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Sábado, 18 de diciembre de 2010

CULTURA / ESPECTáCULOS › EL MOLINO FRANCHINO RECICLADO EN UNA FáBRICA CULTURAL

El molino de la cultura

Cerró en los 90 en la ciudad de Santa Fe. Y ahora, el gobierno provincial lo reabre como una estación para la producción cultural. "Es un espacio participativo que incluye la educación formal y la no formal", explicó la arquitecta Codina.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Dos años después de haber fundado su empresa en Colonia San Carlos, la sociedad conformada por Boero, Lupotti y Franchino instaló en Santa Fe su molino harinero. Corría 1895 y, desde entonces, la empresa se fue convirtiendo en una postal emblemática del Boulevard Gálvez. Después de sobrevivir a un incendio a principios de los 60 y a diversas reestructuraciones societarias, el Molino Franchino cerró sus puertas durante los primeros años de la década del 90. Adjudicado en remate público al Banco de Santa Fe en 1997, el edificio continuó deteriorándose, mientras muchos se ilusionaban con una recuperación que estuviera a la altura de su historia y significancia.

Luego de un extenso proceso de trabajo conjunto entre la Unidad de Proyectos Especiales del Ministerio de Obras Públicas y Vivienda y el Ministerio de Innovación y Cultura (a cargo de la planificación conceptual del espacio), el Molino reabrirá mañana sus puertas, en la inauguración de la primera etapa de conversión del molino, que funcionará ahora como Fábrica Cultural. La arquitecta Silvana Codina, una de las principales responsables de la obra junto a sus colegas Luis Lleonart y Francisco Quijano, remarcó la importancia de una recuperación que, además, brindará un merecido homenaje al arquitecto argentino Amancio Williams (ver recuadro).

"Cuando asumió esta gestión y se creó el Ministerio de Innovación y Cultura, el Molino ya era una propiedad provincial y administraciones anteriores habían vislumbrado la idea de una función cultural para el edificio, pero no estaba perfilado que fuera una fábrica cultural, ni tampoco este proyecto arquitectónico que la sustenta", explicó Codina, y agregó: "Trabajamos con un equipo muy grande de profesionales de la cultura y arquitectos que interpretábamos las necesidades que iban a ser el sostén de la fábrica cultural".

Mañana, a las 20, un espectáculo multidisciplinario acompañará a la inauguración de la primera etapa de trabajo. La compañía de danza aérea de Brenda Angiel y el grupo de percusión La bomba de tiempo serán dos de los números centrales de una propuesta que, lógicamente, se realizará con entrada gratuita y que congregará a un centenar de artistas. De esta manera, la Fábrica Cultural Molino Franchino se convertirá en realidad.

Al respecto, Codina resaltó: "El sentido de la fábrica cultural, funcionalmente, es brindarle a Santa Fe un espacio cultural que hoy no tiene, participativo, que incluye la educación formal y la no formal, que incluye a la familia y una serie de actividades donde el ciudadano se hace protagonista sin necesidad de erogación monetaria alguna".

Por último, la arquitecta distinguió los ejes sobre los cuales se planificó un proyecto que le devolverá valor al Boulevard Gálvez, y que abrirá nuevas posibilidades en lo que a producción cultural se refiere. "El edificio tiene un sentido, donde cada uno puede expresarse y crecer en vinculación con los demás, y nosotros lo materializamos a partir de tres ideas --especificó Codina--. Por un lado un rescate cultural y arquitectónico de las bóvedas cáscaras, una idea del arquitecto argentino más grande para nuestro país, que fue Amancio Williams. Otro de los pilares tiene que ver con el rescate de lo que fue un molino harinero. Ahí el edificio es el maestro, en el sentido de que la intervención arquitectónica es mínima, porque hay espacios que son mágicos: hay tolvas, entradas de luz, claroscuros, dobles y triples alturas, escaleras helicoidales, escaleras que se ensanchan y se afinan, que dan un recorrido que teatraliza mucho lo que es una función cultural que acerca la producción artística de cualquier tipo de objetos. Y, del otro lado de la calle de las bóvedas, hay un edificio prácticamente nuevo, moderno, vidriado, que refleja las bóvedas, el pasado del molino y que refleja el cielo, y donde funciona otra parte de la fábrica cultural".

A partir de su recuperación, el Molino Franchino se incorporará al sistema de parques y espacios públicos de la ciudad de Santa Fe, estableciéndose como estación para la producción cultural. En ese marco, habrá espacio para la construcción y realización de diseños y objetos en múltiples materiales. Además, se fomentará el aprendizaje en torno a la arquitectura, el urbanismo, la preservación y recuperación de patrimonio, la formación de cooperativas de diseño. Biblioteca, mediateca, una zona dedicada a las industrias culturales, y una terraza "de las artes urbanas" completan la oferta de la flamante Fábrica Cultural santafesina.

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El proyecto le devolverá valor al Boulevard Gálvez, de la capital santafesina.
 
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