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Sábado, 20 de junio de 2009

SANTA FE › POSTERGAN POR SEGUNDA VEZ EL JUICIO A UN REPRESOR DE LA DICTADURA

Barcos no tiene quien lo juzgue

El abogado del represor presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de la Nación por "considerar comprometidos" los derechos de su defendido y solicitó que se suspenda la audiencia del 30 de junio. El Tribunal aceptó el pedido.

El Tribunal Oral Federal de Santa Fe postergó por segunda vez el juicio a un represor de la dictadura y ex gremialista de la UOCRA, Horacio Américo Barcos, que operó como PCI (Personal Civil del Ejército) en el Destacamento de Inteligencia Militar 122 y está acusado por el secuestro y torturas del ex dirigente de la CTERA ya fallecido, José Alberto Tur y de su esposa, Amalia Ricotti, en un centro clandestino de detención en las afueras de al ciudad, conocido como "La Casita". El proceso debía comenzar el 7 de mayo, pero después el Tribunal lo pospuso para el 30 de junio, y ahora, lo volvió a postergar, pero sin fecha cierta, y en medio de versiones sobre el futuro de un juicio que tambalea.

La defensa de Barcos, a cargo el penalista santafesino Néstor Oroño, cuestiona la integración del Tribunal Oral con dos jueces titulares: María Ivón Vella y José María Escobar Cello y un subrogante: Daniel Edgardo Laborde, quien reemplazó al doctor Ramiro Puyol, que se excusó de intervenir en el proceso porque tiene un hermano desaparecido durante la dictadura. Pero el planteo de la defensa ya fue rechazado en dos instancias: primero, por el propio Tribunal, el 23 de marzo último y luego, por la Cámara Nacional de Casación Penal (Sala II), el 3 de junio pasado, que confirmó en el cargo a Laborde.

Sin embargo, el doctor Oroño presentó otro escrito en el que anunció que articulará en el plazo de ley un "recurso extraordinario" ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por "considerar comprometidos" los derechos y garantías constitucionales de su defendido y solicitó que se suspenda la audiencia del 30 de junio. El Tribunal aceptó el pedido.

En el juicio estaban citados a declarar unos quince testigos, entre ellos la maestra rosarina Adriana Arce, secuestrada en la misma fecha que los esposos Tur y Ricotti, en mayo de 1978, cuando regresaba a Rosario después de un viaje a Santa Fe, donde se reunió con Tur, quien era su compañero de militancia gremial. Arce es querellante en la causa de la Fábrica Militar de Armas y fue testigo en el juicio a las Juntas Militares, en 1985.

Barcos está preso en la cárcel de Las Flores y acusado de integrar un grupo de tareas que el 16 de mayo de 1978 dos semanas antes del campeonato mundial de fútbol secuestró a Tur y Ricotti, que estuvieron dos semanas en un centro clandestino de detención en las afueras de Santa Fe, conocido como "La Casita". Los cargos que se le reprochan al imputado son "privación ilegítima de la libertad y tormentos".

La investigación judicial reveló que Barcos operó como "personal civil de inteligencia (PCI) del Ejército" durante toda la dictadura y hasta fines de los '90. Un informe de la Jefatura II (Inteligencia) del Ejército ratificó que estuvo al servicio del Destacamento de Inteligencia Militar 122 de Santa Fe desde el 1º de enero de 1976 hasta el 1º de mayo de 1997, hasta que cesó en el cargo por jubilación". En realidad, el Ejército proporcionó a la causa dos pruebas claves: el legajo personal de Barcos que es secreto y una lista de unos cincuenta PCI en la que figura el imputado y aparecen algunos nombres conocidos.

En su denuncia ante la justicia, Ricotti relató que una noche durante su secuestro en el centro clandestino, dos represores que custodiaban a ella y a Tur se pusieron a jugar con las armas. Enfundaban y desenfundaban sus pistolas. "De pronto, se escuchó un disparo y sobrevino un profundo silencio", explicó. "Uno de ellos, al que llamaban 'Oca', le dijo a otro que identificaban como 'Quique' qué había hecho. Tras el episodio se acercaron a una radio y se escuchó decir 'Fábrica llama' y después vino 'Quique' y me dijo: 'esto se va a llenar de gente y si vos contás algo, sos boleta'".

Ricotti guardó en su memoria esa imagen de "Quique", a quien años después, volvió a cruzar en la cola de un banco. "Lo vi en el momento del secuestro. Esa fue mi primera visión. Vi su cara perfectamente en el momento del secuestro. Y luego, pude verlo en el centro clandestino, aunque que se manejaban con mucha soberbia, con mucha omnipotencia. En ese momento se creían dioses, que estaban más allá del bien y el mal, y actuaban con mucho ensañamiento", recordó.

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Barcos está preso en la cárcel de Las Flores y acusado de integrar un grupo de tareas.
 
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