Sábado, 12 de agosto de 2006 | Hoy
Con el sello under de Humberto Tortonese, esta nueva versión
de "La voz humana", que se presenta hoy en el teatro La
Comedia, es un impecable retrato de una mujer desesperada.
Por Fernanda González Cortiñas
"Hay tres cosas que jamás he podido comprender: el flujo y reflujo de las mareas, la mecánica social y la lógica femenina". Por supuesto, como todo artista que se precie, en sus declaraciones públicas Jean Cocteau trataba de ser siempre políticamente correcto. Aunque lo que dijera, no fuera del todo cierto. Y es que La voz humana es algo más que el impecable retrato de una mujer desesperada. Es un mapa que permite explorar las pasiones y los miedos que atávicamente han atormentado al alma femenina.
"Obviamente que si esto hubiera sido escrito para un hombre no tendría el mismo jugo. Sin embargo, un elogio que he recibido mucho afuera del teatro es que la gente me diga que se olvida de quién lo está haciendo para dejarse llevar por el texto, que aún en sus silencios, que son muchos, permite que la gente se identifique y construya sus propias interpretaciones", dice la voz humana de Humberto Tortonese del otro lado de la línea, que para fortuna del actor no está cruzada, como sí le pasa al desdichado personaje que interpreta en esta nueva versión que él mismo dirige, y que esta noche llega al teatro La Comedia (Mitre y Ctda. Ricardone) en dos funciones, a las 21.30 y 23.
La voz humana es un monodrama que Cocteau escribió en 1930, que Roberto Rossellini hizo película en 1947 y que Francis Poulenc reversionó en forma de ópera 29 años después; una obra que ha sido puesta en casi todos los idiomas, en casi todos los teatros, pero seguramente muy pocas veces, a cargo de un hombre. "Creo que Pinti lo hizo alguna vez, pero sí, es una obra predominantemente femenina", dice el actor.
--Probablemente el público tiene asociada su imagen al humor, y esta pieza tiene muy poco de eso...
--Sí, pero a pesar de esta es una obra fundamentalmente dramática, y que en esencia la obra permanece fiel al texto original, yo elegí hacerle algunos cambios, algunas inflexiones, algunos giros idiomáticos que la viran hacia el grotesco. Así que más que desdichada yo diría que esta mujer es más bien patética.
Con el sello under de Tortonese, esta nueva versión de La voix humaine es también, como su autor, ciclotímica, intensa, extrema.
Poeta y dramaturgo genial, novelista, dibujante, pintor y periodista notable, opiómano consuetudinario, homosexual confeso, el polifacético Cocteau (Maisons--Lafitte 1892--París, 1963), escribió piezas que aún hoy resultan controversiales, como El búfalo sobre el tejado, una aguda sátira sobre el imperialismo; Los maridos de la Torre Eiffel, una delirante aproximación sobre la institución matrimonial en la que los personajes principales son dos gramófonos o Los niños terribles, un crudísimo retrato acerca de la perversidad infantil.
"Quise explotar al máximo ese subibaja emocional que plantea Cocteau en esta obra, en la que en un momento ella habla de trivialidades, de cosas superficiales y hasta lindas, y en el instante siguiente parece que se le acaba la vida si él corta", cuenta Tortonese, que confiesa haber leído la obra por primera vez hace apenas un lustro.
"Después empecé a leer sobre Cocteau. La verdad es que hacía como cuatro años que no hacía teatro. Y extrañaba. Pero apenas empecé a hacerla comenzaron a aparecer más cosas, lo de la televisión... y viste como es esto del espectáculo, es como un tren: o te subís y te bancás lo que venga, o directamente lo dejás pasar y listo. Pero tengo suerte, y además de tener mucho trabajo, es todo trabajo que disfruto mucho".
--Digamos que se considera un tipo con suerte...
--¡Imagináte!, si cuando el productor me vino a proponer que hiciéramos algo, yo dije que tenía esto de Cocteau, pero que no era nada grandilocuente, que era una obrita corta, muy íntima, para hacer en un teatro chico... y la terminamos haciendo en el Broadway para 400 personas. Y hemos tenido teatros de mil ¡Ni Cocteau hubiera imaginado semejante suceso...! Además, estoy contento de poder darle otra cosa a la gente, que por ahí me ve solo en televisión y piensa que eso es lo único que uno sabe hacer. Quizá después de esto vuelva a hacer Cocteau, no sé, me gustaría Los niños terribles (risas),... ¿no será mucho?
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