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Lunes, 1 de septiembre de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. FRANCESCA, OTRA OBRA DE LINA WERTMULLER PROTAGONIZADA POR SOFíA LOREN

Una heroína madura, llena de matices

La directora de Mimí Metalúrgico cuenta ahora la historia de una mujer altiva y desafiante, y de su hija adoptiva, Nunziata, que será heredera de la tradición familiar. Con la actuación de Giancarlo Giannini, la película honra la cartelera.

 Por Emilio A. Bellon

Francesca. "Francesca e Nunziata", Italia, 2001.

Guión y Dirección: Lina Wertmüller

Fotografía: Alfio Contini

Intérpretes: Sofía Loren, Giancarlo Giannini, Claudia Gerini.

Duración: 121 minutos

Salas de estreno: Del Siglo, Showcase.

Calificación: 9 (nueve)

Fue en 1989 cuando pudimos ver el film de Lina Wertmüller En una noche de claro de luna, una historia interpretada por Rutger Hauer, Nastassja Kinski y Peter O'Toole, en la que se abordaba la cuestión del SIDA en torno a la figura de un periodista que finge haber contraído la enfermedad para poder acercarse a este marginado mundo. Este fue su último estreno en sala cinematográfica a pesar de que son cinco los films posteriores que la tan polémica realizadora presentara en la década del 90 y principios de este siglo. Si, podemos recordar que en una oportunidad el canal Europa﷓Europa emitió el film de 1990 Sábado, Domingo y Lunes, sobre pieza teatral de Eduardo De Filippo, en el que, igualmente, actuaba Sofía Loren.

En cambio, su gran producción, aquella, la de los títulos extensos que asomaban entre la verosimilitud de la crónica y los entretelones particulares de sus personajes ocupó, sí, el período que va desde los principios de los 60 hasta fines de los 80, films que pudimos ver en salas. Algunos de ellos, tales como Mimi Metalúrgico (Mimmi Metallurgico ferito nel onore), Pasqualino Siete Bellezas (Pasqualino Settebellezze), Insólito Destino (Travolti da un insólito destino nell' azzurro mare d'agosto) estuvieron hasta más de un mes en cartelera. Y en los films citados su actor﷓tipo es Giancarlo Giannini, a quien tenemos ahora, como entonces, como protagónico.

Fue hace casi treinta años cuando Giannini formó el cartel actoral junto a Sofía Loren y Marcello Mastroianni en un film que conocimos en el ex﷓cine Gran Rex: Amor, muerte, tarantela y vino ("Fatto di sangue fra due uomini per causa di una vedova, si sospettano moventi politici"). Su estreno marcado, como casi la totalidad de los films de entonces, por la censura, nos planteaba una historia triangular, entre la viuda de un carbonero ligada sentimentalmente a un abogado socialista (Mastroianni) y a un contrabandista que llegaba de Estados Unidos, rol que asumía Giancarlo Giannini. En un registro melodramático, la Wertmüller desplegaba todo su grotesco, (otro de los rastros de su filmografía), en un espacio de intrigas y persecuciones y que, en tierras del Sur, acusaba igualmente el golpe de la marcha sobre Roma.

Giannini y la Loren. Nombres más que familiares y tan esperados para algunas generaciones. El, el Príncipe consorte de Francesca Montorsi, hoy una mujer adinerada que, en un punto de Nápoles, exhibe el cartel de su fabrica de pastas: "Montorsi e figli". Huelga decir que este internarse en soleadas galerías y en este descenso al lugar donde los granos de trigo, de múltiples variedades, esperan, provocan en la platea, en el público presente, más de un astronómico comentario. Y más aun, en el film, en varios momentos, se nombre a la Argentina, tierra de sueños para los inmigrantes, en relación con nuevos acuerdos comerciales.

A siete años de su estreno, Francesca honra una cartelera por lo general poblada de films super espectaculares, que se miden por el tonelaje de sus efectos especiales. Aquí volvemos a los ámbitos familiares, a las historias que se abren con un relato en "off", a las tensiones que se van insinuando a partir de mandatos, exigencias y limitaciones. Desde esta perspectiva, es admirable el rol que compone Sofía Loren, un personaje pleno de matices: altiva, gallarda, segura de sí misma, desafiante, mujer de grandes decisiones. Pero igualmente tierna, frágil, capaz de emocionarse con gestos cotidianos, sin olvidar jamás sus humildes orígenes. Será por ello que elegirá a Nunziata, la niña huérfana a la que adoptará a partir de cumplir un voto. Será Nunziata (el titulo original del film lleva los dos nombres) quien seguirá sus pasos, la hija continuará la tradición familiar.

Pero en tanto historia familiar, Francesca ofrece un juego de relaciones que dejan al descubierto numerosas tensiones; entre la pareja matrimonial, entre los hijos entre sí. Todo ello en el escenario de los cambios históricos, con fondo de mandolina, con canciones populares que nos llevan a disfrutar ese dialecto. Estamos en Nápoles y allá en lo alto de la bahía, la fábrica de pastas de los Montorsi es más que un estandarte que abre espacios de transacciones entre fabricantes de distintos lugares de Italia.

Si Francesca lleva en sí el peso de la historia, por su constante presencia, no lo es menos por cierto, la figura de Giordano, su marido, el príncipe, hombre dado a los juegos de azar que cifra sus conquistas en collares de perlas. Pero tampoco es menor el drama que experimenta su hijo Federico con la bellísima Nunziata, ahora ya mujer. Nadie escapara a la manipulación de la voz de la madre y el film nos llevara al ocaso de un nombre. Por eso tal vez esa ultima imagen, ese último plano, esta sorprendido en un ocaso por la bruma.

Historia de fines del siglo XIX que va mas allá de los años del fascismo, Francesca e Nunziata es un film que nos invita a sorprendernos como en los mejores años del cine italiano.

Una escena para recordar: Federico y Nunziata se entregan al amor en un espacio detrás de una pantalla donde se esta proyectando el film silente, en blanco y negro, Quo Vadis, mientras suena una pianola.

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Sofía Loren estremece con su Francesca, que descubre una trama de tensiones familiares.
 
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