Miércoles, 4 de septiembre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › EL FALLO QUE CONDENó A SEIS POLICíAS POR TORTURAS A UN JOVEN DE FIRMAT
"No puede menos que pensarse en una mecánica y sistemática golpiza y tormentos", señala el juez de Melincué, al conocerse el procesamiento y detención de seis efectivos de Firmat por la brutal vejación a la que fue sometido Alexis Meyer.
Por José Maggi
El juez de Instrucción de Melincué, Leandro Martín, procesó y detuvo a seis policías de Firmat (el comisario Edgardo Raúl Ale y los policías José Alberto Sotelo, Walter Gabriel Aguiar, Juan José Zanel, Matías Darío Bustos y Alejandro Darío Copetti), quienes el pasado 29 de junio detuvieron y torturaron a un joven para tratar de sacarle información sobre un delito menor que se estaba cometiendo en el pueblo. Rosario/12 accedió al fallo del magistrado, quien no dudó en calificar de "torturas" a la brutal vejación a la que fue sometido Alexis Meyer. Primero lo desnudaron, luego lo mojaron con una manguera y finalmente fue picaneado con un cable y un palo. "Allí donde el acto atentatorio contra la dignidad haya pasado cierto umbral de intensidad o ensañamiento que lo torna manifiestamente grave, insoportable a los ojos de la comunidad y a los principios constitucionales que la representan, hay tortura", dice contundente la resolución.
El sábado 29 de junio, por la tarde, Aguiar y Bustos abordaron
a Alexis Meyer en plena calle, quien conducía su bicicleta, y lo subieron a un móvil policial, y de allí, llevado, oculto, hasta la comisaría 13ª. Allí esperaban Copetti y Zanel. Con la participación del comisario Ale, a cargo de la seccional, llevaron al joven al patio de la repartición y le infligieron intencionalmente dolores y sufrimientos corporales y psíquicos de magnitud.
El fallo señala que fue golpeando, obligado a desnudarse y a pararse arriba de una rejilla, para mojarlo con una manguera, "la que le introdujeron en su boca ahogándolo y finalmente con un palo de escoba, al que le ataron un cable pelado, fue utilizado a modo de picana, le pasaron corriente desde los pies, sacándole fotos en todo momento y amenazándolo con meterle ese mismo palo en el ano, y también diciéndole que iba a aparecer muerto en un descampado, con un tiro en la cabeza y con un arma en la mano simulando un suicidio". El juez entendió que todo esto fue a los efectos de hacerle decir los nombres de las personas que estaban robando las placas del cementerio de la ciudad.
En su testimonio, Alexis dijo: "Apareció el comisario 'Turco' Ale, y les dijo a los policías, '¿y, no habla?' a lo que estos dijeron 'no quiere hablar', señalando que le preguntaban quién fundía las placas del cementerio y quién las compraba. Que el 'Turco' dijo, 'bueno yo lo voy a hacer hablar', agarró un escobillón, le sacó la parte de donde se barre, el escobillón tenía palo de madera. Dice que traen un cable blanco, de unos 6 metros de largo. Mientras esto ocurría, uno de sus agresores, le iba sacando fotos con el celular tipo táctil, lo hacía dar vuelta y le decía que le muestre 'el culo'. Cuenta que Ale ató el cable al palo con el cordón de sus zapatillas y le dijo que 'le iban a romper el culo con el palo'. Ahí lo comienzan a picanear y él estaba completamente mojado, desnudo, parado en la rejilla; el cable lo enchufan adentro de la comisaría, abren una puerta de aluminio con vidrio, lo enchufan a unos cuatro metros y le dan corriente en los pies. Luego suelta Ale el palo y lo agarra otro. Dice que lo picaneaban en los pies, en los tobillos, en el empeine y las canillas. Dice que producto de esta actividad fue lesionado, que le quemaba y sentía que se le aceleraba el corazón, que el gritaba como un loco, que en todo momento lo golpearon y le decían 'caco hablá', que lloraba y no podía ni hablar. Que sentía que lo quemaban, como que le quemaban las venas y le repercutía en el pecho".
Al quedarse Meyer posteriormente con uno solo de sus atacantes, lo empujó y se dio a la fuga, desnudo, saltando el tapial. Con posterioridad, el policía Sotelo, en el libro de guardia, incluyó constancias falsas sobre los hechos.
De acuerdo al expediente -de más de cincuenta páginas- el juez Martín remarca una serie de acciones efectuadas por los seis policías procesados que van desde la inconducta al proceder de una banda de delincuentes "apoderados de una función del estado". Así lo expresa: "Debe considerarse la existencia acreditada de Ferreyra (una de las personas que estaban detenidas a la misma hora de ocurridos los sucesos en torno a Meyer) en la comisaría con la cabeza sangrante. Tengo en cuenta esto también, porque, en una tarde, en la comisaría 13ª, se encuentra ingresando una persona que va a ser sometida a tormentos, una que sale del patio que ya ha sido golpeada y dos madres que claman por sus hijos desde la puerta de la comisaría. Si a esto le sumamos los dichos de Meyer en relación a que Ale dio la orden de 'parar para no pasarse porque ya la otra vez se habían pasado con otro pibe', no puede menos que pensarse en una mecánica y sistemática golpiza y tormentos a los detenidos, que es también indicativo de la verosimilitud de los dichos de Meyer".
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