Martes, 23 de septiembre de 2008 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › CARTOGRAFíAS MERIDIONALES, UNA MUESTRA DE TONO CRíTICO EN EL MACRO
De autores venezolanos, y un puertoriqueño, las obras que se exhiben en el cuarto y sexto piso del museo denuncian con humor el nuevo colonialismo cultural y también se apropian del pop global. Curaron Andreína Fuentes y Marcela Römer.
Por Beatriz Vignoli
"No desperdicie su vida: ¡llame a Superwoman!". La voz femenina que ofrece a la súper mujer a la vez como servicio y producto tiene un timbre característicamente latino y una entonación típicamente yanqui: una voz domesticada pero no del todo. La imagen en pantalla muestra todo lo que Superwoman sabe y puede hacer por usted: administración de las cuentas del hogar, trámites bancarios, compras en el supermercado, y, mientras usted mira televisión, comidas ("con amor y atención al detalle"). También se ocupa del cuidado de los niños ("¡Ella puede estar en cualquier momento en cualquier parte!") y entre sus superpoderes se cuenta el pleno dominio de la tecnología: ¡Superwoman sabe manejar autos y computadoras! "Llame ya: 1800SWOMAN", se lee en la pantalla, en inglés, insistentemente. Pero como el lector ya se habrá imaginado, esta apología de la mujer moderna no es sino una apropiación irónica, tanto de los discursos de un postfeminismo cínico como de la publicidad vía TV por cable de productos de venta telefónica. Constituye una obra de arte contemporáneo, un video titulado "Superwoman Personal Card" que junto con una performance es parte de la obra que la artista venezolana Nina Dotti presenta en el cuarto piso del MACRO (bulevar Oroño y el río) en el marco de la muestra Cartografías Meridionales, con curaduría de Andreína Fuentes y Marcela Römer. "Superwoman es el aspecto simbólico oculto de todas las mujeres que día a día se cuestionan su lugar de supuesta perfección social queriendo intensificar la libertad del deseo en sus vidas", escribe Römer en el texto de catálogo. De la performance realizada la noche de la inauguración, "Superwoman Petro Dolares Antonini", cuenta la curadora rosarina que "era una farsa sobre las famosa valija de Antonini Wilson en donde Superwoman venía a Rosario al MACRO a comprar todo lo que le vendieran".
El filo crítico, la denuncia de las nuevas condiciones culturales del colonialismo y la apropiación de la cultura pop global se continúan con humor en "Teletubbie exhibicionista" y "Las morochas de King Kong", fotografías de Pietro Daprano, y en los montajes gráficos de Odalis Valdivieso, que titula "Patrimonio nacional" a una serie de yuxtaposiciones de carteles e íconos que delatan sutilmente o no tanto la pata imperial puesta en Latinoamérica. Más en la tradición de un conceptualismo político racionalista o "arte de la comunicación", como se decía en los años 60, se encuentra el monumental tapiz de Nela Ochoa, "Materia gris incompleta", detrás de cuya belleza se esconde el horror. Explica la autora: "Esta obra, que va de lo genético a lo político, está basada en la fórmula genética de MAPT, un gen relacionado con poca materia gris y/o pérdida traumática de la misma, a la vez que con personalidad agresiva y antisocial. Las 2946 letras de la fórmula son sustituidas por una red de telas de camuflaje militar. El tradicional militar verde, el beige, que se impuso en la guerra del Golfo y la gris más usada por las policías urbanas forman las equis de TGC , mientras que la A, la letra mas numerosa de la fórmula, es una equis roja". Estas son entonces las referencias que da Ochoa para leer su mapa: "A = adenina = rojo sangre; T = tiamina = verde militar traditional; C = citosina = gris policía urbana; G = guanina = beige guerra del Golfo".
Ya en el sexto piso, Pepe López y Andrés Michelene satirizan también algunos intentos históricos de rebelión violenta contra ese orden de cosas: el objeto que muestra López es un "Boom kit terrorista" y Michelene dibuja al Che cabeza abajo en tamaño natural. El héroe de historieta lanza al público una pregunta, que es el título de la obra: "What's up, Doc?". Es decir, el famoso "¿Qué hay de nuevo, viejo?" del conejo Bugs Bunny, él mismo una parodia animal y adicta al caroteno de la estrella masculina Humphrey Bogart (La industria del entretenimiento ya se tomaba el pelo a sí misma).
Todos los artistas de la muestra son venezolanos salvo uno, el puertorriqueño Efrén Candelaria. Capítulo aparte merece lo sucedido a su trabajo, una pieza originalmente impecable en la línea del conceptualismo objetual de Rikrit Tiravanija. "Nombrando", su intervención en el sexto piso consistente en una guía telefónica de Rosario junto a unos lápices en el suelo y la transcripción en la pared de nombres tomados de la misma según un método de azar controlado, fue a su vez "intervenida" por el público. Es decir, vandalizada con inscripciones y dibujos, eufemismos aparte. Pero pacíficamente: las cámaras de seguridad del MACRO mostraron a los asistentes a la muestra dibujando y escribiendo con los lápices del piso en el espacio en blanco dejado por Candelaria en la pared, actividad que realizaban con gran concentración y entusiasmo. Entrenados en los gestos participativos del arte contemporáneo, evidentemente creyeron que eso era lo que se esperaba de ellos. Ni Römer ni el artista pudieron disponer de los videos de seguridad, para lo cual se hubiera requerido una denuncia policial (y no parecía haber nada que denunciar, o no les pareció pertinente ese camino), de modo que tras algunas deliberaciones ambos decidieron, de común acuerdo, añadir una foto de la obra inmaculada, tal como se veía el día de la inauguración.
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