"Estoy feliz..., feliz", resume, suscinta, Paloma Herrera, para manifestar sus sensaciones acerca de ésta, su primera gira por la Argentina. "En Córdoba estuve hace unos doce años, pero en Rosario seguro es la primera vez que voy a bailar. De todos modos, cada vez que vengo se transforma en una experiencia maravillosa", afirma la prima ballerina del American Ballet Theatre, que mechando un "nada" cada tanto en la conversación, hace imposible detectar que ha dejado de vivir en el país hace más de una década y media.

"Cada vez que vengo a la Argentina trato de venir con diferentes partenaires, como para que se puedan conocer los diferentes bailarines que tiene ABT. Con David particularmente he bailado muchísimo, justamente Raymonda y Paquita, son roles que vienen perfectos para él", explica la bailarina adelantando parte del programa que hará esta noche a partir de las 21 en el Teatro El Círculo (Laprida y Mendoza).

--Durante una de tus últimas visitas al país tuviste un enfrentamiento con el Colón por haber puesto demasiado alto el precio de las entradas, ¿cuál es su lectura desde el exterior de este tipo de política?

--Por algunos espectáculos que he ido a ver al Colón creo que se está haciendo un esfuerzo en ese sentido. De todos modos fue por eso que yo empecé a involucrarme más en la producción cada vez que me invitaban. Así logré por ejemplo, que me sacaran del abono. Hasta ese momento, quien me quería ver bailar tenía que comprar un abono carísimo, con un montón de espectáculos que probablemente ni siquiera quería ver. Me parecía algo muy injusto. Por eso tengo la fortuna de contar con el apoyo del Banco Galicia que me permite llevar al interior un espectáculo de nivel internacional a precios accesibles. Así soy yo, baile donde baile, pongo todo, el cien por cien.

--¿Cómo está físicamente? Tengo entendido que además de los ensayos, cuando tiene tiempo libre hace ejercicio, toma clases de yoga, de pilates... ¿no se siente cansada?

--Para nada. Yo disfruto mucho de lo que hago. Soy feliz bailando. Adoro ir a las clases, a los ensayos y obviamente, estar arriba del escenario. Y aunque suene muy loco, cuando tengo un rato de descanso --sobre todo después de las giras, que son extenuantes--, me encanta hacer ejercicio. Lo necesito. Es más fuerte que yo.

--Parece increíble tanta actividad en alguien que transmite tanta paz...

--No creo ser hiperactiva ni mucho menos. Me gusta estar en contacto con mi cuerpo. El ballet es mi lugar, es mi momento, de modo que cuando tengo un espacio en la agenda, cuando me tomo un tiempo para mí, me gusta pasarlo así.

--En su última visita al país estaba al borde de la crisis de los 30, ¿cómo la atravesó?

--No tuve crisis, y es que tengo cero tema con la edad. Yo todavía me siento de 15 años. Uno creería que con los años que estuve en la compañía, me canso de hacer algunos roles; al contrario, cada vez que termino una función no veo la hora de volver a hacer ese papel para buscarle una vuelta más de tuerca. Creo que esa actitud es la que me mantiene joven...

--Le pregunto porque cuando todavía no había cumplido los 30 Julio Bocca ya anunciaba que a los 40 se retiraba...

--Yo ni loca. Me parecía loquísimo que Julio dijera eso, porque después tuvo que seguir bailando como diez años más. Me imagino qué difícil deben haber sido estos años para él, si ya a los 30 le pesaba tanto bailar. Me parece que si me hubiera pasado eso, ya hubiera dejado de bailar, ahora. El día que me pese bailar, me bajo y listo.

--Bueno, en esa pesadumbre parecía no sólo jugar un rol importante lo físico sino también lo anímico, los "sacrificios" que conlleva una carrera como ésta, ¿cuál es su postura al respecto?

--Claro que uno no tuvo una infancia común y corriente, eso es obvio. Soy completamente conciente de eso. Pero yo fui y soy muy feliz con esas decisiones. Cuando era chica y mis amigos iban a los cumpleaños yo me iba a ensayar. Y después a los 15 me fui a vivir afuera. Y después pude bailar en el American Ballet, que era mi gran sueño. Claro que tuve una infancia completamente diferente a la de los demás, una vida completamente diferente. Pero disfruté a fondo cada día. Por eso hoy puedo decir que si volviera el tiempo atrás haría exactamente lo mismo, no cambiaría nada. Y creo que es alucinante poder decir eso de uno mismo.

--Paradójicamente, se ha declarado como una mujer muy familiera, a la que le gustaría casarse y tener hijos; ¿se ve así en unos años?

--La verdad es que nunca he planificado nada en mi vida. Y es que no la voy mucho con las convenciones. Más bien he hecho todo al revés. Me gusta ir viendo qué me depara la vida. Voy viendo cómo viene y hasta ahora, la verdad, no puedo quejarme.