Lunes, 17 de noviembre de 2008 | Hoy
SANTA FE › LA DELEGACIóN LOCAL DE ARGATEA PIDE REFORMAR LA CONSTITUCIóN
Un grupo de ateos que se reúne todos los lunes propone que se elimine el artículo 3 de la carga magna provincial, que privilegia a la religión católica. Quieren que se siga la línea de otros estados laicos, como Neuquén, Río Negro o Santa Cruz.
Por Sonia Tessa
Los ateos se están organizando en el mundo, y también en Rosario. La delegación local de Argatea (Asociación Civil de Ateos en Argentina) comenzó a juntar firmas para reclamar que se modifique el artículo 3 de la Constitución Provincial. "La religión de la Provincia es la Católica, Apostólica y Romana, a la que le prestará su protección más decidida, sin perjuicio de la libertad religiosa que gozan sus habitantes", dice la carta magna provincial, en un texto que va mucho más allá de la Constitución Nacional. El grupo, que se reúne desde principios de año todos los lunes, a las 18, en una confitería de la calle Pellegrini, propone que Santa Fe pase a integrar el grupo de estados laicos que incluye a Neuquén, Río Negro y Santa Cruz.
"No queremos sostener un culto religioso que no profesamos. Lo consideramos una violación a los derechos humanos y la libertad", indicó la abogada Ana María de Benito, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La profesional sostuvo que "la identificación de un Estado con una Iglesia es una rémora que no sólo contradice la evolución cultural de una sociedad sino también el programa constitucional puesto en vigencia con la Reforma de la Constitución de 1994".
Benito considera que esta identificación "impone una visión, un relato determinado, una interpretación de la historia y de la realidad, con la cual no acuerdan todos los miembros de la sociedad". Benito tiene 63 años, y desde los 12 descreyó del relato religioso. "Consideraba que era siniestro, y también pueril. La historia de la Iglesia Católica está plagada de matanzas y torturas que nunca fueron sometidas a revisión crítica", indicó la activista. Como los otros integrantes de la delegación local de Argatea, se enteró de la existencia de este grupo por una entrevista que le realizó Página 12 a una de sus referentes nacionales, Cristina Ferreyra. Desde entonces, se comunicaron por mail con la organización y comenzaron a reunirse en la ciudad.
Del grupo participa Eduardo Juárez, de 45 años, quien -al enterarse de que los ateos se estaban organizando sintió "una necesidad imperiosa" de reunirse con gente que piense como él. En muchos ámbitos, quienes se definen ateos se encuentran muy solos. "Sentí un gran alivio cuando me integré al grupo", relató.
A Emiliano Casal (34 años) y Belén Grassini (30) los une un pasado efímero pero determinante: formaron parte de la Acción Católica Argentina. "Hice muchas preguntas", afirma Emiliano sobre su alejamiento. El camino de Belén hacia el grupo comenzó al leer -también en Página 12 una nota sobre la apostasía (renuncia a la fe cristiana recibida por medio del bautismo). "Uno se puede borrar de un club que te usa como número a su favor. Lo mismo quiero hacer con la Iglesia, porque no la avalo", indicó la más joven del grupo.
Así, además de juntar firmas en la página www.argatea.org.ar/petitorio por la reforma de la Constitución provincial, la organización se propone salir a la calle con una mesa en el espacio público, para difundir sus objetivos.
Para Benito, lo más indignante es que la Iglesia convierta sus obligaciones religiosas en sanciones jurídicas. "Como la mayoría de sus fieles no cumple con las convicciones de fondo, la Iglesia trata de ampliar a toda la sociedad sus preceptos religiosos", puntualizó la abogada, quien puso como ejemplo al obispo de la ciudad de Santa Fe, José María Arancedo. "Primero defendió a los médicos que violaron la ley, y dejaron morir a la joven Ana María Acevedo por no cumplir con el artículo 86 del Código Penal; y luego cuestionó al ministro de Salud Miguel Angel Cappiello, por cumplir con su obligación, que es proteger la salud de todos los santafesinos", agregó la abogada. Incluso, manifestó su rechazo personal a una situación que calificó como un "gaje del oficio": "Me siento oprimida y violentada cuando entro a los juzgados y veo las cruces".
Ana María Acevedo es, para Benito y Casal, una buena muestra de que el catolicismo no tiene nada que envidiarle a otras religiones fundamentalistas. "Nos espantamos por las mujeres lapidadas en Afganistán, pero en Argentina falleció una joven porque los médicos antepusieron sus convicciones religiosas a su deber profesional", dijo Casal.
Los activistas aclararon que no se oponen a las convicciones religiosas de cada persona, sino que repudian la imposición sobre quienes no las profesan. "Para imponerlas, usan el Estado y sus herramientas legales, que deben tender al bien común", afirmó Benito. Para comunicarse, se puede escribir a [email protected].
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