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Mañana, a las 19.30, en el Petit Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza esquina Sarmiento), la editorial El ombú bonsai presenta dos nuevos libros: Río, de Amanda Poliester, y Medio m2 de coexistencia, de Irina Garbatzky. Ambos se publicaron como parte de la serie Raíces Aéreas, con aportes del Programa Espacio Santafesino del Ministerio de Innovación y Cultura.

Garbatzky escribió a mediados de la década pasada las entradas fechadas que constituyen su libro, de 74 páginas. Las fue posteando en su blog La chica irónica, sin ambición de libro y como un tramo más de aquel relato fragmentario sobre su vida cotidiana. El suyo era un blog personal, un diario íntimo vuelto éxtimo, desenganchado de aquellas ilusiones de quienes esperaban periodismo de los blogs. Irina estuvo en Israel detectando hermosas irrelevancias, captando el gránulo de la existencia misma, con mano experta. "Tengo veintitrés años y escribo diarios desde los ocho", anota en su entrada del 2 de febrero de 2005.

"Yo quería escribir un diario como Ana Frank", pone Irina en la entrada del 23 de noviembre de 2004 de una versión anterior, que estuvo por editarse hace cuatro años, en otro proyecto editorial. "Ayer dejamos pasar el día en blanco", empieza la versión inédita. Y la editada: "La primera noche que pasé sola en un hotel me senté en la ducha y la abrí". "Mis papás se fueron cuando fue la crisis económica de 2001", escribe en ambas versiones. Y en una entrada suprimida del 23 de noviembre, anota: "En diciembre de 2001 los visité por primera vez".

En el libro, el diario se interrumpe, se retoma: un efecto de las elipsis y recortes de la edición. A partir del diario de varios viajes, la edición construye una ficción de éxodo. Rica en recursos de cronista, dice Garbatzky acerca de Jerusalén: "Hay casas cuya piedra conserva agujeros de bala. Se reconstruyen. Como si fuera un rasti". Aquí, en cambio, no quedan suficientes marcas como para reconstruir los hechos; se trata menos de una crónica literaria que de una novela.