La Fiscalía de San Lorenzo investiga un hecho de amenazas que denunció ayer Alberto Perassi, tras el procesamiento de cinco policías y tres civiles por la desaparición y muerte de su hija, Paula. El hombre denunció que le rompieron ventanas del taller mecánico y dejaron una cruz blanca -hecha con cablecanal- en la puerta de su vivienda; y lo relacionó directamente con la resolución judicial contra los acusados por la desaparición de la joven. Más tarde, una versión comenzó a circular en San Lorenzo, acerca de que el propio juez que dictó la resolución, Juan José Tutau, recibió una advertencia de parte de uno de los policías imputados, cuando éste fue al juzgado a notificarse del fallo; sin embargo, el dato no fue confirmado por la fiscalía a este diario, ayer por la tarde. El Ministerio de Seguridad ordenó custodia policial para los Perassi.

Según relató Alberto ante el fiscal Leandro Lucente, desconocidos rompieron a piedrazos los vidrios del taller mecánico ubicado sobre calle Dorrego, casi Silverio Córdoba, de San Lorenzo. "Estas cosas no me detuvieron antes, ni lo van a hacer ahora. Voy a seguir con la búsqueda de los huesos de mi hija", dijo el hombre que no bajó los brazos en tres años y ocho meses, y está esperanzado en que el Equipo de Antropología Forense encuentre los restos de su hija, en una cava ubicada en Timbúes.

La acusación para que los ocho implicados en la causa Perassi vayan a juicio, ya tuvo repercusión en la vida de la familia de la mujer de 34 años, que estaba embarazada cuando desapareció y, aparentemente, fue obligada a realizarse un aborto, seguido de muerte. Alberto no dudó en vincular el suceso a la novedad judicial, en el marco de la causa.

Sin embargo, no se amedrentó: "Voy a seguir en la lucha y con más fuerza. Cuando me hacen este tipo de cosas, me dan más coraje. No voy a parar hasta hallar a mi hija, que es lo que me corresponde. Es lo que haría cualquier padre. Si me tienen que matar porque están presos, que me maten. Ya estoy jugado. Y no vamos a parar porque con mi familia queremos decirles a nuestros nietos qué fue lo que pasó con su madre", sentenció.

"Los muchachos han llegado a visitarme para amedrentarme nuevamente. No fueron pibes jugando o haciendo un chiste. Son tres vidrios importantes, grandes y están rotos con hierro o un martillo", graficó.

"Esto ss lo mismo que me hicieron en su momento cuando me robaron tres veces, me rompieron un auto del patio, destruyeron el coche de un cliente. Es más de lo mismo y justamente ahora en estas instancias, es peor todavía", dijo; pero no pudo individualizar a una persona como autor.

El fallo por la desaparición de Paula recayó sobre el empresario Gabriel Strumia (que era amante de Paula); su esposa, Roxana Michl y Mirta Rusñisky, la mujer que habría realizado el aborto. También llegarán a juicio los policías Aldo Gómez, María José Galtelli, Adolfo Puyol, Jorge Enrique Krenz y Ramón Godoy, implicados como encubridores.

"Yo me comí tres años en los que nadie me escuchó, ni me dieron bolilla a través de la justicia. El juez Eduardo Filocco no hizo nada y yo estuve, aguanté, aunque apostaron a que me canse, que me muera en esto, que abandone. Y aquí estoy, no voy abandonar", señaló.

Las detenciones de los acusados se realizaron a fines de abril, cuando los fiscales Donato Trotta y Román Moscetta las pidieron ante la hipótesis de que la mujer fue secuestrada y obligada a interrumpir su embarazo, lo que finalmente la llevó a la muerte.

Los abogados de la familia, Adrián Ruiz y José Ferrara, recordaron que el juez Tutau aún no resolvió un pedido de cinco detenciones más: la de Darío Díaz, quien era chofer de uno de los camiones de Strumia, y cuatro personas que -aseguran- dieron falsos testimonios para favorecer a los imputados.