Domingo, 6 de octubre de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › EL GRUPO ESATíA VUELVE A PRESENTAR: "AMARILLO VAN GOGH" EN EL CET.
Para los responsables de este trabajo se trata de un relato en primera persona que reconstruye las últimas horas de vida del gran pintor holandés, a través de sus pinturas, escenarios fundamentales para dar cuenta de su perturbada subjetividad.
Por Julio Cejas
"Porque la pintura de Van Gogh no ataca a cierto conformismo de las costumbres, sino al de las instituciones mismas", decía Antonin Artaud en "Van Gogh, el suicidado por la sociedad". Un perturbador ensayo histórico escrito en 1947, en el que intentaba descifrar la muerte del genial pintor holandés. Retomando la vigencia de esa "locura" transgresora y su profunda reflexión acerca del arte y el mercado, los integrantes del Grupo Esatía vuelven a presentar: "Amarillo Van Gogh", obra que podrá verse todos los sábados a las 22 en el Centro de Estudios Teatrales (San Juan 842).
La propuesta estrenada en mayo de este año retorna a la cartelera después de la buena repercusión que obtuvo en el reciente Festival de Teatro del Semillero, organizado por alumnos y ex alumnos de La Gurruchaga. "En 'Amarillo Van Gogh', nos apropiamos de la vida de Vincent Van Gogh, para recrearla con la materia y los medios que el actor dispone en escena -cuerpo, voz, escenografía, objetos y vestuario- y las herramientas técnicas de las que se sirve el teatro actual; iluminación, sonorización y videoproyección", explicó Federico De Battista, director de la obra.
Todo ese material es reciclado y "deformado" a la manera en que el notable pintor lo hacía con su universo pictórico, logrando "mentiras que quizás sean más verdaderas que la verdad literal, que generen atracción, interés y afectación en el espectador", afirmó De Battista a Rosario/12.
El actor Esteban Cavallero es el único protagonista de esta creación colectiva que cuenta con la asistencia técnica y la iluminación de Carolina Díaz Kelly, la asistencia de dirección de Sofía Olmos, el entrenamiento vocal de Soledad Alberini, maquillaje a cargo de María Eugenia Santamaría y la producción general repartida entre Juan Pablo Biselli y Díaz Kelly.
"En la obra acontecen dos realidades, la realidad literal: Vincent se dispara en el estómago y permanece moribundo durante dos días y la realidad deformada, donde parecen, fragmentos de recuerdos de sus últimos dos años de vida, que develan su relación con los otros (el mercado de artes, la pintura, la sociedad, su hermano Theo y Rouling el cartero)", comentó el director de la obra.
El grupo fusiona la vida y la obra del atormentado pintor, reconstruyendo según comentaron, situaciones de la vida del pintor poniendo en escena lugares y momentos por los que transitó, con el aporte de Juan Linch en la realización de una potente proyección visual.
A partir de las célebres "Cartas a Theo", invalorable material que ha nutrido tanto a cineastas como a directores de teatro, el grupo retoma la correspondencia entre Vincent y Theo y algunas pinturas emblemáticas, que son literalmente proyectadas sobre el espacio escénico: "El café de noche", "El dormitorio", "Ronda de presos", "Campo de trigo con cuervos", "Autorretratos" y "La noche estrellada".
-¿El actor se transforma en personaje y narrador a la vez?
-Es una obra que está narrada en primera persona para sumergirnos plenamente en el mundo interno y sensible de este artista. Hay solo un actor en escena que se mete en la piel de Vincent, un actorpersonaje que mediante juegos teatrales y técnicos, deforma la realidad y no sólo genera a 'otros' que lo conflictuan, si no que también revela los miedos, ideales, creencias y sentimientos con los que convivió el pintor dijo el director.
Para los responsables de este trabajo se trata de un relato en primera persona que reconstruye las últimas horas de vida de el gran pintor holandés, a través de sus pinturas, escenarios fundamentales para dar cuenta de la relación que mantenía con 'los otros' y con su perturbada y soñadora subjetividad.
"A partir de todo esto, surgió el texto, que fue trabajado de forma tal que las palabras pronunciadas por nuestro Van Gogh, resuenan y hacen eco en la actualidad y entonces el espectador puede situarse e identificarse con algo de todo ese mundo sensible y perturbado que vivió Vincent Van Gogh y que aún hoy vivimos muchos trabajadores del arte", agregó De Battista.
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