La barrabrava de Newell's no tiene líder, menos aún un referente que asuma ascendencia en la tribuna. El espacio de mando sin ocupar desató una pelea que se libra con armas de fuego y ya se cobró dos vidas. En las tribunas del Coloso del Parque se viven días de definición. El enfrentamiento entre dos facciones debe encontrar un ganador para los primeros días de agosto, cuando comience la nueva temporada del fútbol argentino. De un lado, en primera fila, Nelson "Chivo" Saravia luce nuevas alianzas y sumó referentes del narcotráfico de la ciudad para "sumar poder de fuego". Del otro, los rebeldes que siguen a Marcelo "Coto" Medrano y Leo Fernández. Hasta hace un año atrás, todos ocupaban el mismo paraavalancha. Celos y las broncas florecieron a punta de pistola a partir de la decisión de Diego "El Panadero" Ochoa de no asumir más el liderazgo de la hinchada desde la reclusión de su celda. Y sin el Panadero, decenas de jóvenes se lanzaron con furia y prepotencia a buscar el poder de la popular al calor de las armas.

La renuncia

Diego Ochoa se encuentra detenido desde agosto de 2013, procesado como instigador del crimen de Roberto "Pimpi" Camino. Bajo la sombra, el Panadero conservó el mando de la tribuna por largo tiempo, cediendo la representatividad en el Coloso a Nelson Saravia. Ochoa se ganó el respeto en la tribuna por dos cualidades: "Siempre respondía a la demanda de los jóvenes y la plata que había la repartía", señala un ex compañero de tribuna.

Su prolongada ausencia en la cancha fue afectando a todos en la barra. El Chivo Saravia mantuvo fidelidad a pesar de tener el mando para "solo responder" a las decisiones del Panadero. Alrededor de la hinchada muchos encontraron una oportunidad de tomar más poder en el fastidio que "generaban algunas decisiones de Ochoa desde la cárcel".

El año pasado, por caso, Leo Fernández y Norberto "Al Pacino" Grillar se bajaron de la barra y buscaron tomar el centro de la popular con persecuciones y amenazas para los Saravia y los principales hombres de confianza del Panadero (ver edición 13 de abril de 2015). Al Chivo le balearon dos veces el frente de su domicilio, su hermano mayor, Jesús, recibió dos impactos de armas de fuego en mayo de 2015 cuando se encontraba trabajando de albañil en una obra en Suipacha al 700. La disputa por el poder recrudeció en toda la ciudad (ver edición del 26 de abril de 2015), el Chivo conservó el poder pero rompió lazos con Ochoa.

Como consecuencia de la guerra de intimidaciones a balazos sin cuartel, El Panadero decidió bajarse del mando a distancia que hacía de la tribuna. En octubre del año pasado, los dos últimos barras que lo fueron a visitar recibieron de Ochoa la decisión: "Nos dijo que no quería saber más nada con la hinchada. No reiteró tres veces que se bajaba de la tribuna", aseveró uno de los barras que vio visitó al Panadero: "¿Por qué se bajó? Porque nos estábamos matando entre nosotros, entre el grupo que él formó", acotó quien tomó la renuncia de Ochoa. "Nunca más fuimos a verlo y nunca más hubo una comunicación con él. Eso fue antes de noviembre del año pasado".

"Con Ochoa se fueron muchos más. Estaba claro que sin el Panadero acá se iban a matar por el mando de la hinchada. Se dio un situación rara porque casi todos los que tenemos más de 40 años nos abrimos de la hincha antes de que se desate la guerra y la tribuna fue colmada por un montón de jóvenes, todos armados y dispuestos a matar. Estos son todos pibes sin trabajo, conviven con la droga y ven a la hinchada como un lugar para trascender", explica un barra. "Todos estos pibes en los asados no paraban de hablar de la serie (televisión) El Patrón del Mal (historia del narcotraficante Pablo Escobar), estaban fanatizados, ese es su modelo de vida".

