Desacertada es la marcada diferencia que muchos compositores hacen entre las mal catalogadas "música académica" y "música popular".

Tal vez, basándose en la errónea premisa que los cultores de esta última no hayan estudiado en un conservatorio o academia, siendo desmerecidos por autodidactas, prejuicio equivocado la mayoría de las veces. Otra falacia es aquélla que juzga a la "música popular" como menos compleja y elaborada que la "música académica".

Dentro del género "popular" pueden incluirse, entre otras, las músicas folklóricas tradicionales de cada región, que en su gran mayoría presentan un uso sumamente complejo de los parámetros musicales intervinientes. Así, en una pieza "popular" encontraremos heterofonías (esto es, superposición de estructuras formales diferentes), polirritmias (que es el contrapunto rítmico existente en las diferentes líneas y que suenan al mismo tiempo) y el uso de microtonos (esto es, el uso de sonidos musicales menores a un semitono). Mientras que el sistema occidental convencionalmente se divide el tono en dos partes -﷓2 semitonos, siendo ésta la distancia más pequeña apreciable para nuestros oídos-﷓ las músicas microtonales llegan a dividir a este tono hasta en 16 partes o más, como sucede en Arabia (24 partes) y en la India (22 partes).

La lista de ricos elementos sigue, y sin dudas todos ellos apuntan a un gran manejo del oficio creativo como así también a una práctica interpretativa muy compleja, que abre nuevas puertas y horizontes en el mundo de la música contemporánea, el pico más alto de la "música académica". Por tal, acertadísima es la combinación cuando un compositor formado en el terreno académico articula este "academicismo" con las distintas corrientes populares, étnicas y/o folklóricas de alguna región. Tal es el caso del músico santafesino Matías Marcipar, clarinetista egresado de la Universidad Nacional del Litoral, quien es además compositor, arreglador y docente.

En diálogo con Rosario/12, Marcipar define su estética musical como "latinoamericanista": dentro de este rótulo conviven perfectamente lo tribal y lo atonal, pasando por cuanta herramienta expresiva se disponga. "Creo en que no hay contradicción entre el amor que siento por la infinita riqueza de lo más tradicional junto con el gusto por las estéticas del siglo XX. Antinomias como programático/abstracto o tonal/atonal pueden convivir dentro de una misma estética sin oponerse, sino justamente complementarse", afirma.

El músico trabaja actualmente con grupos de cámara que fusionan a la perfección la música folklórica con los lenguajes modernos. Así, integra el Trío Bernal﷓Marcipar﷓Poinsignon (junto con el misionero Mauricio Bernal en acordeón, marimba y piano, la violonchelista francesa Mathilde Poinsignon y el propio Marcipar en aerófonos) y el Dúo Bernal﷓Marcipar, con quienes se presentará en la capital santafesina el próximo 5 de agosto, desde las 21, en "Taller Casa de Arte" (1º de mayo 2924). La presentación llevará el nombre de "Canciones de Invierno", y son en gran parte canciones compuestas en las ciudades de San José del Rincón y Colastiné, lugares costeros en los que Marcipar estuvo viviendo estos últimos años.

"Se trata de celebrar desde lo musical las idas y vueltas de lo emocional, de los encuentros, de las ausencias. Es una producción marcada por lo latinoamericano, reflejando una etapa de exploración en la canción, de la mano de tres de las innumerables guitarrillas latinoamericanas: cuatro, ronroco y charango", apunta.

Multiinstrumentista, interpretará clarinete, clarinete bajo, saxo soprano, zampoña cromática, quenas, cuatro, ronroco y voz. "Me interesa jugar con lo paisajístico cruzado entre lo litoraleño y lo llanero, cuyas rítmicas juegan alrededor del 6/8, con sus matices y diferencias. Habrá también momentos de improvisación libre", agrega.

Si bien el encuentro con Bernal es reciente, la formación está planteada como un dúo con invitados: "En esta oportunidad aprovechamos la visita de la violonchelista francesa Mathilde Poinsignon, con quien también mantengo una colaboración artística desde hace unos tres años y con quien recientemente hemos compartido una gira en Europa, precisamente con el repertorio de 'Canciones de invierno'".

Por su parte, el Trío es parte de un macro proyecto colectivo llamado "Sonamos Latinoamérica", que tiene sede en Caracas. Y justamente el intérprete acaba de regresar de las tierras venezolanas, en donde estrenó junto a la Filarmónica Nacional su concierto para quena y orquesta. "Allí pude ver la tremenda actividad que hay tanto en el ámbito de lo académico como de la música popular. Tuve también la suerte de asistir a un concierto de la orquesta Simón Bolívar, macro﷓organismo que contiene a más de 100 mil estudiantes, en donde se ejecutaron exclusivamente obras de jóvenes compositores que surgieron del propio sistema. El concierto se realizó a sala colmada y con gente de todas las edades, con una calidad de escucha maravillosa. Fue sanamente envidiable apreciar que el estreno y reposición de obras de jóvenes compositores sea un evento masivo y popular. Lo mismo experimenté al presentar mi concierto un domingo a las 11 de la mañana y a sala llena, en el teatro Teresa Carreño, unos de los teatros más importantes de América latina. Quizás lo verdaderamente contemporáneo, está en la capacidad de generar puentes entre mundos que parecen intocables", reflexiona.

Entre los proyectos futuros está la idea de lanzar dos discos: una primera placa con versiones propias de obras del repertorio latinoamericano universal, que debería materializarse en el transcurso de este año. El segundo estaría integrado exclusivamente de obras propias de Marcipar y Bernal, placa que se está proyectando para el año entrante, junto con la idea de una gira por Europa y la presentación en Venezuela de este trabajo nuevo. "Entiendo a la contemporaneidad como la mirada desde donde uno produce, en diálogo con todo cuanto circula, pero desde lo sensible propio", concluye.