El Maestro Antonio De Raco es sin duda un notable representante de la realidad musical del país. Considerado uno de los más grandes pianistas argentinos, quien diera su primer concierto a los 17 años goza también de una gran reputación como pedagogo, actividad que ha desarrollado ampliamente en toda la Argentina, desempeñando una remarcable tarea docente en los diferentes conservatorios municipales y nacionales de Buenos Aires, así como también en las Universidades de Cuyo, Tucumán y Rosario. Y precisamente, como docente en esta ciudad, fue profesor en la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Rosario, cuya acción reviste de una importancia inigualable, merced a la influencia pedagógica y artística que proyectó en todos sus discípulos, muchos de los cuales son actualmente profesores en los claustros universitarios de Rosario y de otras ciudades, mientras que otros tantos proyectan su arte por el mundo.

Por tal, qué mejor que homenajear en vida a este gran valuarte de la escuela pianística en la Argentina: para ello, por resolución del Consejo Superior de la UNR y a instancias de su Escuela de Música, el pasado 23 de septiembre se le otorgó la merecida distinción de Doctor Honoris Causa, título sin duda en virtud de su amplia trayectoria nacional e internacional como eximio pianista y excelente pedagogo.

Y mañana, a partir de las 19.30, en la sala Mayor del Teatro El Círculo de Rosario se realizará la entrega de este galardón en un acto académico, homenaje seguido además de un concierto que -﷓de yapa-﷓ estará a cargo de alumnos de la Escuela de Música de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.

El título Doctor Honoris Causa de la UNR no es para menos: el Maestro De Raco es una gloria nacional, que comenzara una carrera meteórica en el año 1933, a sus dieciocho años, en donde el primer premio del concurso organizado por Radio Municipal le valió la entrada al Teatro Colón de Buenos Aires con el Segundo Concierto de Brahms (junto a una orquesta dirigida por otro grande, el Maestro Juan José Castro). Desde entonces realizó más de dos mil presentaciones entre recitales y conciertos por toda Latinoamérica, Estados Unidos, Canadá, Italia, España, Francia, Holanda, Alemania, Suecia y Rusia.

Curiosamente, nunca más se presentó en otro concurso, pero aún así fue galardonado en repetidas ocasiones. Placas, medallas, pergaminos y estatuillas que son un testimonio fiel de sus méritos indiscutibles: Premio al mejor intérprete, al mejor intérprete de música de cámara, al mejor pianista, al mejor pedagogo... Fundación Kónex, Camping Musical de Bariloche, Asociación Amigos de la Música, Asociación Wagneriana, Rotary Club... Entre los últimos recibidos se encuentran el Premio a la Trayectoria otorgado por el Fondo Nacional de las Artes, el título de Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Medalla de Oro del Mozarteum Argentino y Medalla de Oro del Teatro Colón.

Pero su mayor mérito es su pasión por lo que hace, su enorme generosidad y el mantener, aún pasados sus noventa años, en un estado latente y virginal la capacidad de asombro del niño. Siempre conservando su pasión por la música y la docencia, hoy, a sus 94 años, sigue en plena actividad, y su versatilidad y energía siguen intactas, de modo que se lo puede encontrar tocando un concierto para piano y orquesta en el Teatro Colón, como así también vérselo dictando clases magistrales a grandes intérpretes argentinos.

Este homenaje en Rosario es sin duda un oportuno y necesario reconocimiento a un grande de la música argentina. A Antonio De Raco, cuya vida, íntegramente consagrada a la música, sigue proyectándose en el mundo.