Domingo, 22 de junio de 2008 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › ENTREVISTA CON GUSTAVO GALUPPO, EL REALIZADOR GANADOR EN EL BAFICI
Durante este mes, en el Espacio de Artes Audiovisuales del Palais de Glace, se exhibe una selección de trabajos del realizador rosarino. El autor cuenta por qué la elección del video como soporte llegó en realidad como una restricción económica.
Por Leandro Arteaga
Cultor del cine experimental, Gustavo Galuppo (1971) ha sido merecedor de numerosos premios internacionales. El reciente BAFICI, Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, lo premió por su cortometraje Fedra o la desesperación. Título que junto con sus largometrajes Sweetheart y Star, integra la muestra "2,5 Sueños de Gustavo Galuppo", que el realizador presenta en el Palais de Glace, en Buenos Aires.
- ¿El reconocimiento, para un artista de tus características, ayuda? ¿Es importante?
- Supongo que todo reconocimiento ayuda, aunque siempre es muy relativo. Lo que sí es innegable en estos casos es que, obviamente, se logra un grado de visibilidad de la obra muy importante. Hay que tener en cuenta que mis videos se mueven en general dentro de los circuitos de 'videoarte', más en el exterior que en Argentina. El hecho de que festivales de cine como BAFICI y Mar Del Plata, hayan empezado a incluir este tipo de material, fue una gran apertura. Lo mismo ahora con el Palais de Glace; ya se han hecho un par de muestras bastante completas de mis obras en Buenos Aires, pero ésta se da en un momento justo, después del premio en el BAFICI. Y es innegable: más allá de la relatividad del valor de estos premios, hay muchas pero muchas miradas (discutibles, desde ya, por estar ligadas a una postura algo snob) puestas en estos terrenos.
- ¿Por qué la elección narrativa del video arte?
- En principio, el videoarte para mí no fue una elección, sino consecuencia del cruce de ciertos intereses cinematográficos puestos en práctica con la tecnología que tenía a mano. Mi idea giraba en torno al pensamiento y reflexión sobre la producción de imágenes (teniendo siempre a JeanLuc Godard como estandarte). La elección del video como soporte, en realidad no fue tal, sino que fue la restricción económica lo que no me permitió hacer 'cine'. Estas dos líneas, la imagen autorreflexiva y la puesta en forma con la tecnología del video, me insertaron directamente en el campo del llamado videoarte. En principio, debo decirlo, muy a mi pesar. Después sí, hubo una elección. Establecí una especie de contacto particular con la estética del video. Hoy defiendo mi condición de videasta en contra de los modos de producción empresariales del cine.
- ¿Es entonces válido preguntarte para qué -o para quién- filmás?
- La cuestión del espectador es un eje fundamental. Este campo (el experimental) es para un público "fantasma", difícil de reconocer. De cualquier modo, siempre me planteo en mis trabajos esa cuestión: elaboro una base conceptual sólida y autorreflexiva, que puede pensarse -erróneamente- como destinada sólo a "especialistas" y "conocedores", pero con el énfasis en la posibilidad de una recepción mucho más ligada a lo sensible. Me gustaría que mis obras sean vistas no por un público "especializado", sino por un espectador de cine que se muestre interesado por asumir ciertos riesgos.
- Dada la variedad de referencias artísticas que expresan tus trabajos, ¿qué lugar de importancia encuentran en tu formación?
- Me resulta imposible pensar el cine sin esa contaminación liberadora que significa el cruce con la literatura y la música. En mis obras, el punto de partida puede ser tanto la palabra escrita, la música, o una imagen ajena. Marguerite Duras resultó esencial en mi trabajo. También mujeres como Clarice Lispector y Marguerite Yourcenar. La palabra escrita tiene para mí un carácter evocativo del que la imagen esta privada. Por otro lado también la música, aunque debiera decir el dark rock de los '80. Siempre tuvo gran importancia; y aún más desde que formamos [el grupo musical] Vera Baxter, parte esencial de todos mis videos.
- ¿Puede considerarse al cine como una suerte de memoria tanto "fílmica" como "histórica"? Señalo esto porque pareciera ser una idea desde la que se compromete tu obra...
- Seguro, el cine para mí está ligado tanto a la memoria personal como a la historia. De ahí la proliferación de imágenes cinematográficas en mi obra. Es un puente que atraviesa lo personal y lo colectivo. Star, mi último trabajo, presenta esto de un modo particular, como un problema personal concreto. Aquí las imágenescine son la barrera que me separa del mundo, el refugio y la imposibilidad. La distancia. El escudo. Parecería que debería destruir todas esas imágenes para establecer un contacto real con el entorno, aunque también es cierto que ellas fueron y son el nexo. Esta es la paradoja de Star. Por eso ha sido desde el comienzo un video destinado al fracaso...
- ¿Cuáles son los proyectos próximos?
- Uno de ellos está estrictamente ligado a lo que vengo haciendo, se llama, por ahora, Sweethome, y cerraría de algún modo el trabajo desarrollado en Sweetheart y Star. El otro es un viraje, un intento algo demente. Pienso cruzar esas líneas expresivas mías con un modelo narrativo clásico. Sería una película sobre Vera Baxter, pero basada en dos clásicos del director Tod Browning: Freaks y The Unknown. Aquí se cruzarían la experimentación con los límites de la mirada documental y la reconstrucción de los códigos narrativos del cine clásico.
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