Domingo, 5 de octubre de 2008 | Hoy
OPINIóN › PANORAMA POLíTICO
Por Pablo Feldman
Está en ciernes la discusión del Presupuesto 2009 en la Legislatura provincial. Se trata del primero elaborado íntegramente por el gobierno de Hermes Binner, que habiendo asumido el 11 de diciembre del año pasado, negoció con la administración saliente la "ley de leyes" para el 2008 que está por terminar. No es un detalle cronológico únicamente, sino que como antecedente podría tener utilidad a la hora de las nuevas negociaciones que necesariamente se deberán entablar con el peronismo -ahora en la oposición- que ha mutado políticamente a lo largo del año que corre de manera sorprendente. De todos modos, esas mutaciones o deberían conducir al gobierno al error de suponer que el PJ le va a allanar el camino o hacerle fácil la gestión. Desde que Binner llegó a la Casa Gris, y por imperio de las circunstancias, su vínculo con el gobierno nacional fue también modificándose, pero sin dudas una vez desatado el conflicto con el campo, la relación entró en un cono de sombra en el que se manejan mejor los peronistas que los debutantes socialistas. A tal punto esto es así, que casi medio año después del inicio de las complicaciones y más de dos meses de la derogación de la resolución 125, el peronismo santafesino se las ingenió para estar de los dos lados del mostrador, y proyectar para el 2009 una boleta que lleve los nombres de Agustín Rossi y Carlos Reutemann para encabezar las listas de diputados y senadores respectivamente para los comicios legislativos.
Si bien los adulones del ex-piloto de Fórmula Uno sostienen que "Lole no va aceptar que Rossi vaya en la boleta", los que lo conocen un poco mejor saben que Reutemann quiere seguir siendo senador otros 6 años, y si ese es el precio lo va a pagar más allá de que intente algo o entre bambalinas hable de los "contrapesos". Otro tanto va a suceder con intendentes y jefes comunales -algunos de ellos que deberán revalidar títulos- que hoy hablan contra el "gobierno de izquierda montonero" (sic. Fernando Fisher) y que a la hora de las listas verán cómo pueden anotarse. Visto desde otro lugar, están los que recibían a los chacareros y les juraban "amor eterno" y a la hora de subir al avión presidencial, no le cobran sobrepeso (en la conciencia). Esta es la manera en que funciona el peronismo, y si bien no es una novedad parece haber tomado desprevenidos a Binner y a sus colaboradores.
Otra imagen extraordinaria que pudo verse en las últimas horas es la de una docena de intendentes sumándose al paro de los trabajadores municipales, solidarizándose con el pedido de aumento que ellos mismos le niegan y le cargan las culpas al gobierno provincial por su avaricia a la hora de repartir la Coparticipación a los municipios. Alguno de estos jefes comunales debe haberse despertado de un profundo sueño, porque no es el primer período al frente de la comuna pero sí el debut reclamando al gobierno provincial. Después de casi un cuarto de siglo de voto de silencio, los intendentes peronistas comenzaron a hablar. La inspiración debe haberles venido del Senado, donde Juan Carlos Mercier, el mismo que fue funcionario de la dictadura y dos períodos completos Ministro de Hacienda de Reutemann, sin vergüenza, da clases de economía y gestión, y "corre por izquierda" a los tiernos legisladores socialistas.
Con este panorama el gobierno provincial tiene más de un problema, la inferioridad numérica en el Senado -donde pueden hacerle naufragar hasta las más justas y necesarias medidas de gobierno- no es el más grave. En términos prácticos, no contar con la reforma tributaria puede ser un inconveniente que obligará a negociar y/o buscar otras alternativas para recaudar. Lo mismo que el rechazo anunciado al Presupuesto que elaboró Angel Sciara y que contempla ingresos provenientes de esa reforma tributaria que no fue y tal vez nunca será.
Sin dudas serán limitaciones para la gestión, que obligará a replanteos y rectificaciones como lo adelantó el propio gobernador a la hora de ser consultado acerca de qué podría pasar si no le aprobaban sus proyectos. Esto que en sí mismo es un problema, no es lo que más debería preocupar al gobierno a poco de cumplir su primer año. En todo caso es un síntoma de un problema más delicado que es que está perdiendo la discusión ante la opinión pública. Y no por mérito del peronismo -donde ningún dirigente llega a registrar ni la mitad de la imagen positiva de Binner- sino por falencias propias del gobierno.
La reforma tributaria no fue explicada ni defendida con convicción ni en el Parlamento ni en la discusión pública. Es increíble que no haya habido nadie que saliera a cruzar a Mercier que habló como si hubiera estado en el exilio y no al frente de las arcas provinciales durante el desguace del Estado y la devastación de la industria en la región. Es difícil de entender cómo después de la posición que asumió Binner durante los días del conflicto con el campo, se llega a un enfrentamiento con la Federación Agraria que colocó al gobierno socialista casi a la misma altura que a la gestión de Cristina de Kirchner. Y como estos casos -de alto impacto en la opinión pública- hay uno distinto todos los días y en todas las áreas. Desde ya que nadie pretende que el gobernador "juegue todas las manos", pero sí que en su derredor haya funcionarios que tomen riesgos y salgan al ruedo. No sólo para sostener las posiciones del gobierno, sino para evitar su debilitamiento de cara al 2009, un año en el que el cronograma electoral va a condicionar el funcionamiento del Parlamento y sobre todo las iniciativas del Poder Ejecutivo. No hace falta decir qué podría pasar el año que viene que habrá elecciones, si en éste, el de la "luna de miel del nuevo gobierno" los senadores del PJ le votan una quinta cuota del Impuesto Inmobiliario (lo que representaría un aumento del 20%) el mismo día en que ingresaba a la otra Cámara el proyecto oficial. Para que no quedaran dudas el "aumento" que proponían Mercier y sus muchachos, iría íntegramente a los municipios, sin que el gobierno provincial tocara una moneda. Un ataque de "súbita justicia tributaria" nunca antes visto en legisladores que llevan -según el caso- hasta 20 años sentados en sus bancas. "Todo eso de alguna u otra forma salió en los diarios", le dijo a este cronista un dirigente socialista que no repara en que "de una manera u otra" no es lo mismo. Y si no se dan cuenta de eso ahora, el año que viene puede ser muy tarde.
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