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Jueves, 7 de enero de 2010

CULTURA / ESPECTáCULOS › BALANCE DE CINE. UN RECORRIDO POR LAS SENSACIONES QUE PROVOCARON LOS TíTULOS ESTRENADOS EN 2009

Películas que dejaron huella en el corazón

Miradas diversas hacia el exilio, el encuentro con los otros y la posibilidad de engendrar otra mirada fueron las constantes en los films destacados. La reapertura de El Cairo y de Arteón trajeron programaciones alternativas y acercaron otros públicos.

 Por Emilio A. Bellon

Tal vez en el campo del arte el término balance no permita acercarse al complejo y fascinante universo que despierta. Se puede hablar de obras favoritas, que nos produjeron cierto enojo o rechazo, indignación, o bien que han provocado indiferencia. Pero si bien se pueden considerar ciertos parámetros estéticos, perspectivas ideológicas, a veces basta simplemente un contacto con alguna obra para adoptar algún tipo de actitud. Gustos y preferencias hablan de diferentes sectores de públicos, por eso es fundamental sostener ciertos juicios de valor desde una perspectiva que subraya la subjetividad de quien escribe, transmite.

Seleccionar una lista de films lleva a una situación en la que se pone en juego la memoria, las huellas que permanecen, recordar algunas expresiones pronunciadas al salir de la sala. A la hora de redactar esta nota, el intento es que vuelvan las mismas sensaciones, reviviéndolas.

Seguir un criterio cronológico no permitiría dar cuenta de esos felices momentos que ya han pasado a formar parte de la historia personal y hacer un montaje con cada uno de ellos llevarían a definir la propia película del año que ya transcurrió. En el inicio del 2010, recuerdo que a principios de los 80 veíamos Blade runner de Ridley Scott que transcurría en Los Angeles a principios de esta década. Siguiendo la estela de Kubrick alguien llamó a su film 2010: el año en que hicimos contacto.

El cine de los últimos años ha permitido, ya desde lo inicios de los años 90, poder llegar a conocer parcialmente los modos de otras culturas. Recuerdo ya cuando entonces, en la puerta del ex cine Atlas, la gente formaba la llamada cola para ver El sabor de la cereza de Abbas Kiarostami. Se nos hacía llegar otra mirada. En este sentido, la sala del cine El Cairo pasó a ser como el ya reconocible espacio de las producciones no sujetas a intereses comerciales.

Entre Alemania y Turquía, Faith Akin trazó un puente para ofrecer una visión crítica de la figura del exiliado, a través de retratos familiares que estaban marcados por la soledad y la tragedia, por la espera. Tal como lo narra en su film Al otro lado con el regreso a la pantalla de una potente actriz dramática como Hanna Schygulla. Y en Cous cous de Abdellatif Kechiche seguimos de cerca los sueños de un hombre ya veterano, retirado de su oficio naval, en su intento de abrir un restaurant en un lugar de Marsella. Nuevamente aquí están presentes los conflictos de choque de culturas.

Claude Chabrol, uno de los hombres que formó parte del grupo inicial de la Nouvelle Vague, llegó con el estreno postergado de Bellamy, un film que circula por diferentes carriles, que en clave de trama policial, desoculta un conflicto entre hermanos en el mundo familiar. Nuevamente el siempre sorprendente Depardieu, alguien que no oculta las marcas del paso del tiempo, revela otra admirable actuación.

El espacio asignado es breve. Pero si recuerdo la relojería más pequeña del mundo la misma me lleva a la Italia de la ley racial de 1938 y allí está primero la rivalidad de dos hombres ligados al negocio de las telas, vecinos, cuyas historias familiares transitan por diferentes rumbos. Pero llegará un momento, y siempre desde a mirada de un niño que registra la historia a través de los dibujos de su cuaderno, en que la solidaridad y la comprensión ocuparán el lugar de la escena. Personajes de todos los días en Competencia desleal de Ettore Scola, su penúltimo film, nos permiten recuperar toda la historia de aquel cine italiano que parte de los días del neorrealismo. Ettore Scola, sí, uno de mis favoritos, elegidos de siempre, quien por decisión propia (o forzada) no volverá a filmar.

La memoria sobre los horrores del pasado, los tiempos de la ocupación y de los que sufrieron la deportación a los campos de exterminio forma parte de una trama que, en un primer momento desde una anciana que parece permanecer ajena a los juicios sobre el pasado, abre un relato a sus nietos sobre la ética y la dignidad. La actriz anciana Jeanne Moreau transita por el dolor y el silencio ante un hijo que necesita, y se le impone, volver a recorrer un camino. Algún día comprenderás es el film y merece reverse como tantos otros.

