0 Ñuls: Gutiérrez (6), Aguilar (5), Schiavi (6), Gaitán (3), Ré (5), Ansaldi (5), Bernardello (6), Donnet (5), Seri (S/P), D.Torres (5), Da Silva (6). DT: Marini

0 Lanús: Bossio (4), Graieb (5), Sigali (4), Viera (6), Velázquez (5), Aguirre (6), Fritzler (6), Pelletieri (6), Peralta (5), Acosta (6), Jiménez (5). DT: Cabrero

Cambios: PT 16m Leandro Torres por Seri (Ñ); ST: inicio Ribbonetto por Jiménez (L); 8m Sand por Aguirre (L); 13m Salcedo por Gaitán (Ñ); 29m Lazzarini por Ansaldi (Ñ); 38m Diego González por Peralta (L).

Expulsados: PT 45m Sigali (L).

Arbitro: Néstor Pittana.

Cancha: Ñuls.

La fortaleza que Ñuls levantó en el Parque Independencia en las primeras tres fechas del torneo Apertura, corrió serios riesgos de desintegrarse frente a un Lanús (venía de tres triunfos consecutivos y de eliminar a Estudiantes en la Copa Sudamericana) integrado por una buena porción de suplentes. Ñuls tomó la iniciativa en los primeros minutos pero no inquietó en los metros finales, porque las imprecisiones gobernaron a sus jugadores y Lanús tardó quince minutos en darse cuenta que podía hacer algo interesante.

Gaitán comenzó a acumular errores que pusieron en riesgo el arco de Gutiérrez en reiteradas ocasiones. Su falta de timming lo expuso permanentemente en la primera parte del encuentro. Y hasta el árbitro se apiadó del férreo defensor y cobró afuera una infracción que había cometido unos centímetros adentro del área y que justificaban un penal en favor del granate.

Ñuls se dio cuenta que con Schiavi sólo en defensa no alcanza. El flaco extrañó a su ladero Spolli y Lanús comenzó a bombardear de cabeza el arco rival, pero la falta de certeza en los envíos lo privó de una ventaja que no le caía mal a sus aspiraciones.

El ingreso de Leandro Torres por el lesionado Seri le dio más ofensiva pero menos marca al equipo en el medio. Y lo empardó con las únicas cartas que pintaban para copar la mano: Diego Torres habilitó a Da Silva pero el paraguayo se llenó de miedos y dejó la pelota entre las piernas de Bossio. Antes del cierre de la etapa inicial, otra vez Da Silva llegó para crear zozobra en la zona caliente. Después de hamacarse un par de veces ante dos rivales, estrelló su remate contra uno de los postes previa intervención de los largos dedos de Chiquito Bossio.

El complemento se jugó al ritmo que propuso el local. Lanús tenía un hombre menos y Cabrero rearmó la línea de cuatro con el ingreso de Ribbonetto y dejó a Lautaro Acosta sólo ante los defensores rojinegros.

El error del equipo de Marini -que tomó la mejor decisión al sacar a Gaitán para que ingrese Salcedo- fue no atacar por las puntas y se repitió demiasiado por el medio.

En ese embrollo, generado en partes proporcionales por la desesperación y la falta de precisión en los toques clave, Da Silva volvió a escurrirse entre los del fondo y el palo, primero, y el travesaño después le negaron el primer gol de la noche.

La suerte no acompañó como otros partidos. El hincha golpeaba sus manos en señal de protesta por tamaña desilusión, pero los matemáticos, hombres que no tienen relación directa con el juego, marcaban que la superficie del arco, de 17 metros cuadrados, atentaban contra cualquier pedido para que una bruja echara sus ruegos y el azar sonriera a los rojinegros.

Lanús comenzó a amigarse con el empate y sólo apostaba a alguna corrida de Sand. Y a la hora de arriar las banderas, Schiavi se puso al frente y fue en búsqueda de un cabezazo que pudiera romper de una vez el hechizo que habitaba en el arco granate. Pero la pelota pareció sentirse apenada por tanto maltrato y terminó mansa en la manos de Pittana.