Martes, 31 de agosto de 2010 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › ARTE ROSARINO
"Hoy nos encontramos en condiciones de refutar ciertas aseveraciones persistentes sobre el atraso y la desinformación de los maestros europeos radicados en Rosario y de la primera generación de artistas locales", declaró Sabina Florio, doctora en Humanidades y Artes con mención en Historia por la UNR, en su conferencia del jueves pasado en el Museo Castagnino. Ante un auditorio de investigadores de diversas disciplinas y público atento, Florio destacó a aquellos primeros maestros, "artistas europeos que tienen una obra en el campo de la pintura mural y las artes decorativas".
Estos artistas también desarrollan una obra pictórica de caballete y abren las primeras instancias de formación artística. Fenómeno que se produce entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Entre ellos se destacan Salvador Zaino, Mateo Casella, Ferruccio Pagni, Pedro Blanqué, Eugenio Fornells y Fernando Gaspary, entre otros. En algunas de sus academias circulaba información sobre el arte italiano contemporáneo, el impresionismo y el posimpresionismo francés, el luminismo español y diversas tendencias decimonónicas. Los maestros Casella, Pagni y Zaino, sentaron las bases de una estética regional identificable en Rosario.
Zaino, en su múltiple papel de decorador, artista plástico y maestro, implementó articulaciones sugestivas entre el divisionismo italiano, el impresionismo francés y el luminismo. Con su pintura de caballete desarrolló una propuesta moderna de identidad regional. Transitó motivos urbanos, retratos y temas suburbanos como la barranca y el río, abriendo un camino fértil para las generaciónes siguientes. Tanto Zaino como Pagni transmitieron a sus discípulos "una visión simbolista de la naturaleza que trasciende la descripción de efectos lumínicos para adquirir una dimensión espiritualista en la que la mirada está atravesada por el sentimiento y la subjetividad. Este tipo de aproximación a la naturaleza se hará patente en muchas de las obras de Alfredo Guido y de Manuel Musto".
"En otro orden, cabe considerar los debates y planteos sobre el arte generados por la estadía en la ciudad de Alfredo Valenti: Atalaya, considerado como `jefe espiritual` por los jóvenes artistas, según el testimonio del escultor Herminio Blotta. La prédica de Atalaya estuvo acompañada de la presencia sostenida de los discípulos de Malharro, a través de la exposición de sus obras y de su participación en el Petit Salón realizado en el espacio de Casildo Souza. Luis Falcini recordará ese Salón, organizado por el grupo de rosarinos, muchos de ellos simpatizantes del pensamiento libertario, como `la primera exposición realizada en el interior del país de la nueva generación de artistas argentinos que iniciaron su actividad en los años cercanos al centenario".
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