Lunes, 15 de mayo de 2006 | Hoy
Fue la mejor despedida que pudo ofrecer el equipo de Astrada.
La fuerza goleadora de Ruben y la elegancia de Raldes que
alcanzaron a eclipsar el último partido de Agüero para el rojo.
Por Alejo Diz
2 CENTRAL: Alvarez (6); Moreira (5), Raldes (7), Ledesma (5), Cristian Villagra (6); Encina (7), Calgaro (6), Papa (6); Vitti (6); Ruben (8), Velázquez (7). DT: Leonardo Astrada.
0 INDEPENDIENTE: Oscar Ustari (6); Pautasso (4), Abraham (4), Méndez (4), Alvarez (3); Machín (5), Herrón (5), Biglia (4), Armenteros (4); Sergio Agüero (5), Ojeda (4). DT: Julio Falcioni.
Goles: PT: 36m Ruben (C). ST: 2m Ruben (C).
Cambios: ST: Desde el inicio Eluchans por Cristian Villagra (C) y Fabro por Herrón (I), 11m Charles por Abraham (I), 20m Sciucatti por Alvarez (I), 22m Coudet por Velázquez (C) y 33m Vecchio por Encina (C)
Arbitro: Carlos Maglio
Cancha: Central
Si bien cualquier despedida es ingrata, para Central e Independiente el adiós tiene cara de esperanza, como es el caso de los canallas; o de paz, como sucedió con el rojo. Los dirigidos por Leonardo Astrada produjeron su mejor versión deportiva y rescataron los sueños en los hinchas al cerrar un torneo lleno de irrelevancias. La irrupción de Claudio Velázquez, la dosis de temeridad goleadora de Marco Ruben y la elegancia superior de Ronald Raldes eclipsaron al rojo de Sergio Agüero. Pero el equipo de Julio Falcioni también tuvo motivos para celebrar: no perdió por goleada, a pesar de la supremacía del rival, y el extinto Clausura no lo expondrá a una nueva presentación.
Central se despidió de su gente con una actuación que invita a la ilusión. El juvenil equipo de Astrada apabulló a Independiente brindando secuencias de fútbol que se extrañan por Arroyito. El equipo atacó con perseverancia, jugó por los costados con Villagra y Moreira, se coló por el medio con Encina y Vitti, y sorprendía en el área con Ruben y Velázquez. El goleador fue el autor de los dos tantos, pero el debutante fue la sorpresa. El nuevo exponente de las inferiores participó en todas las acciones ofensivas, tiró asistencias, jugó a un toque y fue preciso.
El rojo corrió detrás de la pelota, enloqueció, padeció continuamente situaciones de gol y dependió de los pies --ya vendidos-- de Agüero. Y el pibe, lógicamente, cuidó el futuro de su familia.
El ritmo de juego impuesto por Central derivó en una docena de situaciones de gol: mediavuelta de Ruben a las manos de Ustari, Vitti definió desviado al ingresar por el segundo palo tras un tiro de esquina y lanzarse con los pies hacia adelante, Biglia lo empujó a Papa en el área pero Maglio no sopló el silbato, un disparo de Moreira se estrelló en el palo y en el rebote Papa tiró alto, Velázquez dejó otra vez sólo a Papa y resolvió como en la primer ocasión, Encina enfrentó a Ustari --asistencia de Velázquez-- y definió a las manos del uno, y por decantación, llegó el primer gol: jugada combinada de Papa y Villagra, la tomó Velázquez pisando el área chica, Ruben capturó el rebote y definió cruzado para dejar sin chances a Ustari.
El equipo de Avellaneda atacó sólo con un par de corridas de Agüero. Una de ellas terminó con penal de Alvarez sobre la estrella roja no sancionado por el árbitro, y la otra con tiro de la figura transferida al Atlético de Madrid que se fue por el segundo palo. El rojo no atacó, por lo cual no dispuso de jugadas con pelotas paradas, y así todo se desbarrancó.
Pero además de la precisión y dinámica, Central se diferenció de Independiente por su ambición. Es que cuando el canalla atacaba lo hacía comprometiendo a todo el equipo en la causa --como prueba alcanza con ver a Moreira desbordando--, mientras que el rojo se quebraba en el medio, apareciendo con claridad quiénes tenían facultades ofensivas --nunca más de cinco jugadores-- y quiénes estaban sólo en función de contención.
Aunque el encuentro tuvo su reglamentario descanso, lo visto en la segunda etapa fue trajo modificaciones. A Central le sobraron minutos y al rojo le sobró el Kun Agüero. La figura del fútbol argentino puede suplir las limitaciones de sus diez compañeros, pero, lógicamente, es incapaz de corregir sus groserías.
Central no se tomó descanso. Lo liquidó a los dos minutos del complemento con una volea de Ruben que se clavó en el ángulo y dejó a Independiente fuera de las copas internacionales. Y aunque era la tarde donde Agüero se despedía del rojo, tras los 90 minutos todos los aplausos fueron para Ruben y su equipo, y en la retirada los hinchas preguntaban por un tal Velázquez.
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