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Lunes, 26 de abril de 2010

CULTURA / ESPECTáCULOS › CRIADA, NOTABLE REGISTRO DE VIDA Y TRABAJO DE UNA MUJER

Cámara sensible que va más allá de la mirada

 Por Leandro Arteaga

Criada

Argentina, 2009

Dirección y guión: Matías Herrera Córdoba.

Fotografía: Matías Herrera Córdoba.

Montaje: Miguel Colombo

Producción: Habitación 1520 Producciones, El Calefón Cine.

Duración: 75 minutos.

Salas: El Cairo

10 (diez) puntos


Desde un trajinar diario, atento con la faena y obligaciones de rutina, Hortensia trabaja el día a día de la finca catamarqueña donde vive. A medida que sus actividades se suceden, desde la compañía de los sonidos y la ausencia de palabras, Hortensia se construye también como personaje del film, como su vector concluyente, como protagonista, en última instancia, de su vida. Porque Criada es, en este sentido, una película sensible sobre la vida de una mujer.

Y qué mujer. Hortensia atiende todos y cada uno de los requerimientos de la finca, que los dueños dejan a su entero cuidado y responsabilidad. El riego, las acequias, las noches de tormenta, la cocina, los desperfectos eléctricos, los murciélagos, la repostería por encargo, la limpieza, los dulces caseros, entre mucho más. Trabaja el día a día y todo el día. Hay momentos donde el ritmo descansa, cuando el mate acompaña otras tareas, o cuando el diálogo con amigas ameniza con sonrisas, también anécdotas.

Mientras tanto, la cámara de Matías Herrera Córdoba (Córdoba, 1982) se acerca a cada uno de estos acontecimientos desde un respeto, se diría, cotidiano. Mezcla notable entre recreación y documental. Sin interés -por ello es un gran film de definirse desde un sentido u otro. Porque, evidentemente, Criada requiere de una dramatización: la cámara es siempre un recorte, un punto de vista, más un montaje que ordena y estructura la acción. Pero, por otro lado, la película de Herrera Córdoba no deja de ser absolutamente cierta, porque nada hay de recreación allí donde Hortensia hace su vida habitual. La cámara pide permiso pero se adecua a lo que observa. Y eso es algo que permite el bienvenido olvido de la mirada fotográfica, como si fuese el espectador quien se asomara, con prudencia y admiración, a la vida de la protagonista.

Gradualmente aparecerán otros atisbos, más profundos, con pocas palabras. Surgirán cuando Hortensia devele algunos aspectos de su historia de vida, de su infancia, de su trabajo continuo. Más aún cuando, sin querer, se cuele la disparidad entre tanta responsabilidad sobre una finca de dueños ausentes que le niegan las llaves de algunas puertas y una paga que se entiende insuficiente. En el momento del diálogo donde el tema asoma, la cámara del realizador adquiere una altura moral que se celebra, que nos recuerda la diferencia enorme que, en este sentido, sigue separando al cine de la estupidez televisiva.

Cuando los dueños arriban Hortensia acude presta, disipa los ladridos de los perros, sirve la mesa con comida, mientras la remera de uno de ellos, blanca, permite leer el logotipo publicitario del candidato político de turno. Así, sin necesidad de explicaciones ni declamaciones, Criada construye una mirada sobre una vida que se proyecta, sin dudas, sobre su marco social. Se trata de una película admirable. Que indaga en el mundo habitual y de dignidad de su protagonista, un mundo pleno de sentidos que sólo una cámara, por saber mirar como el ojo humano no puede, es capaz de revelar.

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