Viernes, 12 de junio de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › QUINTINO CINALLI TOCA MAñANA EN ROSARIO, CON INVITADOS
El artista de Venado Tuerto toca mañana, a las 22, en Mano a Mano, con el pianista Mariano Agustoni y dos músicos invitados.
Durante años, Quintino Cinalli prestó su ritmo a artistas de géneros diversos, nutriéndose así de los elementos que le permiten sustentar una búsqueda musical que mixtura las raíces folclóricas del sur americano con la espontaneidad del jazz. Aunque lo del percusionista nacido en Venado Tuerto va más allá del rótulo de latin jazz, despojándose de toda simplificación comercial para sostener una idea que comenzó a critalizarse a partir de la asociación con el pianista y cantante Mariano Agustoni. Sobre esa base, Cinalli decidió ir sumando colores a partir de la participación de distintos invitados, en un proyecto que pronto se transformará en disco, y que tendrá su paso por Rosario con la sumatoria de dos músicos de fuste: el bajista Daniel Maza y el saxofonista Rodrigo Domínguez.
Con esa misma formación de cuarteto Cinalli actuará esta noche en Santa Fe, paso previo al show que mañana a las 22 brindará en el Centro Cultural Mano a Mano (Ovidio Lagos 790). En diálogo con Rosario/12, Cinalli explicó que el origen de este proyecto se sustenta en el dúo de percusión y piano, y detalló: "Tiene que ver con todo lo que yo desarrollé con el candombe y el folclore, y darle a éso un enfoque más jazzístico. La base está en nosotros dos, y está abierto a distintas formaciones".
De esa manera, la estructura sonora de cada concierto se modifica, aunque el concepto se mantiene inalterable, según distinguió Cinalli: "Eso es lo interesante, lo que busco en cada invitado es que le dé una mirada distinta a lo que nosotros venimos haciendo. Estuvimos tocando en San Luis con un guitarrista de jazz de allá, que también le dio su toque. La idea es poder invitar gente hasta lograr un sonido donde nosotros nos sintamos bien identificados para poder grabar".
El repertorio, en tanto, va desde obras tradicionales del Cuchi Leguizamón hasta las más rioplatenses de Rubén Rada, incluyendo composiciones propias de la dupla y versiones de clásicos como "Caravan" de Duke Ellington, aunque amoldados a las estructuras de la música popular sudamericana. "Es al revés del latin jazz famoso --resaltó el percusionista--. Nosotros agarramos la estética, el sonido, el fraseo y la armonía del jazz, pero aplicado a la rítmica y el concepto rioplatense, sudamericano. Durante dos años estuve en Nueva York y tuve la posibilidad de chequear la escena musical, pero también me sirvió para reforzar esta idea sobre lo que venía haciendo con Mariano desde hace años, para reforzar esta historia de mezclar nuestra música. Porque desde hace años hay cosas del jazz con la música brasileña, también con el tango, pero todo lo que sea de Perú para abajo, chacarera, candombe, murga, cueca, mezclado con jazz, allá no existe. Entonces me sirvió para reafirmar que estaba bueno seguir ese camino que en un principio marcó Opa con los Fattoruso, o intentos del Chango Farías Gómez, cosas que quedaron como referencia y que me gustaría continuar. El mismo Pedro Aznar también me abrió mucho la cabeza en ese sentido".
Así, Cinalli tuvo la posibilidad de desarrollar su propia senda a partir de haber tomado las influencias de primera mano: Mercedes Sosa, Luis Salinas, Roberto "Fats" Fernández, César Franov, Walter Malosetti, Juan Cruz de Urquiza, Rubén Juárez, son apenas algunos de los músicos que convocaron al percusionista venadense. "Soy un afortunado, porque tuve la oportunidad de aprender cada género con los tipos que eran un estandarte de ese género. Aprendí candombe con Rada, con los Fattoruso, con Jaime Roos. Cuando tuve que tocar música más elaborada con el folclore lo hice con Dino Saluzzi, cuando tuve que tocar rock nacional lo hice con Litto Nebbia, con Pedro Aznar", ejemplificó.
Y agregó: "Siempre tuve la oportunidad de aprender en la ruta, mi escuela es el escenario y haber interactuado con esos artistas, pero si me preguntás cuál fue mi influencia más fuerte obviamente fue la música uruguaya, fue el primer impacto que me cambió la cabeza. Yo hasta ese momento tocaba con grupos de fusión de Buenos Aires, con Madera Atómica que era un grupo con Lito Epumer, el Mono Fontana, Malossetti, Vadalá, y estaba enfocado siempre en el jazz, en la fusión. Pero cuando Rada me convocó me cambió la cabeza, conocí el lenguaje de los tambores, empecé a aplicar toda esa historia a la percusión. Después, en otra oportunidad, tocando con Trilok Gurtu, un percusionista hindú, él me reafirmó, me dio mucha claridad y énfasis en seguir en esa línea, en profundizar en lo que es el folclore de cada uno. Gracias a Dios siempre estoy encima de éso, estudiando, viendo, mejorando mis cosas y buscando la voz propia, que es lo que me abrió puertas afuera. Siento que es por ahí la cosa".
Seguramente, en ese vasto recorrido Cinalli habrá descubierto la fórmula para lograr productos que, amparados por el difuso cartel de world music, le significarían buenos retributos económicos. Sin embargo, el percusionista prefiere la autenticidad. "Es una decisión propia, son los riesgos que yo tomo y que, a la larga, trae sus réditos --concluyó--. Hasta en un sentido económico, porque en esta gira que vamos a emprender, por dos meses, la cabeza soy yo. No voy a hacer una gira atrás de un artista, y éso tiene sus riesgos: si no va nadie, o si van mil personas, es por mi culpa. Siempre me gustan esos desafíos, más allá de los riesgos reales, que tienen que ver con el estándar de vida o la plata, yo igual los afronto. Generalmente no me fue mal, y no cambiaría esa forma, ahora menos que nunca. Básicamente porque me gusta la buena música, y prefiero pasarla bien".
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