Domingo, 16 de mayo de 2010 | Hoy
SANTA FE › JUAN LUCERO, SOBRE LA SEGURIDAD A TESTIGOS DE LOS JUICIOS.
Es lo que propone este ex preso político y ex diputado provincial del '73 al '76. Lucero vino a Rosario a testimoniar en una causa por terrorismo de Estado. Asegura que lo preocupa que sean policías los que le dan la seguridad a los testigos.
Por José Maggi
"Me preocupa la falta de seguridad brindada a quienes estamos decididos a que el país cambie en serio. No podemos tener una seguridad policial bajo ningún punto de vista, la policía no nos da ninguna garantía. En el tiempo de Brandazza la seguridad la dábamos nosotros, y no aceptábamos seguridad policial porque la policía está ligada a los que han producido estos hechos de terrorismo de Estado, fueron gente de las diferentes fuerzas armadas y la policía". El que habla es Juan Lucero, más conocido por su apodo "Chancho" ex diputado provincial entre 1973 y 1976, quien declaró esta semana ante el juez federal Marcelo Martín Bailaque en la causa que investiga el secuestro y desaparición de Daniel Gorosito en 1976. En diálogo con Rosario/12, Lucero -radicado en Dinamarca reivindicó la investigación de todos los delitos cometidos por el terrorismo de Estado, pero no a través de las mismas fuerzas armadas o policiales que los cometieron. Por eso pidió la creación de un cuerpo propio de civiles que custodien a los testigos de las diferentes causas por delitos de lesa humanidad. La idea suena creíble en boca de quien encabezara la Comisión legislativa que investigara el Caso Brandazza, y que saliera vivo de siete atentados contra su vida.
¿Qué lo preocupa?
Hoy lo más preocupante es la falta de una organización del Estado ya sea provincial o nacional que investigue los hechos como corresponda, porque las cosas ocurrieron hace años, pero la investigación debería hacerse como corresponde. Por ejemplo el caso de Brandazza, en el que logramos probar que ahí se lo había tenido secuestrado y lo habían asesinado (la dependencia policial de Dorrego al 900). Hay elementos para hacer una investigación, porque de lo contrario van a seguir ocurriendo hechos como este de Silvia Suppo, o Julio Lopez y otro más, y quizás puedan ocurrir más. Y me preocupa la falta de seguridad brindada a quienes estamos decididos a que el país cambie en serio. Nosotros no podemos tener una seguridad policial bajo ninguna punto de vista porque la policía no nos da ninguna garantía. En el tiempo de Brandazza la seguridad la dábamos nosotros, y no aceptábamos seguridad policial.
¿Por qué?
Porque la policía está ligada a los que han producido estos hechos de terrorismo de estado, fueron gente de las diferentes fuerzas armadas del país, como pasó en el caso Brandazza en la subárea Rosario, o después con la Triple A. Entonces esta gente no está para brindarnos servicios de inteligencia, sino que pretenden producir un hecho a favor de quienes los utilizan como herramientas, y que siguen existiendo, como los Martínez de Hoz, Cavallo, López Murphy o Macri. Y son muy peligrosos, porque están sirviendo a alguien que existe, enormes corporaciones dirigidas desde Nueva York a través de mafias, de las que Cavallo es uno de los representantes más grandes. Por eso digo que si no existen organizaciones del propio estado que investiguen estos hechos van a ocurrir cosas como las que pasan en Rosario: donde desde los clubes privados y los barrios privados en los que está esta camarilla, siguen organizando cosas contra el Pueblo. Por eso repito lo de Daniel Gorosito, tiene que investigarse y no lo pueden parar cosas como las de Julio López o Suppo, y menos aún compensar a las familias con una indemnización. Con esto no se hace nada, esta no es una respuesta a lo que ha ocurrido. El hecho de sangre no se puede pagar con ningún dinero del mundo por más que la gente lo acepte por necesidad.
¿Qué pudo aportar sobre Gorosito?
A Daniel lo conocí en la cárcel de Coronda donde hablé a través de una ventana. En ese momento me confió que tenía temor porque Feced lo había amenazado. Yo le conté que a mí también me habían intentado sacar y no lo había logrado porque había ordenes de no hacerlo. Al poco tiempo lo vinieron a buscar a la cárcel y los carceleros lo sacan fuera de su celda, pero empezamos a golpear jarros, a gritar, hicimos todos ruido para que no se lo llevaran. Así que lo dejaron y lo pusieron en otro calabozo con un sindicalista que después contó que antes de sacarlos les habían hecho firmar su libertad, para después hacerlos aparecer muertos en combate. Esta mecánica la usaron también en Rosario con un chico de apellido Galeano, que se les estaba muriendo en la tortura, y le hicieron firmar la libertad para después asesinarlo afuera. Esto lo hicieron Cirone (Octavio) y Kushidonchi (Adolfo, ambos gendarmes y directores de la carcel Coronda el primer en 1977 y el segundo en el 78). Los dos estuvieron primero en la cárcel de Encausados de Rosario y después fueron para allá. Como muestra de lo que hacían me castigaron durante tres años en una celda todo tapiado, taparon al ventana, 24 horas encerrado. A veces me sacaban una hora, cuando todos estaban encerrados, a dar una vuelta. Creí que me moría, y terminé hablando con los bichitos".
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