Domingo, 29 de enero de 2012 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › MARCELO AJUBITA ES COMPOSITOR, INTéRPRETE Y POETA, ADEMáS DE UN INVESTIGADOR MUSICAL.
Se reconoce como un músico contemporáneo, en el más amplio sentido del término, y se autodefine como un "inventor de artefactos sonoros extravagantes". Presenta su libro "Apuntes sobre nuevos recursos tímbricos en instrumentos de cuerda frotada".
Por Marisol Gentile
Marcelo Ajubita es un músico rosarino de una amplia y versátil trayectoria. Compositor, poeta (ha escrito diecisiete libros poéticos y sus poesías se encuentran publicadas en diferentes antologías), violista e intérprete de guitarra y violín eléctricos, acordeón, armonio, concertina y mandolina, se autodefine como un "inventor de artefactos sonoros extravagantes. Artefacto en el sentido mecánico del término ya que toda la música se produce de manera mecánica y extravagante porque me entusiasman las sonoridades enrarecidas, intentando en mis obras sonar lo más original posible", dice a Rosario/12 como para iniciar el diálogo.
Sin embargo, y a propósito de su doble actividad de compositor e instrumentista, opina que no las concilia, ya que las considera muy diferentes. "Creo que el compositor es la figura más importante, porque sin compositor no hay música", explica. "Luego siguen los instrumentistas, y en tercer lugar los directores. El compositor trabaja como una antena que capta sonoridades que viajan a través de la atmósfera y que luego registra con un trabajo artesanal. En el instrumentista existe un entrenamiento físicomecánico y mental respecto a las diferentes estéticas a interpretar. Pienso que es básico que todo compositor sea instrumentista y tenga contacto con la realidad mecánica, dificultades y soluciones, de lo contrario puede ocurrir que especule realidades sonoras que luego no se puedan construir.
-Pregunta de rigor es si su estética musical se encuentra dentro de la llamada música contemporánea.
-Si el término hace referencia a la época en que produzco, soy un músico contemporáneo, pero también lo es Raúl Barboza o el Indio Solari, y no tenemos ningún punto de contacto respecto de lo que creamos. Si se refiere a una estética a seguir, la mía no tiene nada que ver con lo que vulgarmente se conoce como música contemporánea, aunque sí creo que puede engañar, sobre todo en la utilización del ruido producido en forma mecánica y en la tímbrica.
Y a raíz de este deseo de explorar nuevas sonoridades, hace 7 años que viene trabajando en un proyecto de investigación sobre los nuevos recursos tímbricos que pueden producirse en los instrumentos de cuerdas frotadas (violín, viola, violoncello y contrabajo), efectos que se encuentran fuera de los modos de toque habituales que todos conocemos, trabajo que editó en un libro que está a punto de lanzarse en el mes de abril próximo. "Una parte difícil de resolver fue el tema de la escritura de cada recurso. Hasta su publicación, he llegado a descubrir unas 106 posibilidades sonoras diferentes", cuenta.
Así, su libro "Apuntes sobre nuevos recursos tímbricos en instrumentos de cuerda frotada", comenzará con un prólogo en donde hace un rastreo en el pasado de obras en donde utilizan en forma extravagante algunos recursos muy poco convencionales para la época. "Aquí, los ejemplos pertenecen sobre todo al barroco medio con autores como Rebel, Biber y Walther", agrega. Luego vendrá la descripción de cada recurso y la mecánica de realización y el modo de escritura de cada uno, para concluir con dos reflexiones acerca de la música contemporánea en general. El libro se presentará con 2 CDs adicionales, uno que contiene las muestras sonoras de cada uno de los recursos descriptos en el libro, y el otro con fragmentos de algunas de las obras mencionadas en el prólogo junto a tres obras de su autoría, en donde son utilizados algunos de estos efectos, con las correspondientes partituras en archivo PDF.
-¿De dónde surge la idea de esta investigación?
-Desde que comencé a componer, siempre tuve interés en buscar nuevas sonoridades en los instrumentos, para que perdieran la referencialidad de los mismos: si escribo para un violín, por más compleja o disonante que sea su línea siempre me remite a la tímbrica propia del violín, cosa que también hará referencia a un estilo y una época. La idea fue quitarle ese peso específico lo más posible, aunque considero que todavía no he llegado muy lejos al respecto.
-¿Por qué la elección de este tema?
-Básicamente porque soy instrumentista de cuerda y paso mucho tiempo con el instrumento entre las manos. Ahora tengo terminada una investigación sobre el cluster (acorde musical compuesto por semitonos cromáticos consecutivos) y he comenzado otra sobre la intervención de los instrumentos de percusión, pero estás serán publicadas mucho más adelante.
-¿El libro estará a la venta?
El libro ha sido autogestionado y no se venderá en negocios, sino que lo venderé yo mismo. A quien le interese puede contactarse conmigo a [email protected]. Tampoco haré presentación de ninguna índole, prefiero el boca en boca. Sólo lo haré en el marco de algún festival de música o algo por el estilo.
Ajubita concluye la entrevista con una particular reflexión sobre la actualidad musical. "La música contemporánea nunca va a ser masiva porque es una condición intrínseca a su esencia. Lo masivo aburre pronto y genera una adicción tóxica. El tema de los conciertos tomados casi como una misa responden a lo peor del romanticismo: el concierto debe ser una fiesta, debería estar permitido beber y comer, pero toda esa magia del pasado se perdió con la figura del 'héroe' romántico, que todo lo contaminó de solemnidad, severidad y rigurosidad falsas. Respecto de los directores, si no estrenan obras contemporáneas se debe a que no les interesan o piensan demasiado en complacer a un público embrutecido por decenas de años de romanticismo, condena tanto para el músico como para el público que paga por escuchar siempre el mismo repertorio", concluye.
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