María Carolina Guallane celebró ayer la detención del ex jefe del Area 212, coronel Juan Orlando Rolón, para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. "Es una noticia que yo esperaba desde hace mucho tiempo", dijo la joven que recuperó su nombre después de veinte años: Paula Cortassa y ahora lucha por llevar a la cárcel a los represores que masacraron a su familia: su padre biológico, Enrique Cortassa, desaparecido desde el 11 de febrero de 1977 y su madre, Blanca Zapata, asesinada con un tiro en la cabeza cuando estaba embarazada a término. Su hermano nació muerto. Carolina ya había pedido la detención de Rolón en julio del año pasado como querellante en la causa. "Rolón era el responsable de la represión ilegal en Santa Fe, y más allá de que no tenga la voluntad de hacerlo, él nos podría ayudar a conocer el destino final de nuestros desaparecidos", afirmó.

"Los pasos de la justicia son por demás de lentos. Si bien la detención de Rolón es una buena noticia y me llena de expectativa, la causa estuvo estancada. Si ahora hay un impulso de la investigación, eso no quiere decir que se haga lo que corresponda. El defensor de Rolón (el abogado penalista Néstor Oroño) rechazó que se lo llame a declarar porque estaba amparado por las leyes de obediencia debida y punto final. Pero hay que entender que los delitos que se le imputan son lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles", explicó.

Ante una consulta de LT10, Carolina opinó que "ahora se puede empezar a escribir la historia de los desaparecidos nuestros, que no conocemos. Rolón era el responsable de lo que ocurrió en Santa Fe y más allá de que no tenga la voluntad para hacerlo, él nos podría ayudar a saber muchas cosas. Todos queremos saber el destino final de nuestros desaparecidos".

"Daba la sensación que a partir de la gestión del presidente (Néstor) Kirchner había un buen aire para respirar en materia de derechos humanos. Pero no se qué pasa en Santa Fe que por las calles caminan decenas de tipos que estuvieron involucrados en los casos de represión ilegal mas horrorosos de nuestra historia. Me parece que algo está fallando en el Juzgado Federal o no se hizo la limpieza que habría que hacer realmente, hay mucha gente vinculada a Brusa", remarcó.

Carolina fue una de las firmantes de la nota que 32 víctimas del terrorismo de estado le entregaron hace dos semanas al ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti, para pedirle una mayor agilidad de las investigaciones en Santa Fe y también se juzgue a los represores por el delito de "homicidio".

El documento planteaba su preocupación por las demoras del juez Rodríguez en llamar a indagatoria no sólo a Rolón, sino también al antecesor de éste en la jefatura del Area 212, coronel José María González. Rolón ocupaba ese cargo cuando se produjo la masacre de la familia Cortassa: la desaparición del padre de Carolina, Enrique Cortassa y el asesinato de su madre, Blanca Zapata y de su hermano.

El 25 de julio del año pasado, y como querellante en la causa, Carolina ya le había pedido al juez Rodríguez la "inmediata detención" de Rolón y una ampliación de la "indagatoria y el procesamiento" del ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, coronel Domingo Manuel Marcellini. El escrito solicitaba al magistrado que acuse a Rolón y Marcellini como "autores ideológicos, mediatos o intelectuales de la privación ilegítima de la libertad, torturas y asesinato" del matrimonio Cortassa, entre otros cargos.

Enrique Cortassa desapareció cuando un grupo de tareas atacó su casa, en calle Castelli al 4500, en el norte de la ciudad, el 11 de febrero de 1977 y su esposa, Blanca Zapata, murió ocho días después de una terrible agonía en el hospital José María Cullen, donde perdió a su bebé.

"Los testigos dicen que los dos fueron capturaron vivos", relató Carolina en su escrito. Y mencionó los testimonios de Luis y Susana Villalba, los dos vecinos del barrio que vieron el secuestro de un hombre que se supone era su padre.