Un nuevo negocio, un tanto increíble, trajo la escalada de los precios de la canasta familiar: La venta de aceite de cocina usado. En Rosario, ya se investiga un complejo circuito que va desde los tachos que desechan restoranes del centro, a un filtrado manual no muy cuidado y después a un embotellado casero que se vende en pequeños almacenes de los barrios periféricos. La Secretaría de la Producción de la Municipalidad ya advirtió sobre la existencia de circuitos de comercialización de este aceite vegetal usado, que además se estaría mezclando con otros aceites de venta no controlada y comercializando en zonas periféricas de la ciudad.

Sucede que en muchas de estas barriadas, se usaba comúnmente para las frituras la grasa animal. Pero este producto también trepó en precios hasta llegar a competir casi con el propio aceite vegetal.

Investigando este tema a raíz de un proyecto del concejal Jorge Boasso (UCR) que propuso la utilización del aceite vegetal usado como combustible -en una etapa de experimentación-, la periodista de LT8 Susana Pozzi llegó a este otro circuito insospechado hasta entonces: La comercialización de aceite usado para uso comestible.

En ese sentido, el coordinador del Programa Alimentario de la Municipalidad, Roberto Llanes, hizo un llamado de atención a los potenciales usuarios. El funcionario afirmó que si bien no está "constatado ni controlado", se tiene información de que en zonas más marginales se está vendiendo aceite vegetal reciclado, que es nocivo para la salud por su alto contenido de grasas saturadas. La dependencia apuesta a un trabajo con los establecimientos gastronómicos para poder aprovechar el aceite quemado y reconvertirlo en biodiésel.

"El objetivo de esto es, fundamentalmente, el cuidado del medio ambiente, sobre todo el de los cursos de agua, porque esos aceites usados, tanto en domicilios como en establecimientos menores, se vuelcan al río a través de las cloacas", explicó el funcionario ayer en declaraciones a Canal 4 de CableHogar.

Luego abundó: "Existe otro circuito, el de empresas ya reconocidas, que captan el aceite, lo llevan a Buenos Aires y lo transforman en biodiésel o los usan en la industria cosmética. Pero también tenemos conocimiento, y esto es lo que nos preocupa, de circuitos donde se compra el aceite usado, se filtra, se mezcla con otros aceites que tienen también una comercialización clandestina y se venden en zonas periféricas de la ciudad. Y esto es peligroso", advirtió.

Como consejo a la comunidad, explicó que lo ideal sería que si el consumo no es mucho, se ponga el aceite usado en recipientes pequeños y se los deposite para su recolección domiciliaria. "Si no, existen productos que solidifican el aceite y permiten que se lo recolecte con facilidad", comentó.

Por último, recomenzó a la población que no consuma este tipo de producto si no tiene marca ni procedencia, que es como comúnmente se lo presenta para su venta.