Desde que esta semana se diera a conocer públicamente el nombre del futuro director del Museo Castagnino, el joven artista plástico Carlos Herrera, comenzó a circular por internet una carta que manifiesta el malestar de un importante sector del arte local por el manejo discrecional de cargos en el área.

Dirigida al intendente Miguel Lifschitz, la misiva está firmada, entre otros, por reconocidos artistas rosarinos como Horacio Zabala, Emilio Torti, Xil Buffone, Ana Gallardo, Daniel García, Mauro Machado, Aurelio García, Diana Randazzo, Lila Siegrist, Fernando Traverso y Luján Castellani; algunos porteños como León Ferrari y Pablo Siquier; críticos y curadores como Edgardo Donoso, Rodrigo Alonso y Alberto Giudici; periodistas culturales como Pablo Makovsky y Osvaldo Bazán; y docentes e investigadores como Marcelo Gutman, Fabricio Caiazza y Hernán Molina.

"Ante la inminente renovación de autoridades, frente a una nueva gestión a su cargo, los abajo firmantes nos manifestamos en total desacuerdo con designar al director de dichas instituciones de modo apresurado y discrecionalmente. Existen otros procedimientos democráticos que garantizan la debida representatividad, capacitación e idoneidad del elegido", comienza diciendo el documento, que será entregado durante el curso de la semana que viene.

"Consideramos que en el caso del Museo Castagnino, (se trata de la colección de arte argentino más importante del país luego de la del Museo Nacional de Bellas Artes), es necesario conducir a la institución con coordenadas museológicas claras, profundizando la investigación histórica, la conservación y divulgación de este extraordinario patrimonio. Es necesario precisar un proyecto para el Museo Castagnino y otro para el Macro. Asimismo producir la división administrativa, presupuestaria y programática de los dos museos. Ambas instituciones deberían desarrollar sus respectivos objetivos y programas con independencia uno del otro, contando para ello con los recursos y medios para tal fin, más allá de voluntades de privados, fundaciones o spónsores de turno", concluye la misiva antes de conminar al titular del Ejecutivo a "arbitrar los medios que considere mas convenientes para lograr este propósito".

Cabe agregar, que entre los "procedimientos democráticos" de los que habla la carta se encuentra la vieja metodología del concurso de oposición y antecedentes, ampliamente utilizada en el discurso político y escasamente puesta en marcha en los hechos. Sin ir más lejos, el designado secretario de Cultura municipal, Fernando Farina, fue nombrado en 1999 al frente del Castagnino bajo la figura del "director normalizador", cargo que --en declaraciones a este diario el 7 de diciembre-- Farina aseguraba sostener por apenas unos meses hasta un concurso que jamás se sustanció.

No es ésta la primera vez que parte del mundo artístico local, un universo tan acotado como propenso a sufrir escisiones internas, se muestra descontento con las elecciones y cambios de roles dentro de una repartición cada vez más poderosa. Es sí la primera vez que ese sector decide organizar una acción conjunta.