Jueves, 13 de octubre de 2005 | Hoy
Así lo explican los integrantes de la banda Arbolito, que mañana presentarán en Rosario su último CD: Mientras la chata nos lleve. La influencia de Farías Gómez, Leguizamón y Carnota.
Por Edgardo Pérez Castillo
Aunque recién mañana pisará un escenario rosarino por primera vez, Arbolito es una banda habituada, desde su génesis, a recorrer los poblados nacionales. De hecho, el nacimiento del proyecto se produjo luego de que Ezequiel Jusid (voz y guitarras) y Agustín Ronconi (voz, flauta traversa, quena, charango, violín y guitarra) coincidieran en un viaje por Latinoamérica. A su regreso, la dupla se reencontraría en las aulas de la Escuela de Música Popular de Avellaneda, espacio en donde reclutaron a los actuales miembros del grupo: Andrés Fariña (bajo y coros), Diego Farisa (batería y bombo legüero), Sebastián Demenstri (percusión y accesorios) y el rosarino Pedro Borgobello (clarinete, quena y coros). Bajo esa formación de septeto, Arbolito se presentará mañana, a las 23, en La Toma (Tucumán 1349), donde repasarán su último disco, Mientras la chata nos lleve.
Bautizada en honor al cacique ranquel que degolló al Coronel Rauch en medio del raid asesino que le encomendara Rivadavia --historia que el grupo recuperó en el libro Rebeldía y esperanza de Osvaldo Bayer, habitual invitado en las presentaciones de la banda--, Arbolito se hizo fuerte en la escena bonaerense con una propuesta donde la fusión de rock y ritmos étnicos (nacionales y latinoamericanos) se convirtió en una marca tan distintiva como su carácter de propuesta itinerante, montados siempre en la van Volskwagen que homenajearan en su último disco. Mientras tanto, en ese peregrinar el grupo se nutre de las temáticas que luego se vuelcan en el compromiso de su obra, según destacó Borgobello a Rosario/12: "La realidad social la vivimos todos los días. Pero de hecho cuando uno va recorriendo va encontrando gente, y con la gente va encontrando historias, luchas e injusticias, que las hay en todos lados. Viajar y conocer gente siempre es motivo de inspiración".
Registrado en vivo durante sus actuaciones en el ND/Ateneo, el Auditorio Bauen, el Teatro Verdi y la Escuela 108 de Lago Pueblo, en Chubut, Mientras la chata nos lleve suma como invitados al guitarrista Diego Rolón, a la cantante Verónica Condomí y a la agrupación Poder Sikuri, evidenciando la versatilidad de un grupo que comprende a la fusión de folklore y rock con una naturalidad que logró elogios de músicos como los ya citados o el experimentado Chango Farías Gómez, con quien compartieran escenario hace tan sólo unos meses. Sin embargo, no hay secretos aparentes en el grato resultado final de las composiciones del grupo, y así lo comprende el músico rosarino.
"Nosotros somos una generación rockera, eso está claro. Pero cuando llegamos a la Escuela de Avellaneda empezamos a conocer cosas grosas, el Cuchi Leguizamón, Carnota y el Chango Farías Gómez con el MPA o La Manija. Empezamos a conocer y tocar el folklore, pero con el tiempo también empezó a salir lo que uno mamó de chico, entonces la fusión se fue dando naturalmente. En algún punto eso nos pasa a todos. El folklore es música nuestra, tiene que ver con historias, con el paisaje, y el rock tampoco fue casual. En Argentina se dio algo muy particular: nos apropiamos del género de una manera que hizo que se genere una manera distinta de hacer rock. Todo eso en algún momento se iba a mezclar naturalmente", expresó.
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