Domingo, 6 de octubre de 2013 | Hoy
CIUDAD › UN TESTIGO CONTó CóMO SE LLEVARON A TITO MESSIEZ DE LA MANIJA
Oscar Pidutswa iba seguido a la imprenta que quedaba frente a Humanidades porque era diseñador free lance. Las dueñas le relataron que el Ejército las obligó a emboscar al militante comunista, porque si no, les volaban el negocio.
Por Sonia Tessa
"Nunca vi gente tan aterrorizada", recordó como un viaje en el tiempo Oscar Pedro Pidutswa el viernes frente al Tribunal Oral Federal número 1. Testigo no presencial de la desaparición de Fernando "Tito" Messiez, Pidutswa se refería a las propietarias de la imprenta La Manija, a quienes vio el día después de la privación ilegal de la libertad del militante comunista. Liliana de Carranza Saroli y Emilia Mady de Quinteros habían retrasado el momento de entrega de un trabajo a Messiez por "pedido" del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército. "Les habían dicho que si no colaboraban, les volaban la imprenta", relató Pidutswa en la causa Porra, o Guerrieri II, que juzga a doce represores del Destacamento de Inteligencia 121. Carlos Sfulcini, Ariel Porra y Juan Cabrera son los tres acusados por la desaparición forzada del responsable de propaganda del PC.
Messiez desapareció el 22 de agosto de 1977, era lunes. Había ido a la imprenta que entonces estaba frente a la Facultad de Humanidades, por Entre Ríos, a buscar el trabajo encargado. La fecha inicial era el sábado pero las dueñas le dijeron que no estaba, tal como les habían ordenado los represores. Pidutswa iba a menudo a la imprenta, donde hacía trabajos como diseñador gráfico free lance. "En agosto del 77 fui una mañana. Me pareció que los empleados estaban raros, y no vi a las dueñas en el mostrador. Entré atrás, y ahí las encontré. Les pregunté qué pasó y vi que tenían un terror descomunal. Una de ellas, Liliana, me dijo: se llevaron a un tipo. El Ejército se llevó un tipo", rememoró Pidutswa.
La reconstrucción que las dueñas de La Manija hicieron ante Pidutswa fue, en aquella época, desesperada. "En un momento dado les cayó gente que venía con un volante a preguntarle si lo habían impreso ahí. En primera instancia dijeron que no, que no lo habían impreso, pero las apretaron un poco y admitieron que habían hecho el máster electrónico. Entonces, les preguntaron quién lo había hecho. Primero no querían decirles pero terminaron contando que era la misma persona que había dejado otro máster para hacer ahí. Plantearon que no lo iban a hacer más", supo el diseñador por el relato de las mujeres. Ellas mismas le contaron que las habían citado al Comando del Segundo Cuerpo de Ejército, en Córdoba y Moreno. "Ahí dijeron que no lo iban a hacer más, pero quienes las habían citado les ordenaron que el trabajo había que hacerlo pero había que demorarlo, y es lo que hicieron, le dijeron que volviera al otro día o a los dos días". Tito Messiez fue a buscar su trabajo un sábado, y las mujeres le pidieron que volviera el lunes.
Ante las preguntas del presidente del Tribunal, Roberto López Arango, Pidutswa enfatizó: "Lo que sé es lo que me contaron ellas. En ese momento la situación no era fácil. Entre el miedo que uno tiene de estar en una situación ahí más el terror que tenían las mujeres, que supongo hacían una catarsis para contarme".
El día que Messiez fue a la imprenta para buscar por segunda vez el trabajo, "había mucha gente que entraba y salía". A los empleados les decían que había una inspección de Rentas. "Tito fue a buscar el trabajo, salió y aparentemente lo agarraron afuera. Es lo que ellas me decían, se lo llevaron", recordó el testigo. Y siguió: "Salí con todo el jabón encima, me conecté con Hugo Ojeda, que era secretario del Partido Comunista, le conté como pude, porque yo no estaba bien". Las autoridades del Partido hicieron sus gestiones. Por una afiliada supieron que lo habían llevado a La Calamita. Tito nunca apareció.
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