Miércoles, 23 de abril de 2008 | Hoy
DEPORTES › ABANDONO LA PRACTICA TRAS CRITICAR AL PREPARADOR FISICO
"¿Qué ejercicio estamos haciendo profe?, ¿donde se vio esto?", disparó el líder del equipo, quien no se banca a Perticarari.
Aunque Ricardo Caruso Lombardi ya no habla (al menos tanto como antes), los problemas en Ñuls no merman. Esta vez el que puso el grito en el cielo fue Rolando Schiavi, quien cansado de los "modos" de entrenamiento impuestos por el preparador físico Ariel Perticarari, ayer decidió dejar la práctica antes de tiempo, recrudeciendo así la disputa verbal entre profesor y jugador que brotó en la pretemporada de enero pasado llevada a cabo en Mar del Plata. "¿Qué ejercicio estamos haciendo profe?, ¿donde se vio esto? ¡Por qué no agarra los libros!", le espetó el Flaco al ayudante de Ricardo Caruso Lombardi. La relación quedó agotada, por lo cual ahora es Eduardo López el que debe tomar partido. En julio uno de los dos (defensor y/o técnico) deberá irse. Y la decisión estará en manos del mandamás leproso.
Rolando Schiavi es un hombre de carácter enredado, tanto adentro como afuera de la cancha. Su intemperancia lo tiene al límite con los árbitros y también con el preparador físico de Ñuls, Perticarari, con quien volvió a discutir en el práctica, repitiendo el episodio sucedido en la costa atlántica durante la pretemporada.
La escena no tenía ninguna particularidad: Perticarari y el ayudante de campo Roberto Antelo supervisaban una práctica de fútbol reducido donde quedaba un jugador afuera, que hacía de comodín, produciéndose una rotación en la cual a todos en algún momento les iba a tocar quedar de la línea para afuera. Le llegó el turno a Schiavi, cuando el defensor explotó: "No entiendo el ejercicio", inquirió el ex Boca al salir. Luego, desde afuera, siguió con su descarga verbal: "Por qué no explican el ejercicio. Qué es esto de jugador `comodín'". A lo cual intervino Antelo y Juan Chumba, el otro ayudante de campo, para despejar las dudas didáctica del rústico defensor. Pero esas palabras no lo convencieron y Schiavi volvió a arremeter contra el ayudante de campo: "Profe (por Perticarari), de qué manual sacó este ejercicio. Por qué no agarra los libros", le sugirió con voz alzada al preparador físico, que respondió con sereno "hacé lo que quieras".
Y, contradictoriamente, Schiavi le hizo caso al profesor. Porque se sacó la pechera y se fue al vestuario, abandonando intempestivamente la práctica, donde permaneció en soledad por 20 minutos, hasta que Ricardo Caruso Lombardi, que durante la discusión dirigía a los suplentes en otra cancha, se interiorizó de la situación y decidió ir a buscarlo luego de darle algunos minutos de soledad. Al final Schiavi se reintegró al entrenamiento, aunque por entonces era poco lo que quedaba por desarrollar en el césped.
Perticarari aparece como chivo expiatorio de una relación que, en verdad, está quebrada entre jugador y entrenador. Schiavi no se banca a Lombardi y su mensaje lo canaliza en el preparador físico, que no es más que un colaborador del técnico. De cualquier modo, el nivel del Flaco en el torneo despeja toda sospecha respecto a su profesionalismo. Pero este nuevo cruce verbal, al cual Perticarari respondió con notable equilibrio, demanda ya la inminente intervención de López, que a mediados de año deberá elegir entre el entrenador y el jugador. Porque no habrá pacto posible que pueda sostener la continuidad laboral de ambos, y sabido es el gusto que el presidente tiene por el juego del ex zaguero central de Boca.
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