La derrota del sábado ante San Lorenzo no les permitió a los dirigentes canayas pasar un domingo tranquilos y en familia. El objetivo inmediato siempre fue Leonardo Astrada; pero el Jefe, después de recibir incontables llamadas, finalmente les dijo que no, terminando de esta manera otro capítulo increíble de una dirigencia golpeada y también silbada, como pudo escucharse en el Gigante, luego de perder frente al puntero del Torneo Clausura, en un partido donde paradójicamente se pudo ver a un equipo que tuvo un atisbo de recuperación, con un primer tiempo que pudo definir el encuentro de no ser por la meritoria actuación del arquero Orión. Cabe preguntarse si esa producción futbolística de 45 minutos le alcanzará al Topo Riquelme para tener más oportunidades de dirigir al primer equipo o salir a buscar técnico. Anoche, los dirigentes seguían debatiendo la cuestión, presionados por los malos resultados y una situación institucional que no les ofrece mucho margen para cometer más errores.

Mientras los dirigentes se desvivían por convencer a Leonardo Astrada, ahora que los inversores que tuvieron mucho que ver con su salida del club ya no toman las decisiones; cuando la semana finalizaba, el abogado del ex volante de River presentaba una demanda millonaria contra el club por el incumplimiento del contrato que lo unía a Central.

Esta movida del entrenador en los Tribunales no amilanó a una parte de la dirigencia centralista, dispuesta a todo para que Astrada vuelva a sentarse en el banco. Ayer, finalmente, pudieron comprobar que el técnico no lograba aclarar el rol que ocupan los grupos inversores dentro de la institución, la negativa por volver era definitiva.

Con pocas opciones en carpeta -después de Astrada, el que podría llegar es Juan José López- los responsables de conducir los destinos auriazules se debaten entre otorgarle una chance a Riquelme, que sumó unos porotos al dejar afuera a varios de los futbolistas más viejos del plantel (Acuña, Azconzábal y Belloso) y presentar en sociedad al chico Milton Caraglio, o bien buscar a un entrenador con más experiencia.

Al término del encuentro, Riquelme no podía terminar de digerir una derrota que le cayó peor de lo que imaginaba. Porque perder en el debut ante el puntero figuraba en los papeles de la mayoría. Pero después de contar con cuatro chances netas de convertir, y terminar perdiendo por un error de un jugador como Raldes, el técnico seguía masticando bronca en el vestuario.

"La expectativa por seguir en el cargo siempre está. Dependerá de los directivos y la presión que tengan por traer un técnico. Los muchachos se mataron dentro del campo de juego, ¿un entrenador que más le puede pedir?", se preguntaba Riquelme cuando se retiraba del estadio.

El técnico entiende que la dirigencia está presionada. "Me gustaría quedarme porque éste es un desafío importante. Pero la gente quiere técnicos de renombre, y muchas veces hay que darles la razón en eso. Por ahí uno no tiene la jerarquía necesaria y debe dar un paso al costado. Tengo claro que soy un empleado del club y para mí es un desafío muy bueno y quiero aprovecharlo. La gente vio que el equipo dejó una buena imagen y estoy dispuesto a seguir, pero todo depende de la Comisión Directiva", fue el último mensaje de un entrenador que continúa en carrera.