Miércoles, 3 de junio de 2009 | Hoy
SANTA FE › ESCRACHE FRENTE A LA CASA DEL REPRESOR SANTAFESINO
"Rolón fue el mayor genocida de Santa Fe, fue el dueño de la vida y de la muerte", recuerda el documento elaborado por Hijos, en repudio a la decisión judicial de excarcelarlo y lo dejarlo afuera del juicio oral y público que comenzará el 1º de setiembre.
Por Juan Carlos Tizziani
Un centenar de personas convocadas por Hijos escrachó ayer al ex jefe del Area 212, coronel Juan Orlando Rolón, en repudio a los decretos de la Cámara Nacional de Casación Penal y el Tribunal Oral de Santa Fe que primero lo beneficiaron con la excarcelación y luego lo dejaron afuera del juicio oral y público que comenzará el 1º de setiembre a siete represores, entre ellos uno de sus segundos: el ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, coronel Domingo Manuel Marcellini y el ex juez Víctor Brusa. Y en ambos casos, con el mismo argumento: el deterioro de la salud del máximo responsable de la represión en Santa Fe durante el período más sangriento de la dictadura. "¡Si no hay justicia, hay escrache popular!", corearon los manifestantes frente a la casa de Rolón, en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad. El chalet fue protegido por más de cincuenta policías y una valla metálica, donde dejaron colgadas cuarenta cruces de madera con los nombres de asesinados y desaparecidos cuando Rolón "era dueño de la vida y de la muerte", denunció un documento leído en la calle. El acto cerró con una promesa si Rolón no es juzgado por su pasado: "Volveremos a escracharte".
La columna se concentró después del mediodía frente al Puente Colgante y desde allí marchó cinco cuadras por la costanera santafesina hasta la casa de Rolón. "¡Cárcel común, perpetua y efectiva. Ni un solo genocida por las calles argentinas!", fue uno de las consignas más cantadas. Los carteles denunciaron la impunidad. "Cámara de Casación cómplice del genocidio. Juicio político a jueces de la dictadura", se podía leer en uno de ellos. "Rolón, enfermo de impunidad y cobardía. No nos contagiemos", decía otro. Una bandera de Hijos de Santa Fe y otra de Paraná encabezaron la marcha, acompañada por Madres de Plaza de Mayo y expresiones políticas como el Partido Obrero y el Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS).
En la esquina de Gran Bourg y Juan del Campillo esperaba un operativo impresionte: más de cincuenta policías entre ellos efectivos de la Guardia de Infantería Reforzada y una valla metálica rodeaban la casa de Rolón. En el primer escrache hace casi ocho años, en octubre de 2001, la valla llegaba hasta el borde de la vereda, así que dejaba libre un espacio verde hasta la calzada, donde los manifestantes clavaron cuarenta cruces por los asesinados y desaparecidos en la dictadura cuando Rolón era el jefe del Area 212. Ayer, la valla había avanzado tres metros más, hasta la calle y no dejaba ningún espacio. Pero las cruces quedaron igual, colgadas en el muro de hierro, con los mismos nombres y la misma denuncia: "Rolón fue el mayor genocida de Santa Fe: dirigió el aparato represivo. Fue el dueño de la vida y de la muerte. El ejecutor del terrorismo de estado", sintezó el documento de Hijos.
"Venimos a decir quién es Rolón", dijo el encargado de leer el testimonio. Y repasó la segunda etapa del represor durante la dictadura, entre noviembre de 1976 y los primeros meses de 1979, cuando estaba al mando del Area 212 y de las "fuerzas conjuntas" de la represión. Pero hay una primera etapa que no es tan conocida: antes de asumir en Santa Fe, Rolón era el jefe de Inteligencia (G 2) del II Cuerpo de Ejército en Rosario, al mando del general Ramón Díaz Bessone y desde ese cargo, comandó todos los Destacamentos de Inteligencia del Litoral.
"Durante la comandancia de Rolón en el Area 212 se cometieron los crímenes más aberrantes: secuestros, torturas, violaciones, desaparición forzada, apropiación de niños, asesinatos y ocultamiento de cadáveres recordó el documento . Fueron asesinados y desaparecidos más de 41 compañeros y compañeras militanes que tuvieron la osadía de creer en un país para todos. Y por todo esto, Rolón todavía no fue sometido a juicio y parece que nunca lo será", agregó.
"Rolón cumplía prisión domiciliaria acusado por 25 víctimas sobrevivientes de secuestros, privación ilegal de la libertad, amenazas, vejaciones, torturas y apremios ilegales". Pero "la Cámara Nacional de Casación Penal, como lo viene haciendo en los últimos años y en todo el país, resolvió beneficiarlo (...) con la libertad por estar anciano y enfermo".
"¿Por qué la Cámara entiende que el detenido tiene que ser liberado?", se preguntó Hijos. Y se contestó: "Creemos que el coronel Rolón, como muchos de sus amigos, está enfermo de impunidad y cobardía". "Desde el comienzo de estos juicios, los testigos, querellantes, abogados, familiares, jueces, fiscales y militantes de derechos humanos han sido sistemáticamente amenazados e intimidados por métodos que evidencian un apoyo logístico propio de organismos de inteligencia sospechosamente similares a los que operaron bajo el mando del coronel Rolón . Y esta característica de los crimenes que se enjuician no tuvo ninguna ponderación en la resolución de la Cámara".
"La justicia argentina que durante muchos años no apresó ni enjuició al genocida Rolón por complicidad o miedo, hoy tiene la oportunidad de resarcirse, fallando a favor de la democracia, la igualdad, la libertad y la vida. Si no hay justicia, transformaremos la provincia, la ciudad y el barrio donde habita en su cárcel. Si no hay justicia, no hay democracia, no hay futuro para nosotros ni nuestros hijos, no hay Nación y no hay pueblo en libertad ¡Juicio y castigo ya! ¡Cárcel común y cadena perpetua a Rolón y todos los genocidas! íSi no hay justicia, hay escrache popular!", concluyó.
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