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Domingo, 6 de agosto de 2006

DEPORTES › UN ACUERDO CON LOS QUE ANTES ERAN CUESTIONADOS

Aquellos malos de la película

El "grupo inversor" que ahora aparece como salvador del canalla, antes integraba el lote de acreedores que reclamaban en la convocatoria. Es el caso de Isaack, quien representando a Menotti litigaba por 600 mil dólares.

 Por Alejo Diz

A pesar de que Central venía de superar la crisis económica más profunda de su historia, entregando evidencias sorprendentes durante en el desarrollo de la convocatoria de acreedores, la institución no logró salir a flote en materia económica. La dirigencia presidida por Pablo Scarabino debía afrontar la administración de una tesorería escasa de recursos. Y se decidió ir a la búsqueda de los responsables de esa situaión, mediante una denuncia penal que no tenía antecedentes en la ciudad, y que desnudó en sus fojas a los ex dirigentes. Pero mientras tanto, en tres años de gestión las urgencias económicas no pudieron superarse. Entonces se fue en busca de inversores. Y así el pasado se unió con el presente canalla. Es que mientras la causa penal se ahogaba en un laberinto de obstáculos legales, los mismos ex acreedores del club y figuras que objetaban el avance de las acciones judiciales sellaron un vínculo con los actuales dirigentes, conocido bajo el eufemismo de "acuerdo con el grupo inversor".

Hasta hace algunos meses la familia canalla se fragmentaba en dos grandes grupos: ex dirigentes e inversores rindiendo cuentas en la Justicia por su pasado en el club, por un lado; y el actual gobierno lidiando con la herencia de la gestión de la anterior administración, por el otro. Pero tal división ya no existe.

La causa penal por "administración fraudulenta" iba a buen ritmo bajo las órdenes del juez Alfredo Ivaldi Artacho. Las pericias arrojaron pruebas concluyentes y al dejar atrás las indagatorias se esperaba la resolución del magistrado para conocer la suerte legal de los ex directivos. Pero apareció en escena el empresario de medios de comunicación Orlando Vignatti, quien recusó al magistrado tras recibir del juzgado una citación para declarar. Y tras una publicación de Rosario/12 sorprendentemente Artacho se excusó de seguir con el expediente.

Meses después, y ya con la causa en manos de la Sala III, apareció nuevamente en la vida del club el empresario de medios de comunicación, aunque en esta ocasión para ofrecer servicios financieros. Con él llegó el abogado Gustavo Isaack, quien supo ofrecer sus servicios a ex dirigentes y, además, representó en el concurso preventivo a una firma que reclamó, sin éxito, 600 mil dólares por haber acercado a los jugadores Cristian Pino y Martín Mandra.

El acuerdo financiero fue rubricado con la firma Argengol SA "constituida de acuerdo a las leyes de la República de Panamá", según reza el contrato. En el mismo no figuran inversores ingleses o norteamericanos, como se había dicho en alguna oportunidad. Los inversores prometen acercar 150 mil dólares mensuales de julio de 2006 a junio de 2008, a cambio del 35 por ciento del dinero que ingresa por transferencia de jugadores y bajo un interés anual del 18 por ciento.

En representación del famoso grupo inversor figura sólo Isaack, quien también es socio de Horacio Carbonari en un comercio gastronómico. En el acuerdo la dirigencia aceptó el ingreso de Petaco al club. "Se crea la incumbencia en la figura del secretario técnico", explica el contrato.

Pero Isaack no es un desconocido por Arroyito. Tras los éxitos profesionales alcanzados como patrocinante de una empresa de transporte de larga distancia, se involucró en la vida auriazul defendiendo a ex directivos, y apareció en la convocatoria de acreedores como representante de la firma Reality Fútbol, propiedad del hijo de César Luis Menotti, que se presentó al concurso para reclamar 600 mil dólares por haber acercado al club a Pino y Mandra, entre otras acreencias. Pero ninguno de sus peticiones pudieron ser verificados ante la Sindicatura.

Firmado el acuerdo de la convocatoria -y con la causa penal a la deriva tras la excusación de Artacho- Vignatti, Carbonari y Isaack recompusieron la relación con la actual dirigencia canalla. Es más, ellos ahora forman parte de la "solución" de la vida cotidiana de Central. Y dejaron asentada su sana voluntad en el contrato alcanzado para asistir financieramente a la institución. "La empresa manifiesta su voluntad de colaborar con el club (...), permitiendo incorporación de refuerzos y el mantenimiento del plantel profesional (...). Se aporta consejo empresarial a los fines de perfeccionar el manejo del fútbol por parte de la dirigencia".

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El viernes la asamblea aprobó el acuerdo con "el grupo inversor". Gustavo Isaack es socio de Horacio Carbonari en un comercio gastronómico.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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