Jueves, 16 de julio de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. "EL RECUENTO DE LOS DAñOS", CUARTO FILM DE INéS DE OLIVEIRA CéZAR
La directora tomó a Rosario como locación para llevar adelante su nuevo film, genuinamente inspirado en la tragedia de Edipo. "Lo que me gusta es documentar una ficción, no ficcionar un documento", señaló. Se estrenará a mediados de 2010.
Por Edgardo Pérez Castillo
Autora de La entrega, Como pasan las horas y Extranjera, Inés de Oliveira Cézar tomó a Rosario como locación para llevar adelante su cuarto largometraje, El recuento de los daños, que en la última semana culminó su proceso de rodaje con algunas escenas en la autopista a Córdoba. Con las actuaciones de Eva Bianco, Santiago Gobernori, Marcelo D`Andrea y Agustina Muñoz, la película tuvo como disparador a Edipo rey, sosteniendo así la relación entre la directora y las tragedias griegas, proceso que marcó a la elogiada Extranjera. Como aquella, esta nueva realización buscará tener su bautismo en Berlín, iniciando un ciclo de festivales que antecederá a su estreno comercial, previsto para los primeros meses de 2010.
En un encuentro íntimo con la prensa previo al fin de rodaje, el equipo de realización profundizó sobre el proceso de creación de un film que si bien se rodó íntegramente en Rosario, desilusionará a los chauvinistas. En ese sentido, Oliveira Cézar fue aun más allá con el concepto, al afirmar: "Mis películas no son argentinas. No lo son en el sentido de que yo me valgo de la geografía para crear un universo, pero ése universo siempre es una ficción. Lo que me gusta es documentar una ficción, no ficcionar un documento, éso no me funciona muy bien. Ahora estamos filmando en Rosario, pero no es Rosario. Desde el momento en que pusimos la cámara, elegimos el cuadro que habíamos escrito en el guión, ya no es más Rosario, porque estás encuadrando la realidad, que entonces deja de ser realidad y se convierte en una visión posible del mundo. Es otro mundo, entonces nos valemos de las geografías de los lugares por las intensidades naturales geográficas que tienen, pero no por la cuestión social, de reconocimiento o de lugar".
A partir de esos preceptos, poco habrá por reconocer en pantalla, consecuencia de un rodaje que tomó como principales escenarios a las fábricas Bambi y Metalbo, y que tiene al Paraná como otro de sus marcos esenciales. En relación a la trama, el film encontró como disparador a la historia de Edipo, pero no se propone como una recreación, según distinguió la directora: "Esto no es una adaptación, ni siquiera una versión. Está inspirada, realmente. Porque Extranjera fue más concebida como una versión, y después de esa experiencia nos dimos cuenta que no queríamos éso. Entonces es la película que queríamos hacer, que genuinamente está inspirada en la tragedia de Edipo".
Por su parte, Ana Berard, co-guionista y asistente de dirección, remarcó que "una cosa es trabajar las intensidades que atraviesan una historia, y otra es tratar de emularla. Nosotras trabajamos con las intensidades, sobre todo para que cada uno realmente tenga su visión libre de la película".
Los disparadores que las guionistas encontraron en la tragedia de Sófocles dieron lugar a una trama que, según Oliveira Cézar, "tiene que ver con que, cuando el daño se produce, uno cree que ya está". "Pero francamente no es así, porque cuando un daño se produce siempre va a tener consecuencias hacia adelante --profundizó--. Creo que hay algo de éso que tienen las tragedias, que es una visión del mundo y del sujeto muy diferente a la que nosotros tenemos. Creemos en el poder del hombre, y hemos descreído del poder de la naturaleza y el cosmos".
En ese contexto, las guionistas buscaron escaparle a la tragedia como anécdota, concentrándose "en una visión del mundo que no tiene que ver con la visión de esta sociedad judeo-cristiana, sino que quizás los griegos tenían una visión de la vida más afín a ciertas cuestiones", según consideró Oliveira Cézar, que completó: "Ellos creían en el valor del arte, en la importancia de la formación espiritual e intelectual de la gente, valores que en nuestra sociedad no están estimulados ni bien vistos. Pero por sobre todas las cosas casi te diría que se emparenta bastante con la visión que tiene oriente. Para mí no hay ninguna diferencia entre la visión griega del mundo y un haiku japonés. En ambos casos hay un dejarse influir o atravesar por las intensidades, ya sea de la naturaleza o cosas que a uno lo exceden. Mientras que nosotros vivimos en una sociedad donde todo es drama, parece que la tragedia no existiera porque el hombre es tan poderoso que se fabrica su destino y puede manejar las cosas".
Mientras tanto, la directora sostiene una metodología de trabajo que no se fundamenta en los ensayos, sino más bien en la incorporación de elementos que colaboren con una no-actuación. "Y en este caso trabajamos con la idea de la picnolepsia, cuando en un segundo te olvidás de todo sin perder conocimiento, se te genera un blanco. Eso es muy común en la infancia, forma parte del proceso evolutivo del ser humano. Con el desarrollo hormonal y social eso se va reprimiendo, entonces el picnoléptico se acostumbra a rellenar esos espacios en blanco con explicaciones. Todos hemos sido picnolépticos y todos rellenamos. Justamente lo que quieren estas películas es no rellenar. No quieren analizar nada, sólo quieren mostrar. Eso lo trabajamos en la actuación. Es no actuar", detalló la directora.
Bianco destacó la labor de la autora: "Inés ha obrado como una diosa que nos ha llevado sobre intensidades que por ahí no terminábamos de comprender, pero que teníamos que interpretar. Sí intuíamos de qué universo, de qué energía había que abordar para cada escena".
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