Miércoles, 8 de febrero de 2006 | Hoy
Mañana se estrena la película argentina "Ana y los otros", el primer largometraje de la paranaense Celina Murga, quien reconoce que el film habla de su ciudad y de su propio pasado.
Por Fernanda González Cortiñas
Mañana por la tarde, finalmente llega a las salas rosarinas Ana y los otros, ópera prima de Celina Murga. Nacida en la ciudad de Paraná hace 33 años, Murga decidió emigrar a Buenos Aires para estudiar cine apenas tuvo edad. Una vez allí asistió a la Universidad del Cine, donde se desempeñó como docente hasta conseguir sus primeros trabajos, como asistente de dirección en films como El fondo del mar, de Damián Szifrón, Sólo por hoy de Ariel Rotter y Sábado de su actual marido, Juan Villegas. Sobre un posible, imaginario, ansiado o potencial retorno a los pagos habla en éste, su primer largometraje. Aquí Ana (Camila Toker), es una joven de 25 años, que luego de ocho de ausencia decide regresar a su ciudad natal. La búsqueda de un novio de su adolescencia convertirá lo que parecen unas simples vacaciones, en un viaje de introspección y planteamientos existenciales.
--En "Ana y los otros" hablás del amor; en tu próxima película, Una semana solos, de los hijos. Tu cine aparece como muy marcado por lo autobiográfico, ¿sentís que esto es un poco tu "marca en el orillo"?
--Es cierto que en Ana... la huella de lo autobiográfico está muy presente, pero no creo que eso esté tan claro en este segundo proyecto. Son chicos sí, y me identifico más con ellos como chicos que como hijos. En términos generales creo que siempre hay rastros autobiográficos en una obra; en algunos quizá pueden sera más evidentes, más literales que en otros. Ese es el caso de Ana... donde el personaje nació en la misma ciudad que yo, tiene mi misma edad y hace el mismo recorrido... En otros casos no tanto. A veces lo autobiográfico está por debajo o tiene que ver con aspectos más intimos, y hasta inconcientes para el autor.
--¿Cómo surge el personaje de Ana...?
--El personaje de Ana surge a partir de los primeros viajes que yo hacía de Buenos Aires a Paraná. En esos viajes tenía una sensación ambigua, de pertenencia y desarraigo mezclados, había una especie de "crisis" entre la Celina, la "vieja", la paranaense, y la "nueva", la de Buenos Aires. Esa sensación, sumada a la distancia del estar viviendo en otro lugar me hacía ver la ciudad de otra forma, con otros ojos. Así surgió la idea de plasmar estas sensaciones. Así nació Ana.
--La generación de realizadores a la que pertenecés aparece como muy marcada por algunas cuestiones (la más obvia la dictadura y sus consecuencias). ¿Fue tu intención despegarte de ese discurso, o simplemente sabías que tu línea narrativa iba por otro camino?
--Las marcas del pasado trágico de nuestro país están en la sociedad en la que vivimos y hasta en los individuos pero, al menos en mi caso, no es a modo conciente. Nunca me planteé voy a tomar este camino o el otro. Esta película surgió de un deseo y una necesidad concreta --a veces hasta urgente-- de hablar de esta ciudad, la mía, y de mi propio pasado, quizás más pequeño y menos dramático que el toda mi generación.
--En función de esto, ¿te sentís ubicada dentro del llamado "Nuevo Cine Argentino"?
--Me parece que la marca "Nuevo Cine Argentino" lo que ha hecho es agrupar a una generación de directores jóvenes, con algunas cosas en común. Por un lado, en su mayoría, gente que ha salido de las escuelas de cine. Esta es una gran diferencia con generaciones anteriores donde los directores llegaban a dirigir luego de una extensa carrera escalonada dentro de la industria, en esa época el cine era más un oficio. Otro elemento que distingue a este grupo es que ha querido contar historias diferentes, sin ataduras, con más libertad. Se puede encontrar una historia válida de ser contada en cualquier situación. Lo importante es la mirada. Hay un interés mayor por experimentar en forma diferentes y no sólo importa la historia, lo que sucede, los temas. También nos agrupa un gran amor por el cine y el deseo profundo de que el cine argentino siga creciendo y se siga renovando. Para esto, muchos directores jóvenes formamos parte de una asociacion, el Proyecto Cine Independiente (PCI) cuyo principal objetivo es que las políticas de fomento del INCAA no dejen de lado a un tipo de cine emergente con propuestas estéticas nuevas, más arriesgadas.
--¿En esta línea de "categorizaciones", tu cine parece estar marcado (como en el de Lucrecia Martel, como en el de Julia Solomonoff, como en el de María Victoria Menis) por cierto tono provinciano, un timing distinto, un narrativa más contemplativa, algo que, quizá, también tenga que ver con un tipo de creación "femenina"... ¿puede ser?
--Puede ser. Pero creo que la impronta provinciana tiene que ver con lo que se cuenta. En el caso de Ana..., es una historia que transcurre en una ciudad capital de provincia y donde para mí era muy importante plasmar ese tono, ese clima, ese tempo sostenido, esa atmosfera de ciudad de provincia en el verano. Y sí, el clima es más contemplativo: la hora de la sieta, el calor aplastante... Muchas veces se asocia la mirada femenina con cierta delicadeza, cierta mirada minuciosa y descriptiva sobre situaciones cotidianas y sobre todo con una idea de emotividad y sensibilidad particular. No creo que esto sea excluyente de las mujeres. Muchos directores hombres (Rohmer, Almodóvar, Woody Allen) han sabido captar ese "universo femenino" en forma maravillosa. Lógicamente hay temas que interesan más a las mujeres que a los hombres y, simplemente al no haber mujeres que dirijan son tópicos de los que no dará cabal cuenta el cine. Es importante destacar que a mayor cantidad de mujeres dirigiendo, mayor será la variedad de temas y estilos. Pienso que el avance de las mujeres directoras corre en paralelo con el progreso de las mujeres en la sociedad argentina. De todos modos no dejo de pensar en que a los hombres directores les hablan de cine, y a nosotras nos hablan de ser mujeres directoras...
--En "Una semana..." trabajaste con tu pareja, Juan Villegas ¿Cómo es hacer cine "a cuatro manos"? ¿qué ventajas y desventajas tiene trabajar con el marido?
--Para mí fue un trabajo muy placentero y los resultados fueron muy buenos. El momento de la escritura del guión no es lo que más disfruto, así que el trabajar de a dos lo hizo más interesante, ameno y diría que hasta enriquecedor. El hecho de que haya sido Juan allanó bastante el camino. Nos conocemos mucho y no hubo que hacer muchos ajustes de tono, o hablar demasiado sobre lo que se quiere contar, estuvimos fácilmente de acuerdo. Lo que tiene de "malo" es que es más difícil cortar el trabajo. El cine nos apasiona mucho a los dos y muchas veces nos encotramos hablando sobre cine todo el tiempo y entonces uno de los dos pide cambio de tema.
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