Hasta el 13 de abril puede verse en la planta baja del Centro Cultural Bernardino Rivadavia (San Martín 1080) la muestra Osvaldo Laino, un recorrido por el tiempo, del humorista gráfico rosarino Osvaldo Laino.

Junto a uno de los dibujos presentados en la muestra, se lee cómo la revista estadounidense Cracked, donde el rosarino colaboró en los años 60, define a la obra de Laino dentro del "whimsey", ese género de humor ligero o extravagante que más que arrancar carcajadas hace brotar una sonrisa. Las caras ovaladas y las narices largas de los personajes de Laino evocan por su estilo a los de Oski o a los de Landrú, y en sus escenas campestres cómicamente expresionistas se ve la influencia un poco más remota de Florencio Molina Campos. Son delicados y contundentes a la vez los chistes de un solo cuadro que Laino cuelga en su blog, osvaldolaino.blogspot.com. Su plumín vuelve sobre los mismos motivos, con la insistencia del observador del detalle que nutre la sátira de costumbres: una versión 2007 del gaucho bajo el ombú lo muestra con una notebook Apple, por ejemplo. Es un humor que lleva el sello de los años '50, un tiempo pacato y paquete, canchero y picarón.

"A principios de los '50 me radiqué en Buenos Aires y trabajé como creativo en un par de agencias de publicidad al mismo tiempo que dibujaba free lance haciendo monitos para las revistas humorísticas", cuenta Laino en su blog. "Durante mi vida profesional en la Argentina del pasado, conviví con colegas que en el presente se han convertido en figuras míticas, como Lino Palacio, Ramón Columba, Divito, Tito Menna, Alberto Breccia, Oski, Raúl Manteola, Medrano, José Luis Salinas, Blotta, Calé, Liotta, Pratt, y tantos otros...". Laino fue director de la revista Dibujantes. Su trabajo fue uno de los muchos que, derivativos pero con una cierta gracia propia, contribuyeron a la longevidad de la revista Cracked mazagine (sic). Cracked fue fundada en 1958 y fundida el año pasado.

En los años 60, Laino vivió en Estados Unidos. "Ya de regreso a la Argentina", cuenta, "disfruto del talento y comunicación de antiguos colegas: Ferro, Landrú, Quino, Garaycochea, Jorge (Faruk) Palacio, Dobal, Sabat, Mordillo, Sídoli y Guerrero (40 años publicando Lupin), Siulnas, Udaeta, Fantasio, Francho, o Revelli, el de las famosas portadas de Rico Tipo y Avivato". Y la lista sigue, revelando tanta memoria como generosidad.