"Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas". La frase pertenece a Fabián Polosecki y resume --con la misma crudeza con la que el periodista decidió terminar con esos ecos espectrales bajo las ruedas de un tren en 1996-- ese vértigo vital, ese terror casi pueril que impide asomarse al abismo para no ser absorbido por él, esa sensación de espanto y desesperanza que marcó a parte de una generación que creció de noche, a la sombra de la dictadura, y que aprendió a vivir bajo el sino oscuro de una crisis que todavía sangra. "El Síndrome Polo", dirá alguien alrededor de sus cuarenta.

"No es que cada uno tenga una historia que contar, como se suele decir. Lo que cada uno tiene es un punto de quiebre donde surge algo oculto, algo callado, algo profundamente verdadero; pero hay que esperar que esto suceda, hay que dar vueltas, ensayar caminos indirectos, probar con el silencio...", dice Pablo De Santis en el prólogo de Polo: el buscador, un libro escrito a cuatro manos por los periodistas Hugo Montero e Ignacio Portela, que --como también dice De Santis, colega y amigo personal de Polosecki-- "... une en su relato fragmentos dispersos y así nos aparta de la leyenda, para devolver a Polo a su historia real y a su modo de entender el diálogo entre documental y creación".

Así, pensado como un mosaico --"un libro coral" dirá con mayor y mejor precisión De Santis, quien compartió redacción en Radiolandia 2000 cuando ambos transitaban sus veinte años-- los periodistas reconstruyen la obra --y a través de ella la vida urgente-- de Polosecki, a través de pedazos. Testimonios, crónicas, recuerdos, anécdotas y --probablemente lo más valioso-- fragmentos de su trabajo; desgrabaciones de algunos de esos programas que probablemente lo asomaron a ese abismo del que ya no podría regresar: El visitante y El otro lado.

"La noche, metafórica y literalmente, fue su entorno natural --explican los autores del libro en la introducción--. Sus criaturas permanecen todavía allí, como esperando otra vez aquella breve oportunidad de contar sus historias ante oídos atentos, respetuosos, nocturnos. Esa presencia afectuosa que se percibía en cada entrevista, donde lo que en definitiva existía era la necesidad de sentarse horas y horas con la gente para escuchar, por fin, una buena historia".

(Polo: el buscador se presentará en Ross Centro Cultural --Córdoba 1347-- este viernes a las 19.30 con la presencia de los autores. Antes, a partir de las 17 se proyectará Maratón Poloscki, una selección con algo de lo mejor de El visitante y El otro lado).