Lunes, 1 de diciembre de 2008 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. UN PLAN BRILLANTE, PARTICULAR MIRADA PARA LA TRAMA DE UN ROBO
En el film del director inglés Michael Radford, los personajes de Michael Caine y Demi Moore no sólo urden un atraco, a la manera de los clásicos, sino también un ajuste de cuentas. Vuelven a compartir protagónico, como en Echale la culpa a Río.
Por Emilio A. Bellon
Un plan brillante. (Flawless"). Gran Bretaña, 2007
Dirección: Michael Radford
Guión: Edward Anderson
Fotografía: Richard Greatrex
Música: Stephen Warbeck
Intérpretes: Michael Caine, Demi Moore, Lambert Wilson.
Duracion: 108 minutos.
Salas: Del Siglo, Monumental, Showcase y Village.
7 (siete)
A sus cuarenta y seis años, la actriz Demi Moore, estrella que a mediados de los 80 y de los 90 ocupo la plana por su historia sentimental y por los roles que componía, (famosa por otra parte por aquella Propuesta indecente) ha logrado reunirse con quien hoy, a sus setenta y cinco años, fue su compañero de cartel en el film que la vio debutar. Así, en 1984, ambos, ella en su primer protagónico, fueron los protagonistas de una sofisticada y brillante comedia de juegos amorosos: Echale la culpa a Río, del maestro en el género, Stanley Donen.
Pero la Demi Moore que nos ofrece este film del inglés Michael Radford, realizador de Il postino y El mercader de Venecia, presenta otras facetas. En Flawless-Un plan brillante su rostro, ya mujer envejecida, abre el film para dar paso a un relato, que ambientado en los años 60, en Londres, levanta el telón sobre la singular trama que manipulan dos defraudados empleados de la principal compañía inglesa de diamantes. Como su título lo indica, Flawless el armado de esa estrategia brilla por ser, astutamente "impecable".
Tal vez podamos pensar el tono de este film desde una particular secuencia. El encuentro entre dos sujetos desplazados -ella, Laura Quinn, poderosa ejecutiva que no encuentra reconocimiento en un mundo de hombres; él, encargado de la limpieza, con un problema de cojera, a punto de jubilarse-, tendrá lugar en una sala de cine. En el interior del cine Star, en cuya pantalla se esta proyectando un policial inglés de aquellos años, cuya trama de suspense nos lleva a la acción de un robo, con Jack Hawkins como protagonista, se pactará el inicio de una acción conjunta: una complicidad entre dos sujetos rechazados y olvidados. Igualmente, por boca del Sr. Hobbs, que vive una existencia solitaria, que cumple sus visitas habituales al cementerio para honrar el nombre de quien fuera su esposa, recibirá una particular confidencia.
Cuenta Michael Caine que cuando fue invitado a participar de este proyecto inmediatamente sintió que imágenes de su niñez volvían a la escena. Cuando era niño su madre era una de las domésticas de las residencias de los miembros del Parlamento y que desde su oficio mudo, desde una presencia no registrada por los otros, llegó a escuchar revelaciones comprometedoras. Michael Caine señaló: "cuando leí el guión sabía de qué aspectos estaba tratando. Para los aristócratas, los sirvientes son invisibles y ninguno de ellos piensa que en realidad lo pueden escuchar todo".
De esta manera, Un plan brillante, con su creciente tensión dramática, pone en juego el sentimiento de frustración de dos almas solitarias, de diferentes clases sociales, pero unidos por el mismo dolor. Y es así que el "plan brillante" por momentos pasa a segundo plano, para dejar a rostro descubierto los intereses mezquinos y crueles de las grandes compañías y el dolor de algunos subordinados. Como la trágica situación que articula poder económico y político para lograr sus rapaces ambiciones.
Desde la presentación del film, sus títulos iniciales, el film ubica en un lugar protagónico al objeto diamante. Pero Radford explora otros ángulos, no instala su mirada sobre su brillo enceguecedor, sino que va mostrando, por fuertes elipsis, distintos momentos de recolección y elaboración posterior del material en bruto. Reconocemos zonas agrestes, manos de hombres negros arrodillados que buscan y seleccionan, técnicas de tallados y tantos aspectos más. En el film se hablará de Sudáfrica y el comentario racista se apropiará de la escena. Los grandes intereses, que no tienen en cuenta la vida humana, son denunciados.
Gran parte de la crítica consideró a este film como una pieza regular; algunos la calificaron de "mediocre". Creo que por algunos de los apuntes que he esbozado, desde mi punto de vista, el film de Michael Radford, goza de consideraciones para atender.
Michael Caine y Demi Moore urden no sólo un atraco, a la manera de los films clásicos, sino un ajuste de cuentas con sus historias personales que llevará a un epílogo no ya cínico, sino reivindicador de lo olvidado, que se expande como una acción continuada, desde las páginas de las memorias de aquella exempleada de la London Diamond Company, la más grande en compra y venta, llamada Laura Quinn.
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