En el film por el que Kate Winslet obtiene el Oscar a la mejor actriz protagónica, El lector, los tiempos del horror del pasado se hacen presentes. En un cambio temporal, y desde la perspectiva ya de un hombre adulto, la figura de una mujer extraña, que permanece ajena, tal vez sin comprender, va emergiendo desde su condición de analfabeta, marcando ciertos límites. Por un camino de lecturas y de aprendizaje el film abre un espacio trágico a una toma de conciencia. Polémico e intenso. Kate Winslet igualmente nos descubre otra faceta sobre el desencanto del sueño americano en Sólo un sueño junto a un casi irreconocible Leonardo Di Caprio, dirigida por Sam Mendes.

En este intervalo ubico dos grandes acontecimientos: la reapertura y puesta en marcha de la sala del cine El Cairo, remodelada, con nuevos equipos de proyección y de seguridad, con sus tan tradicionales y legendarias palmeras. Igualmente la sala Arteón --en estos días Espacio Incaa--, otrora el lugar al que asistían los devotos de los grandes títulos. Ambos espacios han vuelto a convocar a todo un sector de la población con sus programaciones variadas. Igualmente continúan de manera asidua las salas Madre Cabrini, en su nuevo aniversario, la del Centro Cultural Bernardino Rivadavia, la tan tradicional sala de Cine Club y "Cineforum".

La hija del tan crítico realizador Costa Gavras, ciertamente continuadora de la línea de su padre, nos hizo conocer La culpa es de Fidel film en el que desde la mirada de una niña comienzan a asomar conflictos derivados de las posiciones de sus progresistas padres y de sus abuelos conservadores respecto de los cambios latinoamericanos de los años 60 y principios de los 70.

Y los adolescentes, en su mayoría hijos de inmigrantes, nos serán presentados en el interior de un establecimiento educativo de un suburbio de Parías y la labor de un docente que deberá afrontar diferentes problemáticas en el seno del aula. Este es el planteo del admirable film de Laurent Cantet, el realizador de Recursos humanos, en su nueva obra Entre los muros.

También una hija adolescente vivirá una situación límite con cuestiones criminales ante la ley y la ciencia en los años del fascismo. Y será su padre, notable interpretación de Silvio Orlando, quien la asistirá y esperará. El film de Pupi Avati, Il papa di Giovanna, fue otro de los títulos esperados del año. Muchos de estos films, ajenos a la gran taquilla, fueron presentados en las salas del cine Del Siglo.

De los films argentinos presentados además de Anita elijo La ventana, de Carlos Sorín, film chejoviano sobre los últimos días de un anciano que vive alejado de la gran ciudad y cercano a sus recuerdos. Y la ópera prima de Diego Sabanés, sobre textos de Julio Cortázar, Mentiras piadosas que retrata una ilusoria manera de mantener una realidad viva. Destacable su ambigüedad. Y el film solidario y de presencia colectiva Mundo alas de León Gieco.

De los films nominados y premiados, selecciono Milk de Gus Van Sant, por esa manera franca de abordar la lucha por los derechos individuales, las elecciones sexuales, en un marco de aparente tolerancia, con una singular composición del sobresaliente Sean Penn. Y en lo que hace al campo actoral, y a la fuerza de un guión que no se encapricha en cerrarse, considero de La duda de John Patrick Shanley, sobre pieza teatral de su autoría, logra una tensión dramática desde sus rigurosas composiciones dramáticas.

El camino hacia Oriente estuvo representado por varios films, pero aún recuerdo con gran fuerza Las flores del cerezo de Doris Dorrie, que le permite a un hombre, ya sobre el final de su vida, comprender y volver a amar a la que fue su compañera, a través de las actitudes y del arte de una joven japonesa. Esa otra cultura que irrumpirá en la vida de un abatido profesor que un día será "invadido" por una pareja de otra orilla. Algunas de estas facetas nos presenta Visitas inesperadas de Tom McCarthy.

La pasión se tiñe de celos, rivalidades, de rojo intenso en el sublime melodrama de Almodóvar Los abrazos rotos, en torno a proyectos inconclusos y búsquedas en el pasado. Y, tantos años después, la continuación de algunos enigmas, permanecen fantasmalmente sobrevolando el universo de Buñuel en Belle Toujour, de Manuel de Oliveira.

En La rosa del desierto Mario Monicelli nos ubica en el norte de Africa, en tiempos de guerra, en un campamento sanitario donde escuchamos diferentes voces y nos interrogan tres miradas, bajo el cielo poblado de estrellas que mira, desde los versos de Leopardi, hacia el absurdo y el misterio.

París y Sarajevo, mi amor tienen nombre de ciudades, de otros territorios, de otras perspectivas, de cruces de problemáticas que la incomprensión y los recuerdos sostienen. Y el París de los años del Frente Popular será evocado desde un relato coral que apunta al esfuerzo colectivo, en el entrañable film de Christophe Barratier, La canción de París, dedicada a la memoria de su padre.

¿Cómo cerrar esta nota si las imágenes no cesan de fluir? En tal caso, cada espectador, cada lector, encontrará su lugar en esta nota, en la de Leandro Arteaga o creará la suya propia.

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Entre los muros, de Laurent Cantet, sobre la educación.
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