La barra sin líder

Con Ochoa fuera del tablero, la barra se agrupó en el Chivo Saravia, Maximiliano La Rocca y Matías "Cuatrero" Franchetti. Tanto Franchetti como La Rocca participaron de la barra de Ochoa desde muy jóvenes, allá por 2010. El Cuatrero era de Tablada y ganó respeto en el barrio por tener una histórica disputa con la familia Camino, encono atravesado por la venta de drogas. Tras la muerte de Pimpi parte de la familia de Camino mantuvo el negocio de la venta de estupefacientes en barrio Municipal, Franchetti tenía intenciones de hacer lo propio en Tablada. Cuatrero cayó preso en Europa en el marco de la causa "Carbón Blanco" y dejó de asistir a la cancha antes de la detención del Panadero.

"El Maxi", como lo conocían a La Rocca, tomó relevancia en la hinchada ante el alejamiento de Ochoa y la determinación del Chivo Saravia de ceder protagonismo para dejar de ser el blanco de los ataques. La Rocca pasó a ser el interlocutor con la dirigencia de Newell's y la policía, secundado por un omnipresente Cuatrero y Saravia. En marzo pasado La Rocca fue detenido por portación de un arma 9 milímetros y por dos meses no fue al parque Independencia. En mayo recuperó la libertad y cuando regresó al club ya no había lugar para él. "El Cuatrero aprovechó su ausencia para tomar todo el protagonismo más allá de que todos saben que el que manda es el Chivo. El pibe se expuso mucho, fue muy para delante y se le plantó a La Rocca", confió un testigo de la relación. "Lo que se venía todos los sabían", reconoció.

Los crímenes

"El Cuatrero tenía de punta a los Camino, estaba en la venta de droga, tenía muchos enemigos. Lo matan en la puerta del club un sector de la barra que se oponía a su protagonismo". El asesinato se produjo el martes 7 de junio. La barra quedó entonces al mando de La Rocca y Saravia. Pero solo por tres semanas. Porque el 27 de junio lo asesinan a Maxi en Pellegrini al 5300 con la aparición de un nuevo referente de la hinchada: "El Tubi".

"Tubi es de Tablada, como el Cuatrero, y pariente del Viejo (Maximiliano Ariel) Cantero. Estuvo siempre en la banda de Los Monos . Era amigo del Cuatrero del barrio", explica otro barra, para luego abundar: "Esta gente no se metía en la hinchada porque Ochoa había hecho un pacto de convivencia con Los Monos después del ataque al colectivo (en 2010, cuando fallece el chico Walter Cáceres). La barra no se metía en el negocio de la droga y Los Monos no se metían con la hinchada. Pero ya todos saben que el Panadero se abrió de la hinchada y apareció de nuevo esta gente".

La barra está en manos de Saravia, referente de barrio Alvear; Gato, el hombre de Villa Gobernador Gálvez; y Tubi, nueva voz de mando que llega de Tablada. Los que les disputan el poder son Leo Fernández, de zona oeste; "Coto" Medrano, zona norte; y "Al Pacino". En este grupo se sumó Matías Pera, ex compinche de Ochoa que formó parte del intento de bajar de la tribuna al Panadero en paliza masiva en septiembre de 2010.

En el partido que Newell's jugó ante Puerto San Martín por Copa Santa Fe, el pasado miércoles 6, ingresó la facción del Chivo, a excepción del propio Saravia, quien tuvo el ingreso vedado por derecho de admisión. Esa restricción rigió para todos los referentes opositores: Leo Fernández, Norberto "Al Pacino" Grillar, Marcelo "Coto" Medrano y Andrés "Junior" Vivas. En la volteada cayó, por información errónea, Germán Ponce, quien no es reconocido por ninguna de la facciones y "hace años que no se lo ve en la cancha". Y por eso en la popular la gente de Saravia conservó el mando, en señal de que tiene mejores vínculos con la policía, la cual conoce a todos los protagonistas.

Aunque lejos está aún de saber quién ganará la tribuna leprosa. Quienes siguen de cerca la disputa anticipan "más muertes" y dan cuenta de un detalle que puede dirimir la batalla: "El cuartito donde se guardan los bombos y las banderas en el Coloso tiene la puerta soldada. El bando que acceda a los trapos creo que hará una demostración de fuerza como para quedarse con la hinchada", conjetura uno de los barras con más antigüedad en la tribuna.