Nominado a seis premios ACE por su obra Todos los judíos fuera de Europa, que se presenta en Buenos Aires, Leonel Giacometto sigue en un ritmo de permanente creación. En ese sentido, este fin de semana el Centro de Expresiones Contemporáneas recibirá a su nuevo espectáculo, Real, puesta que completa el proceso de experimentación iniciado con Fingido, obra que también formará parte del programa, estrenando un cambio en su elenco en la función que se realizará mañana a las 22 en el espacio de Sargento Cabral y el río. Mientras tanto, Real subirá a escena el sábado a las 22 y el domingo a las 20, en lo que se ofrece como un nuevo resultado del Dogma Fingido creado por el dramaturgo y, aquí, director.

-¿Cómo resultó el proceso de trabajo con Fingido y cuál es el balance que pueden hacer de esa experiencia?

-En esto del balance, y a partir del reemplazo del actor, una de las cosas que vi respecto a Fingido es la solidez de la estructura. Que más allá del registro y la energía de los actores hay algo que está por encima, y es la estructura. Y con respecto a Real la idea es seguir con esta serie de pautas que habíamos prefijado, el Dogma Fingido, pero esta vez en un unipersonal. En Fingido la idea era de dos actores y a partir del registro de sus improvisaciones. Acá partimos de una sola actriz, Nancy Barbero (NdR: quien además es protagonista de Fingido), siguiendo las mismas pautas.

-¿El "Dogma Fingido" funcionó como imaginaban?

-Sí, hay una serie de cuestiones que vengo viendo, que surgieron también con Fingido a partir del reemplazo del actor anterior, que tiene que ver con cierto viraje que fue tomando la obra para el lado de la comedia. Pero eso tiene que ver también con los actores, con el tema de las risas y el enfrentamiento del público. Ahora en Real, lo que siento es que tenemos cierta rispidez en relación a los temas. Después la aparición de la comedia se irá viendo con el correr de las funciones.

-Real ya estaba en sus planes cuando estrenaron Fingido. ¿Se modificó sin embargo a partir del proceso de trabajo de Fingido?

-En realidad, cuando estrenamos Fingido solamente teníamos la idea para la nueva obra, la idea del título y hacer una especie de díptico Fingido- Real. Yo no tenía bien en claro con cuánta gente, con quiénes, por eso a partir de una serie de cosas que fueron sucediendo decidí hacer un unipersonal. También como un desafío, que le plantee a Nancy, de ver cuáles son los límites del unipersonal. Desde distintos registros, lo que sería un monólogo dentro de una sala, pero también con cosas del café concert, más las pautas del Dogma Fingido. Siempre haciendo hincapié en hablar, o tomar temas que tienen que ver con la referencialidad de lo que estamos haciendo, del teatro. No tanto el teatro con mayúsculas, sino el hacer teatro en Rosario, la forma de producción de teatro en Rosario. Porque fundamentalmente la historia de Real en sí viene a cuenta de una estudiante de cuarto año de la carrera de actuación que quiere montar La voz humana de Jean Cocteau con un director. En los cuartos años de actuación los cursos hacen un montaje con un director invitado, y acá esta actriz convoca a un director importante.

-¿Fue una ventaja trabajar con una actriz que ya tenía asimilado el Dogma, las pautas de trabajo?

-Sí, totalmente. Facilitó un montón porque es un registro que yo ya conozco, y es un registro que ella también conoce. El desafío fue con el reemplazo de Fingido, Lucas Cosignani, un chico que viene del Match de Improvisación. Para la media del actor rosarino, que está acostumbrado a cierta forma de lo teatral, esto es medio caótico. Y para Lucas fue éso, adaptarse a cierto training que ya tenía Nancy. Acá las actuaciones están más expuestas, saben a los lugares adonde tiene que llegar, pero tienen cierta libertad, y si se bandean con esa libertad, se cae toda la estructura.