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Jueves, 22 de diciembre de 2005

CULTURA / ESPECTáCULOS › ANTOGNAZI INTERPRETA A LISZT, BARTOK, MUCILLO

Música de espíritu romántico

El disco se llama "Arbol de Navidad", una figura que recorre los casi setenta minutos que dura este nuevo trabajo del pianista.

 Por Fernanda González Cortiñas

La relación entre Aldo Antognazzi y Luis Mucillo data de por lo menos tres décadas, cuando el primero era docente de la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y el segundo su alumno. Inspirado en la admiración que sentía por su maestro, en 1977, con apenas veinte años, el discípulo le dedicó al maestro cuatro nocturnos que, según el propio Antognazzi, debido a su "alto grado de dificultad", tardó buen tiempo en decidirse a grabar. Casi treinta años después, ese material es reeditado en una placa que, en realidad, poco tiene que ver con este preámbulo.

"Desde hace ya algunos años tenía en mente grabar el ciclo completo de 'El árbol de navidad', de Liszt --explica el pianista rosarino, en diálogo con Rosario/12-. Esa fue la obra con la cual yo imaginé este disco siempre. Lo que ocurría era que no sabía con qué más reunirlo. Hasta que a fines del año pasado se me ocurrió hacer un álbum temático. Así, decidí agregar los villancicos rumanos de Bartók, una recopilación de temas populares que lleva por título 'Colinde' y que reúne varias piezas muy breves. Por otro lado tenía los nocturnos de Mucillo, cuatro piezas muy complejas que después de muchos años decidí grabar durante una visita que le hice cuando él todavía vivía en Brasil. Cuando le dije que las iba a sumar a este disco, Luis me dijo: 'te voy a escribir algo especialmente para este álbum, algo navideño'. Al poco tiempo me trajo 'El árbol iluminado', una obra hermosísima con la que pude redondear el proyecto y hacerlo disco".

La placa --que acaba de llegar a Rosario y que por ahora solo se puede conseguir en Zivals-- lleva por título Arbol de Navidad, una figura que recorre los casi setenta minutos que dura este nuevo trabajo de Antognazzi.

El recorrido se abre con Franz Liszt, con su "Weihnachtsbaum" ("Arbol de navidad"), una obra compuesta entre 1874 y 1876 por el genial pianista húngaro. Se trata de dos cuadernos de seis pieza cada uno, en versiones a dos y a cuatro manos, ya que el autor le dedicó esta obra a su nieta.

"Yo admiro mucho al Liszt de la última etapa --explica el maestro--, cuando empieza a despojarse de todo ese virtuosismo con el que había escrito toda su vida, y comienza a incursionar en un camino que se va iluminando a su paso, y en el que va abriendo la posibilidad concreta de la disolución de la tonalidad".

Con una primer parte de sutil tono didáctico, que incluye el lied 'Antigua canción navideña', 'La noche santa', 'El pastor en el pesebre', 'Marcha de los tres reyes magos', a lo que se suman un scherzoso y un estudio de campanas, en la segunda parte la obra evoluciona hacia lo que en la presentación del disco Federico Monjeau define como "un pequeño mundo aparte": una 'Canción de cuna', una 'Antigua canción navideña provenzal', otro estudio de campanas, un vals, una marcha húngara y una mazurca.

En el caso de "Colinde" (nombre genérico de los villancicos en Rumania), Bartók reúne dos series de diez pequeñas piezas de no más de un minuto de duración que deben ser interpretadas prácticamente sin pausa. Recopiladas y transcriptas para piano por el maestro rumano en 1915, cada una recibe el nombre de una ciudad o poblado, casi un sello en el hacer de un músico de marcada inspiración popular.

En el cierre se dan cita dos etapas de la producción de Mucillo, un joven autor --y también eximio pianista-- argentino, a quien el crítico Diego Fischerman calificó como "uno de los compositores más interesantes de la escena actual".

"Mucillo es un compositor y músico talentosísimo --apunta Antognazzi--. Yo lo admiro mucho. Fue alumno mío de piano. Por eso lo quise poner junto a autores que sé que le gustan mucho. Siento que este Liszt tardío, este Bartók que funciona a modo de nexo, y el cierre a cargo de Mucillo, un autor actual que a pesar de trabajar con armonías modernas crea una música de marcado espíritu romántico, son, me arriesgaría a decir, una amalgama perfecta".

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Para Antognazzi admira al Liszt "de la última etapa". "Mucillo es un compositor y músico talentosísimo".
 
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