Lunes, 9 de septiembre de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › PASTORELA, SEGUNDO LARGOMETRAJE DE EMILIO PORTES, HOY A LAS 20.
Por Leandro Arteaga
La sección Penumbras del Festival Latinoamericano de Video y Artes Audiovisuales es de un paladar... negro, exquisito, bizarro, y ¡mexicano! Todo dentro de uno de sus mejores títulos, que tendrá función única el día de hoy, a las 20, en Sarmiento 763. Se trata de Pastorela, segundo largometraje de Emilio Portes (Conozca la cabeza de Juan Pérez), que resultara ganador de siete premios Ariel, incluyendo el Ariel de Oro.
Pastorela es de un desenfreno herético, por lo menos. Protagonizada por personajes dementes, todos alrededor de la así denominada celebración anual, previa a la navidad, que se remonta a los tiempos de la conquista en México. Ahora bien, el problema aparece cuando el acostumbrado "diablo" del reparto es descartado por el nuevo cura. Lo que significa, por un lado, el duelo contrarreloj entre ambos ya que el último deseo del cura fallecido fue, justamente, inscribir su obrita en el concurso anual de pastorelas y, por el otro, la locura creciente que entre los demás personajes se provoque hasta alcanzar la hora decisiva del estreno.
En este sentido, el film de Portes comienza desde los detalles breves, brillantes, se anuda en el conflicto, y no descansa hasta adquirir relieves apocalípticos. El juicio final aludido no es gratuito, sino apenas rasguño de palabras. Hay pequeños momentos, los iniciales, que ya marcan el derrotero por venir. Por ejemplo: la causa de muerte orgásmica del sacerdote primero, el exorcismo interrumpido ante la llamada del arzobispo, las fantasías veraniegas con la monja, y el policía desplazado de su rol de ¡diablo!
Acá lo mejor: entre cura y diablo el contrapunto es perfecto. Porque no puede haber cura mejor que el que Carlos Cobos compone. Admirablemente frenético, de reacciones locas, egoístas, mascullando siempre, tan grande es Cobos, actor fallecido al año pasado y que fuera entre tantas otras participaciones aquel inolvidable supervisor del burdel de El carnaval de Sodoma, de Arturo Ripstein (no es el único actor ripsteiniano del film, también está el inmenso Ernesto Yáñez, en el papel de ¡Dios!). Junto con él, Joaquín Cosío es el diablo desterrado, pero también el teniente Chucho, tan empecinado en salirse con la suya porque, ni más ni menos, la vida le va en esto: el diablo es él, nadie más.
Mientras Pastorela transcurre, y aumenta su delirio, lo que también sucede es que las situaciones más pequeñas se diluyen inevitablemente en el despliegue mayor. Si bien, atención, la función espectáculo que el film depara hacia el final no tiene desperdicio, menos aún cuando se trata de divertir a un grupo de sotanas, que aguarda paciente la representación con cajitas de popcorn en mano.
Propuesta nada ingenua, que el propio realizador mexicano explicitara al decir que luego de "la implacable Navidad con su impresionante aparato de villancicos, santacloses, arbolitos ¿qué nos queda?: un verdadero calvario que comienza a manifestarse desde el mes patrio hasta el Día de Reyes, si bien nos va".
Pastorela. 7 (siete) puntos.
(México, 2011)
Dirección y guión: Emilio Portes.
Intérpretes: Carlos Cobos, Joaquín Cosío, Dagoberto Gama, Eduardo España, Ana Serradilla, Ernesto Yáñez, Eduardo Manzano.
Duración: 88 minutos.
Hoy en el Festival Latinoamericano de Video y Artes Audiovisuales Rosario.
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