"Acuérdate de mí" ("Ricordati di me")Italia, 2003.

Dirección: Gabriele Muccino

Guión: G. Muccino y Heidrum Schleef

Fotografía: Marcello Montarsi

Música: Paolo Buonvino

Intérpretes: Laura Morante, Fabricio Bentivoglio, Silvio Muccino, Nicoletta Romanoff y Mónica Bellucci.

Duración: 110 minutos

Salas de estreno: Monumental, Del Siglo, Showcase y Village.

Puntos: 6 (seis)

Presentada hace algunos años por Cine Club Rosario, posteriormente a "El último beso", este postergado estreno de Gabriele Muccino se ubica entre los films que miran hacia los perfiles y cruces de diferentes generaciones. Tal vez el hecho de que se conozca hoy puede obedecer a que este realizador, nacido en Roma en 1967, ha logrado en estos últimos meses un éxito de taquilla, en su pase a Hollywood, con el film "En búsqueda de la felicidad", interpretado por Will Smith y su propio hijo.

Pero en la actualidad Muccino ya no tiene contacto con las productoras norteamericanas. Y es que por "divergencias creativas" le ha dicho no a las exigencias de los directivos de la Focus Features, quienes planteaban modificar ciertos planteos de un proyecto en carpeta "A little game without consequence", film que reunía en su cartel a Jim Carrey y Cameron Díaz, quienes, igualmente, renunciaron al mismo.

"Ricordati di me" se cierra justo allí, donde, ciertamente, los directivos de los estudios U.S.A., encontraron un particular atractivo. Y es lo que quizás llevó a viajar a Muccino al Hollywood de hoy, para el proyecto del film Oscareado, el que llegó a figurar entre los más vistos de la temporada. En ambos films, las situaciones de base apuntan a plantear una crisis familiar y los posibles modos de reconstruir un orden. En el film que se ha estrenado esta semana solo una puerta queda ligeramente entreabierta para que la historia, fugue de lo convencional.

Desde los planteos iniciales, "Ricordati di me" nos ubica frente a una familia tipo, de mentalidad burguesa -como lo certifican sus ambiciones-, socioeconómicamente hablando de clase media, que ya no encuentra un lugar de anclaje con los problemas de su tiempo y que no alcanza a definir su propia identidad. Son estas observaciones las que colocan, en los primeros tramos del film, a este film en un espacio de algunos interrogantes que ubican a la institución familiar "en el lugar de la pérdida del ser de cada uno de ellos", tal como en el momento de su estreno ha declarado su director.

En esa casa, en donde por lo menos en la primera parte del film, no hay un lugar para sus cuatro miembros, compartido, se debaten con fiereza los intereses personales, los enojos, los reproches. Espacio de conflictos permanentes, en la primera parte del film "Ricordati di me" trabaja desde una pregunta que se va formulando, siempre frente al otro en búsqueda de un reconocimiento, de una afirmación. Un "¿cómo me veo?" circula desde los distintos actores de cada escena de lo cotidiano.

Retrato de una burguesía en crisis, "Ricordati de me" marca los lugares muy separados entre un miembro y otro, siempre en un espacio que mira hacia adentro, en donde los otros, los de afuera, sólo funcionan de a momentos como un telón de fondo. Con planos muy cerrados, en esa primera parte del film, cada personaje tiene su limitado espacio y el acento, en la mayor parte de los momentos, está puesta en planteos verbales. Nada de ésto considero objetable lo que si creo es que esta condensada trama no puede llegar a sostenerse.

Y ¿cómo se nos presentan los miembros de esta familia que no pueden llegar a encontrarse jamás en un espacio compartido? ¿Cómo se nos muestran estos cuatro personajes que sólo encontrarán un posible lugar de unión a partir de un hecho que pudo ser trágico?

Un padre sobre el que se sostiene la garantía de lo económico, que intercambia algunas palabras con su mujer, que un día se reencuentra con un antiguo amor, que no es otra mujer que la que interpreta una siempre seductora Mónica Bellucci. Una madre que se deshace en gritos y que encontrará, en su aburrimiento, un lugar en la escena teatral, llegando a enamorarse compulsiva y equivocadamente del propio director. Dos hijos, desorientados. Entre el deseo de triunfar frente a las cámaras de televisión, cantando, contorneándose, la hija despierta a un mundo de frustraciones. Y el hijo, pronto a cumplir sus años, busca ser tenido en cuenta, interpretando tal vez el drama de todos, desde un cómo me veo.

Todo esto funciona, a mi entender, de manera muy crítica y verosímil en aquella primera parte del film. Y sólo en contados momentos, a posteriori, el film logra retomar las líneas iniciales, en donde se pone en juego el título de esa novela inconclusa del padre: "Aquello que queda". Entre uno de los Cantos de Leopardi -la madre es profesora de Literatura- y el bolero "Sabor a mí", Gabriele Muccino a medida que avanza el relato echa manos de fórmulas que ya reconocemos de antemano.

Desde la primera imagen un narrador nos informa quienes son los miembros de esta familia que será la protagonista del film y sólo en algunos momentos del film, otras de las preguntas de uno respecto del otro, "¿Qué cosa piensas?", puede llegar a funcionar como expresión dramática.

Pero en el film de Muccino, mosaico generacional, las contradicciones pasan exclusivamente por lo personal. No hay referencias a otros órdenes. Igualmente, algunos personajes se construyen desde un estereotipo, en este film hábilmente musicalizado que ha ordenado calibradamente cada situación, perdiendo, a mi entender, la dimensión dramática del entrecruzamiento de miradas y voces. Haber elegido como punto de llegada a la estación navideña, con supermarket incluido y música funcional acorde a la fecha, con una frase del tipo "Natale é sempre Natale", es por sobre todo cautivar a aquellos productores que, de forma inmediata, le enviarán un pasaje para viajar a Hollywood.