..., también sonaba Vietnam. Y, como un año después Zaguri, Sandro había implorado: Johnny, vuelve.

Espíritu (y temas) de época. Pero, entre 1969 y 1970, hubo, en Buenos Aires, tres festivales que, por primera vez, juntaron a esa discreta fauna que solía rondar lo que las revistas de la época llamaban “la manzana loca”. No eran muchos pero empezaban a hacerse notar. Zaguri, con su grupo La Barra de Chocolate, había sido la estrella indiscutida del primero de esos festivales, donde también habían estado Almendra y Manal, además de la Nueva Conexión No. 5, Trocha Angosta y otros grupos ya olvidados con cierta justicia. Lo habían presentado como Festival Pinap de la Música Beat y había sido patrocinado por la revista de ese nombre, la primera que, sin demasiado rigor en cuanto a la homogeneidad estética de lo que presentaba y obedeciendo más bien a los designios de las compañías de discos, se había dirigido explícitamente a un público juvenil y tomando a la música pop como su centro. Se llevó a cabo en un anfiteatro natural que estaba entre la Facultad de Derecho y el Italpark. Y había planteado una suerte de concurso. La canción ganadora fue “Alza la voz”, de La Barra de Chocolate. El single vendió 40.000 unidades en tres meses.

En ese año se separaron Los Gatos, que habían funcionado como compañeros de ruta de Zaguri. En septiembre llegó el festival Rexina de la Primavera, en plena obra de la continuación de la 9 de Julio, entre los escombros que ocupaban la esquina de la futura avenida con Santa Fe, y en noviembre el primer BaRock, en el Velódromo y fogoneado por Pelo, una revista que había logrado por primera vez una taxonomía de esas músicas juveniles, separándolas en progresivas y complacientes y asegurando que el nombre correcto para aquello que llamaban beat era ni más ni menos que rock. En ese lapso Los Gatos volvieron a juntarse pero ahora con el joven Pappo como guitarrista. Su último disco del ’69 había sido Sólo seremos amigos. El primero de 1970 era Beat No 1 (Litto Nebbia ya había estado en una fundación mítica de Buenos Aires y quería hacerlo de nuevo) y allí se cantaba: Yo era pequeño y en todo creía/ las flores de un prado me hicieron feliz./ Luego crecí, y comprendí/ que esas flores tenían que morir./ Fuera de la ley, fuera de la ley/ siempre hasta el final... El órgano electrónico ya no se limitaba a hacer los acordes, con un ritmito chingui-chingui, sino verdaderas imitaciones de solos de rhythm & blues.

El primer (y único) LP de La Barra de Chocolate salió con pocos meses de diferencia con los de Manal y Almendra. Zaguri aseguró haber sido el ideólogo de Los Beatniks, copiando un poco a los Beatles pero con sandalias en vez de botitas. En un reportaje de la vieja Pinap, había asegurado tener suficiente si le “alcanzaba para café y cigarrillos”. Había en los temas del grupo, como en los de Moris (otro de los integrantes de los Beatniks) una apuesta a la que el futuro rock argentino no siempre honró: dar cuenta de la ciudad. En uno de los temas, llamado explícitamente “Buenos Aires Beat”, describía: Buenos Aires se adormece/ Corrientes es un billar/ Los bares así desnudos/ Duermen su soledad... Y, en “Si supiera esta niña”: En la fiesta de ayer/ yo conocí/ a una mujer/ que no hizo más que hablar/ de la ropa que hay que usar,/ de la forma de bailar./ Me preguntó/ de dónde soy/ y si papá/ tiene casa en Pinamar,/ si tiene mucho que ver,/ si es doctor o militar./ Si supiera esta niña/ cuántas veces me escondí/ con mi amigo Tango en la plaza/ por no tener dónde dormir... Beatles con sandalias, bohemia de Buenos Aires (y de Villa Gesell) y una vida que se mantuvo fiel a esos dictados. Era de la generación de los Beatles. Nació en 1941, un año después que Lennon y uno antes que McCartney. Si tú fueras un gigante/ amarías de verdad/ no estarías adelante/ estarías siempre atrás..., cantaba. Y eso hizo. Murió el lunes 22 de abril. Y estuvo allí el año en que nació el rock nacional.

1. Los Beatniks anunciando la salida de su primer simple, sobre un camión por Avenida Santa Fe (1966).
2. Rodeado por la banda con la que grabó el disco El rey criollo del rock’n’roll (1984).
3. Tapa del único disco de La Barra de Chocolate (1969).

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