Viernes, 25 de agosto de 2006 | Hoy
"Tengo la suerte de contar un público que me sigue y me espera", aclara Roque Narvaja, un poco más alejado ahora del esquema del pop.
Por Fernanda González Cortiñas
Dos años pasaron desde que estuvo por estas costas. La ocasión entonces era presentar su último disco, Palabra por palabra, placa que aparecía, a su vez, un lustro después de Esponjas con vinagre, su álbum anterior, grabado en España y con prólogo de Joan Manuel Serrat. Pero los largos interregnos no extrañan tratándose de Roque Narvaja, este cordobés al que se lo reconoce como uno de los cantautores argentinos que más discos ha vendido, alguien que paradójicamente, alejado hace tiempo de los acosos del mercado, se ufana al decir que ahora "sólo hago discos cuando tengo canciones".
--¿Por qué tanto tiempo entre disco y disco, entre show y show, entre gira y gira?
--En un principio cuando entrábamos dentro del esquema del pop, aceptábamos estas reglas, que estaban ligadas por un lado a una fuerte competencia, por otro a las estrategias de marketing de las compañías disqueras que creían que era fundamental aprovechar el momento de éxito de un artista para aprovechar la venta. Pero eso de ninguna manera quería decir que uno tenía algo para mostrar. Con el paso del tiempo eso se agudiza. Yo hago discos cuando tengo canciones. Y creo que eso le pasa a muchos colegas que como yo, no tenemos la urgencia de vender simplemente porque no estamos de moda. Lo que tratamos de hacer sí es pensar respetuosamente en nuestro público, paciente y sacrificado que nos espera, y con suerte hasta compra nuestra última ocurrencia. A mí por lo menos me pasa. Tengo la suerte de tener un público --de incierto número de personas-- que me sigue, me espera y también compra mis discos.
--Pareciera que se siente un personaje casi "retro", ¿o simplemente es nostalgia?
--Primero le tengo que decir que no me siento ningún personaje. He hecho mucha terapia para eso. Sí hemos hecho algunas cosas en el pasado de las que estamos muy orgullosos. Si eso es ser retro, entonces soy.
--Es posible detectar una suerte de revival de ciertas épocas del rock argentino. Un ejemplo podría ser Inconciente colectivo, el último disco de Fabiana Cantilo, ¿qué piensa de esto?
--Me parece que está bien festejar las canciones que cantó la gente. Los brasileros lo hacen mucho, se festejan mucho entre ellos, entre colegas y entre generaciones, son muy solidarios. Nosotros nunca fuimos así. Es probable que ahora, de la mano de Lito Nebbia, de Miguel Cantilo, se esté empezando a transitar este camino. Fabiana es de otra generación, pero creo que lo que ha hecho es un buen intento, pero que atiende más a una cuestión de marketing, del tipo de las que hablábamos antes. No sé, a lo mejor digo esto porque no puso ninguna canción mía en el disco (risas). Quizá si me hubiera grabado a mí, estaría contentísimo con el trabajo.
--¿Nota cierta ingratitud en las nuevas generaciones?
--Yo no me puedo quejar, últimamente he estado muy festejado. Sin ir más lejos Hilda Lizarazu me acaba de grabar "La reina de la canción".
--Me refería a los más jóvenes, a la generación sub 30...
--Creo que los chicos tienen urgencias. A veces sin querer nos tributan, cuando se identifican con las mismas cosas que decíamos nosotros hace treinta años. Pero al fin de cuentas es una cuestión de códigos, una diferencia en las formas. La gente finalmente siempre está hablando de lo mismo: de la injusticia, de la soledad, del amor, contra el desamor y la certeza de la muerte. Lo único que hacemos nosotros, los artistas, es reescribir nuestra historia en la historia de los demás.
--Usted vivió muchos años en España, ¿por qué decidió volver?
--Por muchos motivos, pero escencialmente porque extrañaba vivir con el corazón en la boca.
(Roque Narvaja se presentará en una única función mañana, a las 22.30, en El Olimpo, Mendoza y Corrientes).
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