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No es posible creer en el escenario que plantea el gobernador Miguel Lifschitz para el segundo semestre. Es imposible que a Santa Fe le vaya "muy bien" a pesar de que a la Nación "le vaya mal", como ensayó el mandatario socialista. Quizás el entusiasmo por los 500 millones de dólares para emitir bonos de deuda de la provincia que le acababa de aprobar el Senado santafesino le obnubiló el pensamiento. Pero para aclarar los términos, ahí está desde el viernes en circulación el informe de la Federación de Industria y Comercio de Santa Fe (Fisfe). "La industria manufacturera en la provincia presentó en la primera parte de 2016 menores niveles de producción en importantes y numerosos sectores", empieza el trabajo y detalla: "Claros retrocesos interanuales en la producción láctea (-17,5%), en el complejo siderúrgico (-19,1%), faena bovina y aviar (-6,2% y -11,2%) y en diversas ramas del complejo metalmecánico y de bienes de capital (-3,8%). También retrocede la industria autopartista-automotriz, la fabricación de calzado, muebles y textil e indumentaria". Esto es miles de puestos de trabajo en riesgo. ¿Cómo puede irle bien a una provincia netamente productiva en el marco de políticas públicas nacionales que atentan contra la producción y el empleo?

Los senadores peronistas de Santa Fe le pusieron un claro límite a la "fiesta del endeudamiento" que pasó rápido por Diputados cuando votaron los mil millones de dólares de endeudamiento para esta provincia. La Cámara alta dijo hasta 500 millones, y de esos 250 serán establecidos por necesidad de obras a determinar por cada uno de los departamentos. Claro, es imposible saber si éste fue un paso ensayado entre Lifschitz y la Legislatura para que vea la opinión pública, o si realmente las cosas sucedieron como cuentan. Como sea, el endeudamiento es la mitad de lo solicitado pero también es exactamente el que había pedido el gobernador en su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias, allá por el 1 de Mayo.

Los senadores no dejaron de advertir que le daban esa posibilidad a una administración que había "subejecutado partidas de Obras Públicas durante sus dos gestiones anteriores". Y de eso quiere diferenciarse Lifschitz de Binner y de Bonfatti, que hicieron muy poca obra pública durante sus mandatos.

Es quizás el peor momento internacional para endeudar a Santa Fe en dólares y con sede arbitral otra vez en Nueva York. Cuando se vendan los bonos, cada santafesino -desde los recién nacidos hasta los ancianos- deberá entre 270 y 300 dólares a partir de este trámite que comprometerá a las futuras generaciones en la provincia. Con estos 7.500 millones de pesos, más otros 11.500 millones que tiene presupuestados, Lifschitz será el gobernador que más partidas tenga para concretar obra pública. En algún punto, esto tendrá que notarse en el territorio.

Lilita lo hizo de nuevo

La diputada nacional Elisa Carrió estuvo en la ciudad de Santa Fe y descargó munición gruesa contra el socialismo al vaticinar que el próximo gobierno provincial "será de Cambiemos". En el recinto de la Cámara nacional ya lo había atendido a Hermes Binner cuando se refirió en duros términos al diputado Julio De Vido. Pero ahora la emprendió también contra Antonio Bonfatti y el diputado provincial Rubén Galassi, de quien dijo: "Es un personaje oscuro, lo conocí y no me gustó". Tampoco se salvó su ex compañero de la Coalición Cívica Pablo Javkin que "consiguió un cargo con ellos", dijo en referencia al actual secretario general de la Municipalidad de Rosario. Carrió no se privó de criticar a Mario Barletta -su primo, según explicó-: "Vos callate que no quisiste ser candidato a gobernador de Cambiemos", le dijo al ex intendente de Santa Fe que estaba en la primera fila de la presentación de Carrió. Tampoco se salvaron Agustín Rossi, que "tiene miles de hectáreas de campo en el norte provincial" y su hermano Alejandro, de quien dijo: "¿De dónde sacó tantas empresas de colectivos que tiene por todo el país? Lo estamos investigando", afirmó. Para las próximas horas se esperan las respuestas de los aludidos, si es que llegan.

Descanso en domingo

Finalmente llegó el día. El descanso dominical para los grandes supermercados de Rosario que adhirió mediante ordenanza a la ley provincial que aprobó primero la Legislatura. Rosario se sumó así a una veintena de ciudades de la provincia que eligieron marchar a lo que ya es una tendencia mundial: No abrir los supermercados los domingos por una sencilla razón. No es ningún servicio de urgencia, sólo es una costumbre de consumo que puede ser modificada y volver a como era antes, es decir, con los super cerrados los domingos y con miles de empleados libres para disfrutar con sus familias ese día.

En Rosario, los super grandes saben que no se alterará su facturación y que la caída en las ventas tiene que ver con la escalada de precios fenomenal y la caída estrepitosa del salario. Facturarán lo mismo de lunes a sábado y reordenarán los francos de sus empleados como otros grandes ya lo han hecho. Pero algunos no toleran el avance de estos derechos y pretenden dar un escarmiento. Así lo hicieron ayer Coto y Jumbo, que igual abrieron sus puertas a pesar de la prohibición.

En estos días se vió de todo. Gerentes disfrazados de repositores de góndola para salir en TV en las protestas, barras de equipos de Buenos Aires contratados para amedrentar en Rosario, empleados con 9 días de antigüedad, sólo contratados para poder echarlos cuando llegara el momento de aplicar el descanso dominical, y perversidades varias. Con todo, hay que destacar la firmeza de los concejales que -salvo excepciones- se mantuvieron firmes en lo que habían votado. Y sobre todo el rol de la intendenta Mónica Fein, quien a pesar de haberse manifestado en contra de la normativa, respetó la decisión de los ediles e hizo cumplir la ordenanza a pesar de las presiones. El descanso dominical permitirá además un repunte en las ventas de los autoservicios y despensas de barrio que sí pueden abrir sus puertas ese día.

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