"El campo nunca es paisaje antes de la llegada de un observador ocioso que puede permitirse una distancia en relación con la naturaleza" se lee en letras blancas sobre la pared pintada de verde de la planta alta del Museo Municipal de Bellas Artes "Juan B. Castagnino" (Boulevard Oroño y Avenida Pellegrini), donde hasta el 20 puede visitarse Retórica y metáfora, la selección de paisajes de Córdoba en la colección del Museo Castagnino+macro realizada por el curador Tomás Ezequiel Bondone. Desde las ocho pinturas el óleo donde Fernando Fader fue registrando La vida de un día hasta un diminuto óleo tamaño postal pintado por Emilia Bertolé, la muestra despliega visiones del paisaje serrano por artistas del siglo veinte. Mientras Walter de Navazio trata sus Alamos postimpresionistas como atmósfera de pinceladas de color, Alberto Pedrotti dibuja las montañas como volúmenes geométricos. Esta tensión entre lenguajes modernistas no reniega del realismo ni del color local: los tipos serranos, tanto humanos como animales o vegetales, son el tema en las pinturas de Emilio Caraffa, Reinaldo Giudici, Jorge Bermúdez o Luis Cordiviola.

Antonio Berni, Demetrio Antoniadis e Italo Botti exploran las posibilidades compositivas de un paisaje rico en líneas diagonales (las laderas de las sierras, las ramas de los sauces, las curvas de los arroyos), extrayendo lo mejor de su paleta de ocres y celestes. Antes de llegar al documentalismo de las aguafuertes de Alfredo Guido, el espectador pasea por las serenas y luminosas pinturas de Gregorio López Naguil, Antonio Pedone, Octavio Pinto y Angel Domingo Vena, pintadas al aire libre o a partir de apuntes al aire libre en medio de la naturaleza de Córdoba. Son artistas de ciudad que han construido la ficción del paisaje al contemplarlo, como se deja leer en la cita de Raymond Williams que abre esta nota.

Tomás E. Bondone fue director hasta el año pasado del Museo Superior de Bellas Artes Evita/Palacio Ferreyra, en Córdoba capital. En sus textos de sala invita a pensar "esta singular topografía, donde confluyen montañas, planicies y quebradas" en relación "con el desarrollo de las transformaciones sociales, culturales, o de infraestructura: el paisaje no es un sinónimo de naturaleza, sino que se trata de un constructo, de una elaboración mental".