El jueves pasado a mediodía, en el recinto del Palacio Vasallo, el Concejo Municipal de Rosario declaró ciudadano ilustre de esta ciudad (en carácter post mortem) a Leónidas Gambartes, por su invalorable actuación en la esfera de las bellas artes. "Se torna muy importante resaltar los artistas de nuestra ciudad como modo de mantener viva su obra y, más en este caso, porque representa a quien nació, trabajó y murió en la ciudad, logrando trascender las fronteras del país", expresó el edil socialista Aldo Gómez, autor del proyecto. "Nació y vivió en Rosario y sólo ocasionalmente realizó viajes a lugares como La Rioja o Santiago del Estero, para rescatar de la naturaleza y de las señales de la tierra los elementos que le permitirían descubrir y comprender lo que él definía como el espíritu que se encarnó en quienes habitan este suelo. Hablaba de la tierra y de las gentes que la habitan", se lee en la fundamentación del proyecto, aprobado por unanimidad en la sesión del miércoles. El acto de reconocimiento contó con la presencia de familiares del artista, autoridades provinciales y municipales y referentes de la plástica.

En 1934, junto a Antonio Berni y otros, en un galpón de Rioja y Mitre, Gambartes fundó la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos, iniciativa revolucionaria en lo político y social y de la que participaron creadores locales como Juan Grela. Empeñado en hablar de América en un lenguaje universal, Gambartes continuó su diálogo con Grela más allá del cierre de la Mutualidad. Mientras tanto, se ganaba la vida como cartógrafo del por entonces Ministerio de Obras Públicas de la provincia, empleo en el que trabajaría casi hasta jubilarse. En 1942 conformó la agrupación Plásticos Independientes, y en 1950 fue uno de los fundadores del grupo Litoral. Su técnica personal, el cromo al yeso, le permitió crear minuciosamente por pequeños espacios, ya que su labor de cartógrafo le había dejado fisuras en la retina y debía pintar por segmentos, con los ojos a pocos centímetros de la obra. El cromo al yeso consistía en una base de yeso, cola y otros materiales con que daba varias manos a los cartones y luego los texturizaba para comenzar a pintar a la acuarela. En octubre de 1962 obtuvo una pensión por incapacidad, cuatro meses antes de jubilarse y poco antes de morir. Sólo durante ese breve lapso final logró dedicarse íntegramente a la pintura. Falleció en Rosario, el 2 de marzo de 1963. Su hijo Leónidas Hugo se ocupa, desde hace tiempo, de valorizar y difundir su obra.