Miércoles, 28 de agosto de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. PREMIO PROVINCIAL DE POESíA JOSé PEDRONI 2013
Paisaje Interior de Mirta Rosemberg y el inédito Poemas lumbares de Lisandro González fueron las obras galardonadas en la última edición del certamen trienal. El jurado estuvo conformado por Diana Bellessi, Arturo Carrera y Silvio Mattoni.
Por Beatriz Vignoli
Anteayer, en el despacho de la ministra de Innovación y Cultura María de los Angeles González en Plataforma Lavardén, los rosarinos Mirta Rosenberg y Lisandro González recibieron de manos de la funcionaria el Premio Provincial de Poesía José Pedroni 2013. Un jurado integrado por Diana Bellessi, Arturo Carrera y Silvio Mattoni decidió por unanimidad premiar al libro Paisaje Interior (2012), de Rosenberg, en la categoría de obra editada. González lo obtuvo en la de inéditos por Poemas lumbares, que será publicado en la serie "Los Premios", del Ministerio de Innovación y Cultura, en convenio con el Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral.
Este prestigioso certamen se concursa desde 1970 cada tres años, en honor al poeta José Pedroni, oriundo de Esperanza y fallecido en 1968. El trienio anterior, en la categoría obra édita, se presentaron libros editados entre el 1º de septiembre de 2006 y el 31 de agosto de 2009. Lo obtuvo un rosarino, Alejandro Pidello, por Estación de animales buenos (2007). En inéditos lo ganó el santafesino Roberto Malatesta por su poemario La nada que nos viste (UNL, 2013).
La convocatoria, que resultó en los 10 mil pesos a obra édita entregados el lunes, abarcaba libros de poesía publicados entre el 1º de septiembre de 2009 y el 1° de diciembre de 2012. Después de 14 años sin un libro nuevo y mientras lidiaba con un problema de salud que redujo su movilidad, Mirta Rosenberg (Rosario, 1951) publicó Paisaje Interior en noviembre del año pasado, tras una impactante lectura de algunos de esos poemas al cierre de la XX edición del Festival de Poesía. Muchos coincidieron en señalarlo como el mejor libro de poesía del año.
El premio hace justicia a poemas de un altísimo grado de consciencia estética y rigor formal, que no sólo fueron trabajados hasta la perfección sino que dialogan autor por autor con la tradición moderna universal en que su autora se inscribe desde su primer libro, Pasajes (1984). "Todo lo que gana este libro, lo gana perdiendo. Su divisa es la restricción", escribió Alejandro Méndez. Según Sonia Scarabelli, en la obra de Rosenberg "la materia de la lengua se vuelve cristalina".
En Madam (1988), Teoría sentimental (1994) y El arte de perder (1998), Rosenberg fue desarrollando su lírica impecable, donde la rima es sonido y sentido, como lo es para su maestro Hugo Padeletti. Poeta, editora y "traductora irremplazable", como dijo Cristian Di Napoli, Rosenberg estudió Letras en la UNL e integra el consejo de redacción del Diario de Poesía. En 1990 fundó el sello editorial Bajo la Luna. Luego migró a Buenos Aires, donde fue asesora de la Casa de la Poesía. Recibió la beca Guggenheim en poesía y el premio fundación Konex por su obra de traducción literaria. En 2006 salió su obra reunida bajo el título El árbol de palabras. Por azar, un apellido similar al suyo aparece en un poema político de José Pedroni, "A Ethel Rosemberg".
En los poemas de su libro premiado, Mirta Rosenberg despliega proezas como la recuperación de la compleja forma tradicional de la sextina o la expansión del "paisaje interior" poético más allá de los límites humanos: "aunque/ se pierda/ el gato/ está ganado. Y no se espera.// Ni siquiera/ el gato espera al gato.// El gato es solo/ y eso le permite/ inventarse/ sus pasiones", dice en "Gato en retrato". El poema citado pertenece a "Bestiario Intimo", una de las cuatro secciones de un libro donde la filosofía sobre la experiencia se acompaña del juego con la palabra, superando toda falsa dicotomía entre verso libre y medido, o entre neobarroco y transparencia.
Lisandro González nació en 1973. Es abogado. En el título de su libro anterior, Intervalo Lúcido (Premio José Rafael López Rosas, otorgado por la Asociación Santafesina de Escritores, 2007), rescata para la poesía una ficción jurídica que permitiría testar a los dementes. Aquel libro también incluía un bestiario como una de sus secciones. En otra serie de poemas del mismo libro, titulada "Cromático sombrío", resuena la sobria lírica urbana de la revista Poesía Buenos Aires. González publicó además Esta música abanica cualquier corazón (1994), Leña del árbol erguido (2000) y Hobbies de hotel (2004), entre otros. Fue uno de los coordinadores del ciclo Poesía en Los Bares y compiló junto a Abelardo Núñez Los que siguen, veintiún poetas rosarinos (2002). Considera al rock como "la banda de sonido de mi vida, con verdaderos hallazgos poéticos de profundidad". Según Fabricio Simeoni y Fernando Marquínez, "la poesía de Lisandro González no configura una poética de conflicto sino de reflexión".
En sus Poemas lumbares, según el jurado del premio Pedroni, "unas celdillas verbales de tercetos en verso libre dan cuenta de una intensidad en la percepción y en la experiencia que se condensa allí. Luego los poemas se abren a una forma más dilatada, no estrófica, de una narratividad contenida que se asemeja a las celebraciones de lo viviente en un retorno inusitado del género de la oda, aunque sin objetos fijos".
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